CRIMEN Y CASTIGO

El descuartizador del refrigerador de Alcalá: «No sé dónde está mi novia, rompimos»

El descuartizador de Alcalá convivió 15 meses con el cadáver de su novia

El descuartizador del refrigerador de Alcalá: "No sé dónde está mi novia, rompimos"
Manuel M. A y la novia descuartizada. EP

No hay adjetivos para calificar este siniestro crimen que tiene en shock a la localidad. (‘El Descuartizador de Pioz’: «Soy así desde pequeño, nací para la violencia»)

Así ha sido el suceso que ha tenido por escenario Alcalá de Henares y que ha dejado al municipio en estado de shock.

El protagonista de este rocambolesco caso de violencia machista, según las primeras hipótesis, se llama Manuel Moreno, tiene 42 años y fue detenido la madrugada del 8 de febrero de 2019 (a las 4.30 horas) por la Policía Nacional acusado de asesinar y descuartizar a su novia Daría O. L., a la que doblaba la edad y de la que nada se sabía desde octubre de 2017.

Manuel M. A. convivió con el cadáver de su pareja 15 meses, según las investigaciones policiales. Los agentes creen que acabó con su vida a finales de octubre de 2017 y que desde entonces el cuerpo de la joven rusa adoptada por una familia española estuvo dentro de la pequeña nevera de 100 litros de capacidad.

Según la denuncia de la madre, la joven fallecida, nacida en diciembre de 1996, era de origen ruso y adoptada como sus otras dos hermanas, también rusas. El detenido carece de antecedentes penales y no constan denuncias contra él por malos tratos.

Al parecer, tras perpetrar el crimen, el presunto homicida troceó el cuerpo de la mujer y lo introdujo en el pequeño arcón que había en la vivienda que compartía la pareja, algo más grande que el minibar de los hoteles, un bajo situado en el número 3 del Camino de Santiago.

Con el cadáver de la víctima en el congelador habría estado viviendo el arrestado más de un año -un extremo que precisar la autopsia, así como confirmar la identidad- como si tal cosa. Haciendo una vida normal. Ignorando la atrocidad cometida o sin dar muestra alguna de ella. (Los inquietantes whatsapps inéditos del descuartizador de Pioz)

De la joven, la menor de tres hermanas nacidas en Rusia, adoptadas por una familia española, nada se sabía desde octubre de 2017. Así lo aseguraron fuentes de la Jefatura Superior de Policía.

Aluden al testimonio de su madre. No obstante, esta, con la que no tenía una relación fluida, denunció su desaparición el 30 de diciembre pasado, ya que no contestaba a sus llamadas., según recoge M. J. Álvarez en ABC.

Las pesquisas pronto dieron sus frutos. Aunque nadie del entorno más cercano de Daría sabía donde residía ni si trabajaba, sí conocían que tenía una relación sentimental. Los investigadores enseguida sospecharon de Manuel, el «atento, simpático y eficaz camarero», natural de Linares (Jaén) empleado en la Cafetería Gigante de la Ciudad Complutense desde hacía dos meses.

Los agentes, que llevaban toda la semana acechándole, acudieron el martes a la casa a la que, según los vecinos, llegó la pareja hace más de dos años. No les dejó pasar. «Rompimos. No sé dónde está. ¿No me creéis o qué?», les espetó cuando le preguntaron por la joven. El domicilio es una antigua autoescuela reconvertida en tres pequeños apartamentos independientes. En uno vivía el hijo del dueño; en otro, un hombre solo y en uno de los que dan a la calle, Daría y Manuel. Este consta de una habitación y un baño. Ahí estaba el congelador con el cadáver.

El jueves por la tarde (18.20 horas) los agentes regresaron al inmueble con una orden de entrada y registro. El oscuro secreto de Manuel quedó al descubierto. Fue detenido en las inmediaciones. Aún no se le ha tomado declaración. Los encargados del Grupo V de Homicidios están a la espera del resultado de la necropsia, que le será practicada a la difunta hoy. Será difícil precisar con exactitud la fecha de su muerte, debido a la congelación del cuerpo, indicaron otras fuentes consultadas por ABC.

Éstas explicaron que Daría se distanció mucho de su familia desde que comenzó su relación con Manuel, aunque hablaban a veces por teléfono. «El día 22 de diciembre su madre la llamó para felicitarla sin éxito. Pasó lo mismo en Navidad, por lo que, alarmada, denunció su desaparición.

«Se fue ella y se llevó al perro a Madrid», le dijo el presunto criminal al dueño del Bar Guerrero, que empezó a frecuentar tras la «marcha» de Daría, al preguntarle por el can. Cuando la pareja se mudó no tenía mascota, explicó Pablo Ferrero, el encargado del local. «Era un pastor alemán precioso. Lo vimos seis o o siete meses», aseveró. Verónica Navarro acaba de ficharle para su negocio. Había montado bares en Ibiza y en Jaén y era «muy profesional», recalcó.

«Le vimos en su anterior puesto, nos gustó y le mejoramos las condiciones. Jamás observamos nada raro, pero desde que esta semana le llamaron para ir a declarar a la comisaría ha estado nervioso. Fue el miércoles y el jueves; este último día ya no vino a trabajar y ni respondía a las llamadas», indica, atónita, sin poder creer que hubiera contratado a otro posible «cachopo».

Manuel carecía de antecedentes y de denuncias por malos tratos. A la víctima, apenas la recordaba el vecindario. «Era menuda, rubita y atractiva», decían algunos. «Pensábamos que eran padre e hija por la diferencia de edad», precisaban otros.

¿Cómo y porqué la mató Manuel? ¿Nadie oyó gritos en esa casa? ¿Ninguna hermanas ni amigos la echaran de menos?, son algunas preguntas para las que aún no hay respuestas.

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