Arranca este miércoles el juicio contra los del Valle tres años después de la muerte de la menor

La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Huelva acogerá a partir de este miércoles a las 09,30 horas el juicio contra Santiago y Rosa del Valle, acusados de la muerte de Mari Luz Cortés ocurrida en Huelva en 2008. La vista oral que se prolongará presumiblemente hasta el próximo 25 de febrero en sesiones de mañana y tarde.

El juicio arrancará con la declaración de Santiago del Valle, el cual se enfrenta a penas de entre 23 y 32 años de prisión –solicitadas por la Fiscalía y la acusación particular respectivamente– por un delito de asesinato y en contra de la libertad sexual de la menor, seguida por la de Rosa del Valle, que será juzgada como coautora de un delito de asesinato, enfrentándose a una pena de 17 años de cárcel.

A su vez, este miércoles, en sesión de tarde, declarará como testigo Isabel García, mujer de Santiago del Valle, la cual fue excluida del caso como presunta cómplice. García ha cambiado su versión de los hechos y si en un principio inculpó a su marido, ahora señala a Rosa como autora material del crimen de Mari Luz, sin embargo las defensas de ambos piden la absolución de los mismos.

Finalmente, será un tribunal profesional, presidido por el magistrado Antonio Germán Pontón, el que juzgue a los hermanos del Valle, compuesto por dos jueces más, después de que en el mes de noviembre se descartara la idea de que el caso fuera juzgado por un jurado popular.

En la vista comparecerán 27 testigos y 22 peritos a petición del Ministerio Fiscal, mientras que la acusación particular ha solicitado la declaración de otros seis testigos y cuatro peritos, junto a los interesados por el Ministerio público.

LOS HECHOS

Según el escrito de la Fiscalía, sobre las 16,35 horas del día 13 de enero de 2008, Mari Luz salió de su domicilio, con intención, como hacía muchas veces, de dirigirse al quiosco más próximo, sito a la altura del número 5 de la Avenida de las Flores, esquina con la Plaza del Pensamiento de la Barriada del Torrejón, para comprar chucherías.

La menor, tras atravesar la plaza hasta la esquina y caminar por la avenida hasta llegar al quiosco, tomó el camino de regreso a su domicilio por la acera de los números impares, cuando al llegar a la altura del número 1, Santiago del Valle, que se encontraba asomado a la ventana y que la había visto pasar, «con la intención de abusar sexualmente de ella, de la misma forma que ya lo había hecho otras veces en Sevilla» y habiendo comprobado que no había nadie en la calle, llamó su atención tirándole un pequeño muñeco que tenía preparado con tal finalidad, siendo este recogido por la pequeña.

Mari Luz se adentró en el portal para devolvérselo. Ya en el interior del portal, Santiago le ofreció alguna chuchería u otro muñeco y cuando la menor subía el único corto tramo de escaleras que conducen hasta la planta primera, Del Valle intentó abusar de ella, pero como se resistió y se revolvió contra él intentando irse, Santiago la agarró por el tórax y la golpeó con fuerza en la cabeza, contra una de las barras de hierro que sostienen la escalera causándole lesiones consistentes en contusión craneal, así como contusión en hemitorax izquierdo y una contusión en muñeca derecha, codo derecho y rodilla derecha, lesiones éstas defensivas, que la dejaron inconsciente y absolutamente indefensa, sin sangrar ni causarle la muerte.

A continuación Del Valle, consciente de que la niña podía estar todavía viva, entró en la vivienda cogiendo uno de los dos carritos de la compra que habitualmente utilizaban su mujer y él, de tela de color marrón y con ruedas blancas, introduciendo a Mari Luz en su interior, tapándola con un chaquetón oscuro que usaba habitualmente.

PIDIO AYUDA A SU HERMANA

Inmediatamente, consciente de que necesitaba el vehículo de su hermana Rosa para trasladar el cuerpo, se encaminó a la habitación de su hermana, a la que despertó y le pidió ayuda, contándole que había ocurrido un accidente con una niña y que para evitar problemas para todos era necesario «trasladar a la menor en su vehículo y deshacerse de ella», petición a la que Rosa accedió, con el fin de evitar verse involucrada y consciente de que nadie en el barrio la defendería ni creería que no había tenido algo que ver en lo acaecido con la menor, pero sin preocuparse de ver cómo estaba y si vivía.

Tras ello, ambos se montaron en el vehículo, conducido por Rosa y guiada por Santiago hasta la zona de Marismas próxima al Estero del Rincón, donde tras llegar llevó el carrito hasta el borde de la marisma y tras sacar el cuerpo de Mari Luz que «todavía vivía, sin hacer nada por comprobarlo y con la única finalidad de que no sobreviviese», caso de estar todavía con vida y dificultar y retrasar todo lo posible que se encontrase el cuerpo, introdujo a la menor en el agua dejándola parcialmente sumergida y boca abajo de tal forma que no tenía ninguna posibilidad de sobrevivir, falleciendo minutos después a causa de asfixia por sumersión en el medio acuático.

Tras abandonar a la niña, una vez en la vivienda, ordenó a su mujer, Isabel García, excluida ya del caso, que si le preguntaba la Policía por donde habían estado debía decir que «habían estado viendo tiendas de móviles y escaparates y que no dijera nada distinto». Al entrar al domicilio en el que ya se encontraba Rosa, ésta les comentó que los familiares de la niña habían estado en la casa buscándola.

Ante dicha situación, acordaron para evitar la actuación policial ya iniciada y posibles problemas con los familiares de Mari Luz, marcharse de la ciudad hacia Granada, donde sobre las 22,45 horas del día 15 fueron detenidos en la estación de autobuses y negaron todos los hechos, por lo que quedaron en libertad.

7 DE MARZO

El cadáver de la menor apareció flotando boca abajo sobre las 17,30 horas del día 7 de marzo de 2008, siendo avistado por los operarios de Cepsa, flotando en la desembocadura de los Ríos Tinto y Odiel. Días después, concretamente el 25 de marzo, los hermanos del Valle fueron detenidos en Pajaroncillo (Cuenca), así como su mujer, la cual culpó a su marido de asesinato, por lo que se les dictó a los tres prisión preventiva.

Por su parte, Santiago del Valle declaró ante la Policía que abordó a la niña por la calle, que le acompañó por voluntad propia hasta su casa y que cuando subían las escaleras, la menor cayó accidentalmente y murió. Según su relato, a continuación la condujo a la ría de Huelva sin determinar cómo y la arrojó al agua en un punto que tampoco precisó. Unos hechos que ha negado en todas sus declaraciones posteriores.

JUEZ TIRADO

Por otro lado, cuando sucedieron los hechos, Santiago del Valle debería haber estado en prisión, ya que en su haber pesaba una sentencia de la Audiencia Provincial de Sevilla por abusos sexuales contra su propia hija, un error, que llevó al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), a interponer una multa de 1.502 euros al titular del Juzgado de lo Penal número 1 de Sevilla, Rafael Tirado, a pesar de que la Fiscalía pidió la suspensión durante tres años, por no ejecutar la citada sentencia contra del Valle.

A su vez, la secretaria del juzgado de lo Penal número 1 de Sevilla, Juana Gálvez, fue suspendida de empleo y sueldo durante seis meses por estos mismos hechos.

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