TERRIBLE

El colombiano de Valdemoro descuartizó a la hija de unos guardias civiles por reírse de su acento

El colombiano de Valdemoro descuartizó a la hija de unos guardias civiles por reírse de su acento
Leo, a la izquierda, está obesionado con sus músculos.

El colombiano Leandro V., de 27 años, conocido como «Leo», está ya entre rejas, acusado de asesinar y de descuartizar a una amiga, de 18, en el chalé que ocupaba desde 2014 en Valdemoro. El terrorífico crimen que cometió se descubrió el miércoles pasado, cuando fue detenido en la casa situada en el número 124 de la calle de Francia, convertida en un escenario dantesco. Los agentes se quedaron espantados cuando acudieron a la casa de Leo. Había restos humanos de la fallecida, de la que se ignora cómo murió, repartidos por la casa. Parte de ellos estaban en la barbacoa.

Ingresó en prisión, comunicada y sin fianza, la madrugada del domingo, por orden del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 4 del municipio. El autodenominado «carnicero tatuador», actividad a la que se dedicaba, se acogió a su derecho a no declarar.

Sin embargo, fuentes policiales han asegurado a Periodista Digital que habría manifestado a los agentes que asesinó a su amigo por “reírse de mi acento colombiano”. La víctima es hija de padre y madre guardias civiles.

Su exnovia, a la que pidió ayuda para deshacerse del cadáver y que le acabó delatando al avisar a la Guardia Civil, corrió la misma suerte, como pedía la acusación particular. Está acusada de encubrimiento. Ella ingresó en la cárcel de mujeres de Alcalá-Meco, y él en la de Valdemoro.

Por el momento, no ha quedado acreditado que la víctima, con la que algunos decían que mantenía una relación esporádica, y otros que eran novios, tuvieran una relación sentimental. El colombiano está en el módulo de enfermería y tiene un preso de apoyo que vigila todos sus movimientos, ya que se le ha aplicado el protocolo antisuicidio.

Atrás ha dejado el chalé en el que ha estado viviendo los últimos cinco años, reflejo de sus  siniestras y terroríficas aficiones que acabó convirtiendo en una cruel realidad. Tal vez su mente enferma –de esquizofrenia sin medicar, como aseguran desde su entorno– pudo haber hecho mella en su comportamiento.

La muerte era una de sus obsesiones y  todo lo diabólico, que fotografiaba. Todo ello se refleja en la proliferación de tatuajes que tiene repartidos por todo el cuerpo. Además de las calaveras y diversas armas blancas –catanas, cuchillos…–, tenía pistolas, cartucheras , escopetas «airsoft» y otros objetos utilizados en las artes marciales. Elculturismo era otra de sus pasiones por lo que acudía al gimnasio a hacer pesas a diario.

«Ir al gym para tener un cuerpo socialmente aceptado rollo modelo? Pasando… Ir a ponerse tocho para hacer el bestia es lo mío», proclamaba, exhibiendo músculo en Instagram. Tenía colgados pósteres de sus héroes de ficción más diabólicos y sanguinarios, entre los que destacan It o Hanníbal Lecter. También simpatizaba con el nazismo.

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Autor

David Lozano

Voluntarioso contador de hechos. Frases verdaderas contadas con palabra.

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