Una víctima de ‘Cabeza de Cerdo’: «Hacía lo que me decía o me mataba a mí y a mi familia»

Una de las menores víctimas de Ioan C., conocido como ‘Cabeza de Cerdo’, ha relatado este martes al tribunal cómo fue engañada por una red de prostitución para venir a España bajo la excusa de trabajar como camarera, teniendo que saldar la deuda contraída con el viaje ejerciendo la prostitución bajo vigilancia en la Casa de Campo de Madrid.

«Hacía lo que me decía o me mataba a mí y a mi familia», ha aseverado una de las menores captadas por esta red de prostitución, quien ha admitido que no denunció los hechos porque lo único que quería era volver a su país, Rumanía. «Me agredían si no lo hacía», ha dicho la joven, que ha entrado en la sala con el rostro tapado con unas gafas de sol.

La Audiencia Provincial de Madrid ha comenzado a juzgar a este ‘capo de la prostitución’ por cuatro delitos de prostitución, una de prostitución de un menor y otro de aborto, para los que el fiscal pide una pena de 28 años de cárcel. Ocho de sus compinches se encuentran en paradero desconocido, mientras que uno fue condenado a dos años de prisión por un delito de prostitución.

Andrea (nombre ficticio), de 17 años en 2000, se quedó embarazada y Ioan C. le obligó el 7 de noviembre de 2000 a que acudiera a una clínica para que le practicaran un aborto en su quinta semana de embarazo. Monika V. y Tanafidis B., ya juzgadas por estos hechos, fueron las personas encargadas de acompañar y vigilar a la menor el día que acudió a la clínica.

En su declaración tras un biombo, la joven ha indicado que aceptó la oferta que le ofrecieron para venir a España porque estaba embarazada y no se lo quería decir a su madre. Según su testimonio, le consiguieron los billetes con un pasaporte falso.

«Al día siguiente de llegar, dos chicas me llevaron a la Casa de Campo y me dijeron lo que tenía que hacer. En ese momento no me quedó otra. Ion me dio un puñetazo porque no quería dedicarme a la prostitución. Hacía lo que decía o me mataba a mi y a mi familia», ha recordado.

«Se quedaban el dinero bajo la excusa de que era para la documentación. Estuve ejerciendo la prostitución bajo vigilancia dos semanas y media, sin posibilidad de escaparme. Ioan era el jefe porque era la persona que agredía a las chicas», ha contado Andrea, que ganaba a diario 600 euros trabajando desde las diez de la noche a las cinco de la mañana. Además, ha contado que las mujeres de la red le llevaron a una clínica a abortar y trató de escaparse sin éxito. En una segunda visita, abortó.

En el turno del abogado defensor, éste le ha inquirido acerca de una carta que le incautó la Policía en el registro del domicilio en el que vivía. «Desde que he hecho esto tengo pesadillas de un niño que me pregunta por qué le he matado», escribió en la misiva.

Los médicos y psicólogos de la clínica ‘El Bosque’, donde la joven abortó, han asegurado al tribunal que la joven no estaba coaccionada por nadie, ya que dio su consentimiento sin apreciarse nada raro en su conducta.

SE NIEGA A DECLARAR

Por su parte, el procesado se ha acogido a su derecho a no declarar tanto a las preguntas de la fiscal como a los abogados. Pese a ello, la representante del Ministerio Público ha leído algunas de sus preguntas relacionadas sobre si el acusado gestionó la entrada de mujeres de nacionalidad rumana bajo la promesa de trabajo y con la deuda contraída las obligaba a prostituirse en la Casa de Campo de Madrid.

Por otro lado, otra de las chicas ha relatado que vino a España a trabajar y que, ya aquí, le dijeron que tenía que dedicarse a la prostitución. A preguntas sobre si tenía un proxeneta o ‘un chulo’, la víctima ha dicho que sí y que era Ioan.

«Era el que mandaba a los demás», ha dicho y ha añadido que la amenazaron con hacerla algo a ella y a su familia. «Al principio te decían que una parte era para ti. Luego no era así y tampoco te podías enfrentar a ellos», ha comentado la joven, a quien se le ha preguntado cuántas chicas podían estar al control de esta red, a lo que ha dicho que cien.

Por su parte, los agentes que realizaron la investigación policial ha relatado que se realizaron vigilancias en la zona de la Casa de Campo, donde se identificaron a los miembros de la red a raíz de una denuncia interpuesta en la comisaría de Latina.

«Iban armados y daban palizas a clientes», ha contado uno de los responsables de las pesquisas, quien ha ilustrado al tribunal del ‘modus operandi’ de esta red delictiva de personas de Europa del Este. «Eran implacables a la hora de las palizas. Una de las chicas vino en un estado lamentable y pasó directamente al hospital y a una casa de acogida», ha indicado.

RELATO DEL FISCAL

Según el fiscal, los procesados consiguieron que varias compatriotas de nacionalidad rumana viniesen a España en el año 2000 con la creencia de que iban a proporcionarles un trabajo. Una vez aquí, las obligaban al ejercicio de la prostitución para saldar la deuda con la organización por los gastos de su traslado.

Ioan C, alias ‘Cabeza de Cerdo’, en su calidad de jefe, era quien dirigía y controlaba a las mujeres gracias a la colaboración del resto de procesados, quienes realizaban los traslados al lugar donde desempeñaban la prostitución y les obligaban a entregar el dinero obtenido.

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