Madrid, nuevamente, sufre una invasión de mosca negra. Este molesto insecto es muy pequeño, mide entre 3 y 6 mm, es más parecida a una avispa.
Tal parece que su proliferación se debe a la inadecuada limpieza de los cauces de los ríos, producto de los meses de confinamiento por la pandemia del coronavirus.
Esta mosca negra coloca sus larvas en la vegetación que está en contacto con el agua fresca. Al no poderse llevar a cabo correctamente la limpieza de estos cauces, estos insectos se han multiplicado.
Además, las altas temperaturas también han propiciado una temprana eclosión, así como la paulatina desaparición de sus depredadores: golondrinas, vencejos y murciélagos.
Su picadura es más sigilosa que la de un mosquito. Apoya sus patas lo mínimo posible en la piel. Inyecta un anestésico más potente que el de los mosquitos y un anticoagulante para que la sangre sea más fluida. No nos damos cuenta de que nos ha picado hasta un buen rato después.
La picadura presenta una gran inflamación con un punto rojo en el centro. Lo mejor es aplicar hielo y acudir a urgencias si hay síntomas de reacción alérgica.
Zonas como Valdebebas, San Fernando de Henares o Coslada están registrando ya visitas a urgencias de personas con picaduras, que han presentado gran hinchazón, dermatitis, y mucho picor.
Rosa Pérez, portavoz de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES), dijo a La Información que lo más recomendable es usar repelentes, siendo más eficaces los que tienen más concentración de DEET (dietiltoluamida).
De igual manera, indica que es buena opción llevar pantalón largo, manga larga y calcetines, ya que los tobillos son una zona más vulnerable.
En necesario recordar que, la mosca negra no es el único insecto que se puede proliferar en verano pues, la falta de mantenimiento de las segundas residencias y la proliferación de piscinas hinchables pueden ser un caldo de cultivo perfecto para los mosquitos tigre, cuya picadura es más dolorosa y molesta que la del mosquito convencional.