Un pájaro de mucho cuidado, y con una familia de altos vuelos. El antisistema Rodrigo Andrés Lanza Huidobro, nieto para más señas del almirante Sergio Huidobro, uno de los principales apoyos del dictador Augusto Pinochet, -según informa ‘El País‘-, está en el punto de mira de algunos integrantes de ‘Templarios’, el motoclub al que había pertenecido Víctor Laínez, al que presuntamente asesinó el mentado por llevar unos tirantes rojigualdos. (Así explica el ‘okupa’ cómo dejó tetrapléjico a un guardia antes de matar al motero por sus tirantes rojigualdos).
Mientras la madre de Rodrigo pide que nadie se deje llevar por «informaciones no contrastadas», los ánimos están muy revueltos en Zaragoza.
COMUNICADO DE LA FAMILIA Y AMIGOS DE RODRIGO LANZA pic.twitter.com/q4kECuaRTv
— Mariana Huidobro (@MarHuidobro) 13 de diciembre de 2017
Así, la policía ya está en alerta tras haber interceptado algunos mensajes en la página de los moteros en Facebook, donde no pocos le desean la muerte y otros le dedican todo tipo de insultos y amenazas. El club al que pertenecía se limita a pedir que los culpables «paguen su pena de la peor forma posible».
El acusado de homicidio en grado de tentativa y discriminación racista, nació en Viña del Mar hace 33 años, aunque de nacionalidad italiana, se valío del referido parentesco tras dejar tetrapléjico a un guardia urbano en 2006.
Y es que la familia de Lanza movió sus contactos en Chile y en Madrid para conseguir salvarlo. Por otro lado, fuentes jurídicas del entorno del joven aseguran al medio citado que la entonces recién elegida presidenta chilena, Michelle Bachelet, se interesó por el caso e, incluso, contactó con un abogado en España para que se hiciera cargo de la causa. Una versión que niega el equipo de Bachelet.
Todas estas gestiones no dieron resultado. En febrero de 2008, fue condenado por la Audiencia de Barcelona a cuatro años y medio de cárcel por atentado al considerarle responsable de las graves lesiones que sufrió el guardia urbano que acudió a desalojar el edificio que ocupaban él y otros ultraizquierdistas.
La sentencia recalcó que no existía «la más mínima duda» de que fue Lanza quien lanzó al policía una piedra, que provocó que cayese al suelo y se causara una lesión medular que le ha postrado en una silla de ruedas de por vida. El Supremo elevó la condena meses después a cinco años.