Ella se llama Inmaculada Rodríguez y es un mujer de 42 años, amable, cordial y fornida, un poco metida en carnes, que trabajaba como limpiadora en un hotel de Sancti Petri.
El se llamaba Abraham Bernal, era el marido y dormía la siesta tan pancho en su casa, en el número 61 de la Calle Pedro I de Chiclana. No había denuncias previas, no escucharon gritos y no supieron nunca de problemas graves entre ellos.
La pareja tenía dos hijos, de 10 y 7 años, que en ese momento se encontraban en casa del abuelo paterno.
Todo ocurrió a media tarde, este 26 de septiembre de 2018 y los vecinos de la barriada Huerta del Rosario, una zona de unifamiliares adosados, todavía no se lo creen.
Este miércoles, sin previo aviso, sin decir una palabra a nadie, Inmaculada se fue a la cocina, cogiió el rodillo de amasar y aprovechando que su marido dormía como un tronco, le asestó media docena de violentos golpes violentos en la cabeza.
Una vez noqueado el desventurado, lo cosió a puñaladas, también con un cuchillo de cocina.
Emergencias 112 ha informado de que a las 19.30 horas el centro coordinador recibió una llamada de una mujer que decía haber discutido ‘y que no sabía si él estaba herido».
Todos en el barrio y en su trabajo describen a Inmaculada como una mujer «dulce», que «se desvivía por sus dos hijos» y que siempre «saludaba con cariño» por la calle.
Se rumoreaba que tenían problemas con el dinero y esos asuntos suelen crear frricciones, pero de ahí al rodillo de amasar va un buen trecho..