La electricidad, esa fuerza invisible que ilumina nuestras vidas y alimenta nuestros dispositivos, puede convertirse en un asesino silencioso en cuestión de segundos.
Pero, ¿qué hace que una descarga eléctrica pase de ser un susto a una tragedia?
La electrocución ocurre cuando nuestro cuerpo se convierte en un conductor involuntario de electricidad. Imagina a los electrones como bailarines frenéticos que buscan el camino más fácil para moverse.
Cuando tocamos una fuente eléctrica, nuestro cuerpo se convierte en su pista de baile preferida, y el resultado puede ser devastador.
La intensidad de la corriente eléctrica se mide en amperios (A), y sorprendentemente, no hace falta mucho para causar daños graves.
Una corriente de tan solo 100 miliamperios (mA) durante un segundo puede ser suficiente para provocar fibrilación ventricular, el temido ritmo cardíaco irregular que puede llevar a la muerte.
La tríada letal: intensidad, voltaje y tiempo
La fórmula para una electrocución fatal es una combinación de tres factores clave:
- Intensidad de la corriente
- Voltaje
- Duración de la exposición
Una corriente de 1 a 3 mA apenas se siente, pero a partir de los 10 mA, las cosas se ponen serias.
Entre 20 y 50 mA, los músculos se contraen involuntariamente, lo que puede impedir que la víctima se suelte de la fuente eléctrica. A partir de los 100 mA, entramos en la zona de peligro mortal.
El voltaje, por su parte, determina la facilidad con la que la corriente penetra en nuestro cuerpo. Aunque se suele decir que «no es el voltaje, sino el amperaje lo que mata», un alto voltaje puede vencer la resistencia natural de nuestra piel y hacer que corrientes más altas fluyan a través de nuestro cuerpo.
En cuanto al tiempo, cada segundo cuenta. Una exposición prolongada aumenta dramáticamente el riesgo de lesiones graves o muerte.
El cuerpo humano: un conductor imperfecto
Nuestro cuerpo no es precisamente un cable de cobre. La resistencia eléctrica varía según la parte del cuerpo y las condiciones. La piel seca puede tener una resistencia de hasta 100.000 ohmios, pero cuando está mojada, esta puede caer a solo 1.000 ohmios.
Es por eso que siempre nos advierten que no usemos aparatos eléctricos con las manos mojadas o cerca del agua.
Hablando de usos macabros de la electricidad, no podemos evitar mencionar la infame silla eléctrica.
Inventada en 1881 por un dentista llamado Alfred P. Southwick, este método de ejecución utiliza corrientes de hasta 2.000 voltios.
El proceso es tan brutal que a menudo requiere múltiples descargas y puede provocar que los ojos de la víctima se salgan de sus órbitas o que su piel se queme.
No es de extrañar que muchos consideren este método como cruel e inusual.
Efectos en el cuerpo: un viaje eléctrico nada placentero
Cuando la electricidad recorre nuestro cuerpo, puede causar una variedad de efectos, ninguno de ellos agradable:
- Quemaduras externas e internas
- Contracciones musculares violentas
- Arritmias cardíacas
- Daño neurológico
- Fallo renal
- En casos extremos, la explosión literal de órganos internos
La marca eléctrica de Jellinek, una lesión característica en forma de cráter en la piel, es a menudo la firma macabra que deja la electricidad en su paso por el cuerpo.
Primeros auxilios: qué hacer (y qué no) ante una electrocución
Si te encuentras ante una víctima de electrocución, lo primero es no convertirte en otra. Sigue estos pasos:
- Corta la fuente de electricidad si es posible.
- Si no puedes cortar la electricidad, usa un objeto no conductor para separar a la víctima de la fuente eléctrica.
- Llama inmediatamente a los servicios de emergencia.
- Si la víctima no respira, inicia la reanimación cardiopulmonar (RCP) si estás capacitado para hacerlo.
- Trata las quemaduras visibles con agua fría y cúbrelas con un paño limpio.
Recuerda: «Más vale prevenir que lamentar». La mejor forma de tratar una electrocución es evitarla en primer lugar.
Curiosidades eléctricas para impresionar en la próxima cena
- Los peces eléctricos como la anguila eléctrica pueden generar descargas de hasta 860 voltios.
- El récord de supervivencia a un rayo es de 7 impactos, ostentado por Roy Sullivan, un guardabosques estadounidense.
- La tasa de mortalidad por electrocución en los EE.UU. ha disminuido un 73% desde la década de 1900.
- Los pájaros pueden posarse en cables de alta tensión sin electrocutarse porque no tocan el suelo ni otro cable al mismo tiempo.
- El cuerpo humano genera su propia electricidad, con el cerebro produciendo alrededor de 70 milivoltios.
UN VÍDEO ESCALOFRIANTE
Se juntaron para unir fuerzas y recolocar un poste de electricidad que se había caído.
Durante la maniobra, todos cayeron fulminados.