El poeta mexicano Francisco de Icaza es autor de uno de los versos más conocidos en honor a la ciudad de La Alhambra: «Dale limosna, mujer, / que no hay en la vida nada / como la pena de ser / ciego en Granada». Y ciegos se pusieron los miembros de un piquete informativo, identificados con pegatinas de CCOO y UGT, en un restaurante del antiguo reino nazarí. No sufrían, eso sí, pena alguna. No se sabe tampoco si hubieran aceptado limosna. Pero queda claro que no querían tocar billete o moneda alguna para pagar.
El portavoz del equipo de Gobierno en el Ayuntamiento de Granada, el popular Francisco Ledesma, ha informado de los hechos el 15 de noviembre de 2012, al día siguiente de la huelga general. El concejal ha contado que un empresario hostelero de la ciudad ha transmitido esa situación, que se produjo en torno a las 3 de la tarde, pero no ha querido facilitar el nombre del local para no perjudicarle, según ha informado Europa Press.
Lejos de informar al personal del restaurante de los motivos para hacer huelga, los sindicalistas informaron de lo que querían beber y comer. Y a continuación se entregaron a los placeres gastronómicos. Según ha dicho el Ledesma, se dieron «un baquetazo». Y no es para menos. Antes de hacer el ‘simpa sindical’ tomaron verduras a la plancha, raciones de tapas, calamares, endivias con alcachofas y otros platos. Disfrutaron de este ágape regándolo con copas de vino de Rioja.
Al terminar de comer, es de suponer que saciadas el hambre y la sed y descansados de la dura labor del piquete participante en una huelga, llegó el momento de la segunda actividad informativa. Una vez más, no se comunicó los motivos por los que el establecimiento debía hacer huelga. No hicieron falta palabras habladas. Los sindicalistas optaron por la comunicación escrita. Antes de marcharse del restaurante dejaron junto a la factura una servilleta donde, junto a una consigna de la huelga, aparecía el siguiente texto:
Creemos que existen razones para no utilizar el dinero en el día hoy, somos simpatizantes con su negocio, pero somos simpatizantes más con la huelga general, muchas gracias por la comprensión.
Es de suponer que el dueño del establecimiento hubiera preferido menos ‘simpatizantes’ caraduras y más clientes cumplidores a la hora de pagar, por mucho de demostraran educación agradeciendo que fuera comprensivo con ellos. No resultaría extraño que poco después alguien hubiera visto por las calles de Granada a unos cuantos piqueteros cantando un nuevo eslogan: «Huelga general, simpa sindical».