La buena señora se planta entre los Mossos y los okupas que interrumpen sentados el tráfico, en el barrio de Gràcia, y sin pelos en la lengua pone firmes a estos últimos.
El grupito que protesta por el desalojo del ‘banc expropiat’, -quizás haciendo tiempo para que en casa la mamá les prepare la merienda-, no se espera la sarta de metafóricos porrazos que se les vienen encima mientras repiten sin cesar, como loros despeinados, que el Casal es «del pueblo, del pueblo».
La socarrona abuela va preparando el terreno:
«¿Sabéis de algún lugar donde yo pueda ir a vivir sin tener que pagar nada? Es que estoy muy mal de dinero».
Uno de los aludidos tira de argumentario, y la señora sigue con sus reveses:
«Pero el casal tiene un propietario. El Trías pagó, ¿no? Pues ese dinero también nos lo ha robado a todos los vecinos del barrio de Gràcia y de Barcelona».
Salta entonces una de las perroflautas: «¿Y eso es culpa nuestra?».
Ahí la señora no pudo contenerse y lanza un zasca en toda regla:
«¡Naturalmente! haber pagado vosotros».
Sin desperdicio.
