El rasgo más distintivo de la Mafia es crear una versión romántica de sí mismos para tapar sus crímenes
Quien haya visto Los Soprano recordará que la serie de HBO ofrecía la imagen casi idílica de la vida familiar de los mafiosos. Una familia cualquiera en los suburbios de Nueva York, en el estado de Nueva Jersey, en la que el padre de familia es un desalmado mafioso que, entre ejecuciones y asesinatos, debe visitar a una psiquiatra para soportar su aburrida existencia.
Esta idea romántica de la ‘mafia’ construida a manos del cine y la televisión es la que desmonta el historiador John Dickie (Dundee, 1963) autor de ‘Historia de la Mafia’ (Debate, 2015). En conversación con Periodista Digital, Dickie explica que la mitificacion de la mafia en EEUU es muy parecida a la que se dio en Italia. «El rasgo más distintivo de la Mafia frente a otros grupos criminales es su necesidad de crear una versión romántica de la historia», afirma.
«Las organizaciones mafiosas se distinguen de otros grupos criminales por tener su propio departamento de relaciones públicas. Ellos proyectan una imagen positiva de sí mismos. Lo hicieron infiltrándose en las comunidades de inmigrantes italianos americanas. El Padrino es el gran ejemplo de todo ello, una película negociada con la mafia para que esa palabra no salga en todo el film. La idea que intentan vender es: «No somos criminales, somos una gran familia». Lo mismo hicieron con la comida».
‘Historia de la mafia’ busca los orígenes de esta enfermedad en las raíces de la unificación italiana y muestra cómo la violencia política incubó grupúsculos criminales entre los limoneros de Palermo, los hediondos arrabales de Nápoles y las inhóspitas aldeas de montaña calabresas. Así lo explica el autor de otro best-seller sobre la mafia Cosa Nostra (Debate, 2008):
«En sus orígenes encontramos que la mafia adopta la misma estructura organizativa que las logias masónicas. Los conspiradores patrióticos de Il Risorgimento luchaban por derribar un Estado Totalitario. Por ese motivo se organizaron en sociedades secretas para protegerse a sí mismos de la policía borbónica. El brazo armado de esa revolución fue lo que luego se convirtió en la mafia. Se puede decir así que la mafia en su origen fue una cofradía de criminales, una logia, que aprendió lo imprescindible para organizarse contra la autoridad».
‘Historia de la mafia’ es una obra de una ambición asombrosa, que cuenta por primera vez la historia entrecruzada de las tres mafias desde sus orígenes hasta la actualidad. Cosa Nostra, Camorra y Ndrangheta. Estas tres organizaciones han convivido en una Italia desolada por la inestabilidad económica y política, evadiendo a la justicia y siguiendo sus propias normas.
Desde que hicieron su aparición, las tres mafias han corrompido las instituciones italianas, conculcado las libertades de sus conciudadanos, pervertido el funcionamiento de la sociedad, eludido la justicia y establecido su rentable intermediación como alternativa a los tribunales.
Pero cada una de estas hermandades tiene sus propios métodos, sus salvajes rituales y su brutalidad característica. Por ejemplo, los secuestros. En su libro ‘Mafia Republic’ Dickie recordaba que hubo unos seiscientos cincuenta en diez años. Eso obligó a empresarios como Silvio Berlusconi a ir con pistola como muestra la fotografia que abre este artículo y que desempolva el libro de Dickie. Así lo relata en su libro:
«Hay una fotografía que evoca de manera intrigante esa etapa terrible de miedo y desconfianza [los años setenta en Italia] Nos muestra a un joven empresario milanés de la construcción recostado en su sillón. Su expresión seria no muestra ningún indicio de la sonrisa permanente propia de un ídolo público que luego habría de ser su rasgo distintivo en todo el mundo. Acaba de quitarse las gafas de aviador y sus pantalones acampanados dejan a la vista sus botas a la moda hasta los tobillos. Pero no son ni su vestuario ni sus accesorios lo que hace de esa foto una imagen sintomática de los setenta. Es, más bien, la pistola dentro de su funda que descansa encima de su escritorio. Ese empresario es Silvio Berlusconi y, por la época en que se hizo la foto, él mismo sentía la amenaza bien fundada de un secuestro tan común a muchos italianos acaudalados» (pag 496)
«La ‘Ndrangheta, por ejemplo, tiene una organización nacional, lugares óptimos para esconder a las víctimas, y se especializan en los secuestros. Para la Cosa Nostra, para una parte de la Cosa Nostra, es un negocio importante, pero también es un gesto político. Los Corleoneses lo usan como afrenta y desafío contra la otra parte de la Cosa Nostra», afirmaba Dickie en una entrevista con Jot Down. —John Dickie: «Italia tiene un fortísimo ecosistema criminal, sigue produciendo nuevas mafias»—
Cada una está perfectamente adaptada para corromper y explotar su propio entorno, a la vez que colabora, aprende y lucha con las otras mafias. La sombra del crimen organizado oscurece todo un país consumido por la deuda, la parálisis política y la corrupción rampante.