VIDA E INFORTUNIO

Hallan asfixiadas a madre e hija en su casa y llevaban muertas una semana

Hallan asfixiadas a madre e hija en su casa y llevaban muertas una semana
Un brasero. EP

Una desgracia (Alberto, el caníbal de Madrid, guisaba los restos de su madre que se comía y daba trozos crudos al perro).

Alrededor de las diez de la noche del pasado 23 de febrero de 2019, los servicios de seguridad encontraron a una madre y su hija fallecidas en el interior de su domicilio en Yuncos, un municipio de Toledo.

Una de las hipótesis que se barajan con más insistencia es que murieran asfixiadas debido a un brasero.

Aún no ha habido ningún comunicado oficial sobre el motivo de la muerte.

Este hecho ha conmocionado al pueblo toledano ya que las dos mujeres eran conocidas por gran parte de los habitantes de la localidad.

Los vecinos destacan que podrían llevar muertas alrededor de una semana ya que desde hace tiempo no sabían nada de ellas.

LA MUERTE ‘DULCE’

Una chimenea o un brasero puede matar en solo media hora. Para eso, tienen que estar en mal estado por suciedad, obstrucción o por acumulación de residuos, producirse una mala combustión en un espacio cerrado sin ventilación y que se orige tal cantidad de monóxido de carbono que al respirarse durante este tiempo, se produzca un fallo cardiovascularn que provoque la muerte. Una muerte dulce, porque la víctima no la sufre, a veces ocurre mientras duerme.

La inhalación de monóxido de carbono frena el sistema de alerta y puede dejar los sentidos tan adormecidos que las piernas no responden aunque la persona sienta que necesita ayuda.

Debilidad, cansancio, náuseas, dolor de cabeza, pérdida de consciencia… son los síntomas de esta intoxicación que en media hora causa la muerte si la persona no recibe ayuda. Es la muerte duelce.

El proceso es muy rápido en el momento en el que este gas se adhiere a la hemoglobina, que transporte el oxígeno. El problema es que las señales de una intoxicación frenan la respuesta de la persona, porque afectan a sus sistema neurológico. El afectado tiene sueño, está cansado, se duerme…

Esta muerte dulce no da sensación de ahogo, ni de asfixia. La mayoría de las víctimas no se percatan de lo que está ocurriendo. Y si fueran conscientes, puede sufrir una especie de parálisis de las piernas que les impide salir a buscar ayuda. O huir del peligro, con solo salir de la habitación o abrir las ventanas.

En invierno, chimeneas y braseros pueden ser un peligro

Las intoxicaciones por monóxido de carbono, un gas asfixiante, son «accidentes frecuentes» en invierno, explica Tomás Camacho, coordinador nacional de la Asociación de Toxicología, quien advierte que para que se produzca un caso deben producirse dos circunstancias: una insuficiente combustión de leña, carbón, gas o queroseno, y que no exista ventilación. «Estas intoxicaciones son agudas porque se alcanza en un determinado momento altas concentraciones de monóxido de carbono. Si la persona se expone un tiempo y no sale de ese espacio, en media hora puede morir. Es un proceso muy rápido», explica.

El monóxido de carbono, un «asesino silencioso»

El monóxido de carbono es un gas muy venenoso que si se respira en altas concentraciones puede causar la muerte. ¿Por qué? Cuando este gas entra en contacto con la sangre y ocupa el espacio del oxígeno, llega a todos los órganos y tejidos, lo que provoca la lesión, en pulmones y el aparato circulatorio. «El corazón es muy sensible a este gas en las intoxicaciones agudas y el paciente puede sufrir antes arritmias».

Al ser un gas sin olor, ni color, resulta muy difícil detectar su presencia. Se le conoce como el «asesino silencioso».

¿Cómo se genera el monóxido de carbono?

Por una mala combustión, que se produce cuando falta oxígeno. Esto ocurre cuando el brasero está deteriorado o en una chimenea con residuos. Si sus llamas son amarillas, es un indicador de que este gas está en el ambiente.

Cefaleas, mareos, vómitos, cansancio, debilidad e incluso pérdida del conocimiento son síntomas de una posible intoxicación, según explica el doctor Camacho, que añade que el peligro es que el afectado pierde la sensación de alerta. Si está solo, el riesgo es mucho mayor.

Las alertas que pueden evitar la tragedia

Las llamas muy amarillas son un señal de alerta en las intoxicaciones por monóxido de carbono. Este color revela una mala combustión de un calefactor, cuyo resultado es la liberación de una gran cantidad de este gas asfixiante que resulta letal si se respira durante un tiempo.

Los expertos en emergencias avisan de que cuanto más amarilla sea la llama en los calefactores, peor ha sido la combustión y habrá más concentración de este gas tóxico, mortífero cuando no se pone remedio en habitaciones sin ventilación. Ese espacio sería un «ambiente viciado» en el argot sanitario.

En quemadores de cocinas, chimeneas, estufas y calefactores a gas en general, debemos sospechar su producción cuando la llama pasa de ser azulada, que es sinónimo de buena combustión; a color amarillo – anaranjado. También hay que ponerse en alerta por un tiznado excesivo de los cazos de cocina, conductos de evacuación o en su salida al exterior.

En el caso de las chimeneas, para prevenir que existe una mala combustión, los bomberos recomiendan que revisar el interior y asegurarse de que se eliminan los posibles residuos existentes. Según la Dirección General de Protección Ciudadana de la Comunidad de Madrid, hay que evitar maderas demasiado resinosas en la quema porque genera humo.

En las segundas residencias, que pasan un tiempo desocupadas, las chimeneas puedan acumular restos y residuos por la inactividad. Por ello, el personal técnico debe limpiarlas antes de volver a encenderlas.

Los servicios de emergencias sostienen que la mayoría de las intoxicaciones se producen en braseros de cisco en mal estado en los que ha habido una insuficiente combustión, no se renueva el aire y se libera mucho monóxido de carbono.

Las 8 medidas de prevención

  1. -Recurra siempre a personal técnico cualificado para la instalación de todos los equipos de calefacción.
  2. -Revise anualmente sus instalaciones de gas y electricidad, asi como chimeneas y tiros de evacuación de gases en general.
  3. -Asegure siempre una correcta ventilación y renovación de aire en los locales donde hay cualquier tipo de combustión.
  4. -Cualquier conducto que esté obstruido (en nidos de pájaros y panales), abollado o desconectado, puede hacer que el monóxido de carbono llegue al interior de la vivienda.
  5. -No queme carbón en el interior de la vivienda (Ni siquiera en chimeneas).
  6. -Evite utilizar calefacción con llamas o brasa como «braseros de cisco» mientras duerme.
  7. -Extreme precauciones para evitar prendido de las faldas de camilla.
  8. -Utilice preferiblemente calefacción a base de radiadores o estufas sin combustión, es decir sin llamas.

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