El asesinato de una familia brasileña en Guadalajara pone en alerta a la Policía

Las tarifas de los sicarios por matar en España: entre 500 y 5.000 euros

Los colombianos son los que menos exigen a la hora de ejecutar estas matanzas

Las tarifas de los sicarios por matar en España: entre 500 y 5.000 euros
Benicio del Toro caracterizado como un sicario. EP

El cuádruple asesinato de una familia brasileña en Guadalajara reaviva la atención de la Policía por tener controlados a los sicarios que pululan por España o que pueden entrar por las fronteras para cometer sus crímenes y marcharse impunemente del país.

Se mueven en la clandestinidad. No quieren que sus rostros sean reconocidos por la gente. Sin embargo, España no escapa al sicariato, ese oscuro mundo de matones a sueldo que por un puñado o por miles de euros son capaces de acabar con la vida de cualquiera.

Aunque muchos lo asocian a países lejanos y violentos o a telenovelas latinoamericanas, están ahí, en las calles de este país, esperando su próximo encargo.

Los más baratos del mercado actual son hombres de colombianos que viven en Madrid, según cuenta este 24 de septiembre de 2016 El Español.

No suelen poner impedimento a la hora de encargarse de una muerte: se les entrega un arma limpia, se les da 500 euros y ellos hacen el resto. Los italianos, en cambio, suelen trabajar a precio fijo: 5.000 euros por disparar a alguien en la cabeza. Nunca a mujeres o niños. La mafia siempre tuvo su propio código interno.

Pero los más caros son los que trabajan a porcentaje para narcotraficantes a los que les han robado mercancía. Suelen embolsarse en torno al 10% de la droga hurtada, la que ellos han de tratar de recuperar. Si la mercancía tiene un valor de un millón de euros, hagan cuentas ustedes mismos. «La coca, ese es el motivo de lo que sucedió en el chalet de Pioz…», dice un sicario napolitano.

A.O. es un italiano afincado en España desde 1998. Nació en Nápoles en la década de los años 60 del siglo pasado. Creció entre algunos tíos, primos y hermanos sicarios. Desde niño escuchó hablar de muerte y pronto se acostumbró a ver pistolas y balas entre los suyos. Él, como marca la tradición en su familia, también se adentró en uno de los oficios más antiguos del mundo: el de matar por encargo. Lo conoce como la palma de su mano.

He asesinado a entre 20 y 30 hombres. Siempre mato a varones. Los italianos tenemos nuestras propias reglas de honor.

Tras pasar una larga temporada afincado en la Costa del Sol (Málaga), «donde se reúnen las mafias de medio mundo por el dinero que allí se mueve», A.O. sigue viviendo en España, aunque no desvela dónde. Tiene mujer e hijos y necesita permanecer en el anonimato. Es la condición que pone para hablar [ni siquiera se sabe si son ciertas las iniciales que permite añadir].

El reportero se ha citado con él para conocer cómo funciona su mercado y saber su opinión acerca del caso de Pioz (Guadalajara), donde el domingo pasado la Guardia Civil encontró a un matrimonio descuartizado y a sus dos hijos degollados dentro de bolsas de plástico.

El macabro hallazgo se produjo en una urbanización de este pueblo castellano-manchego, donde la familia, de origen brasileño, se había instalado a principios de agosto tras alquilar la vivienda:

No hay duda, son profesionales, eso no lo hace nadie con tanta frialdad y de forma tan efectiva. Son gente que ha hecho esto antes. No estamos ante unos principiantes», apostilla. Como mínimo fueron dos. Pero pudieron ser tres y seguramente brasileños. Vinieron a España y se fueron. Estoy seguro. Los italianos matamos a balazos en la cabeza, mientras que los colombianos matan a lo bruto: con armas, con machetes, haciendo la corbata (sacarle la lengua por la garganta a alguien)… Pero a los sicarios siempre nos requiere gente de nuestro propio país. Es un mercado que funciona así. Además, en este caso, es evidente que se trata de un asunto de drogas.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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