La víctima murió tras desangrarse en un aula de la escuela primaria Okubo de la ciudad de Sasebo

Una ‘niña genio’ de 11 años degüella a la compañera de clase que la llamó «gorda»

La agresora, con excelentes notas y un IQ de 140, asesina a su amiga y el crimen estremece a Japón y al mundo

Una 'niña genio' de 11 años degüella a la compañera de clase que la llamó "gorda"
Natsumi Tsuji PD

Natsumi Tsuji cometió uno de los crímenes que aún estremecen a la escuela primaria Okubo de la ciudad de Sasebo, en Nagasaki, Japón.

La niña de 11 años invitó a su íntima amiga Satomi Mitarai (12 años) a un aula vacía. Quería enseñarle un nuevo juego, muy entretenido. Natsumi la guiaría. Sentó a Satomi en una silla, le quitó los anteojos y los apoyó con cuidado en un banco vecino. Le dijo que iba a morir. A pesar de eso, Satomi no salió corriendo. Después de todo, era solo un juego.

Natsumi le explicó que no debía mirar y le preguntó si le gustaría tener una toalla sobre sus ojos. Satomi se negó. Entonces, Natsumi tapó los ojos de su amiga con una de sus manos y, con la otra, sacó un filoso cúter y se lo clavó en el medio del cuello.

Satomi, con la garganta abierta, se quedó sin voz para pedir ayuda y no llegó a defenderse. Natsumi continuó dando rienda suelta a su rabia y le cortó las dos muñecas. Satomi quedó tirada en el suelo de la clase vacía, agonizando en total silencio.

Su asesina salió de allí muy tranquila y caminó hasta su aula. En el camino, debía bajar una escalera. Varios alumnos la vieron descender los escalones con la ropa y su buzo gris manchados de sangre. Uno de ellos sacó su móvil y capturó varias imágenes. Una de esas fotos o una imitación de ella, no se sabe muy bien y ya lo contaremos después, daría la vuelta al mundo.

Natsumi siguió caminando impasible e ingresó a su propia clase. La sorpresa, al verla ensangrentada, fue generalizada. El profesor, que ya había notado que faltaban las dos pequeñas, se aterró. Salió rápidamente a buscar a Satomi. Natsumi fue, detrás de él, llorando y repitiendo: “He hecho algo malo”.

Cuando llegó la ambulancia el corazón de Satomi ya se había detenido por la masiva pérdida de sangre.

Cuando llegó la policía, Natsumi confesó y dijo que lo tenía planeado desde hacía cuatro días. En las dependencias policiales mostró algo de arrepentimiento: “He hecho algo malo, ¿cierto? Lo siento, lo siento mucho”, vocalizó mientras lloraba.

Pasó la noche en la comisaría. Lloriqueaba y se negaba a comer. Al final, aceptó un poco de pan y un zumo. Cuando los detectives de homicidios le preguntaron los motivos por los que había matado a su amiga reveló que se habían peleado por unos mensajes que Satomi le había escrito en Internet.

Como la ley japonesa prohíbe la publicación de los nombres de los menores implicados en delitos, el verdadero nombre de la niña no apareció, al principio, en la prensa y la llamaban la Chica A. Luego, los medios de comunicación la rebautizaron Nevada, por la inscripción que se leía en su buzo en la última foto escolar. A Nevada, los japoneses le agregaron dos sufijos Tan o Chan (Tan significa “pequeña” y Chan, también, pero es más afectuoso). Así fue que empezaron a referirse a ella como Nevada Tan o Nevada Chan.

Su nombre real trascendió por error, cuando un conductor de noticias de la televisión japonesa TV Fuji, que mostraba sus dibujos escolares, se descuidó y lo mencionó al aire… Natsumi Tsuji.

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