El exboxeador aficionado Jimmy MacDonald sufrió un accidente cuando su kayak volcó en el lago George (Nueva York, Estados Unidos) y, al no lograr enderezarlo, quedó a la deriva con alto riesgo de morir ahogado entre las olas.
Al comprobar que el chaleco salvavidas se le había quedado enredado en el cuello, pensó que «podría morir hoy», así que «oré a mi señor y salvador Jesucristo por ayuda”, tal y como ha confesado a posteriori en la cadena de televisión WNYT.
“Me sentía absolutamente impotente y deseaba haber pedido ayuda antes», ha reconocido.
Pero algo casi milagroso, «un movimiento del Espíritu Santo», ocurrió cuando un grupo de seminaristas y sacerdotes de los Padres Paulistas del Seminario de San José (Washington), que se encontraban celebrando una fiesta en un barco aprovechando un retiro espiritual, pasaron por allí, le socorrieron y le salvaron la vida.
«Ese día, esa era nuestra misión, estar presentes y ayudar a quien lo necesitaba” , han asegurado.
MacDonald, por su parte, ha decidido tomarse este inolvidable episodio “como una señal de Dios de que me tiene aquí por alguna razón”.