Ni tres días ha durado la fuga del director de cine porno Pablo Lapiedra. El 23 de diciembre fue detenido en la frontera entre Hungría y Rumanía, cuando los agentes se percataron de que su pasaporte checo era una pésima falsificación.
No les hizo falta ni consultar la base de datos para que Lapiedra, experto ya en huir de la justicia, contara que le buscaban. Lo reclama Colombia, por rodar películas de sexo con menores y venderlas en Internet, y lo reclamaba España por no presentarse el día 20 ante la Audiencia Nacional.
Así lo desvela el ABC —Los errores beneficiaron a Lapiedra (ABC)–, en un artículo en el que también se informa de que Lapiedra se encuentra en una cárcel de Budapest, pero por casualidad. Porque una serie de decisiones judiciales le allanaron el camino para que su rastro se evaporara.