La chica los tiene bien puestos.
Se llama Laura Alonso Conejo, juega al rugby y fuera de los terrenos de juego no se anda precisamente con chiquitas.
La historia que relata al diario ABC pone los pelos como escarpias, aunque con un final feliz.
La joven, integrante del XV Hortaleza, se encontraba en la noche del 23 de febrero de 2021 volviendo a su casa en compañía de su padre en el barrio madrileño de Vallecas.
Su progenitor tuvo que quedarse haciendo unos recados y ella aprovechó para ir subiendo a su domicilio. Lo que no se esperaba es que nada más entrar en el portal y antes de franquear la segunda puerta del edificio, alguien fue tras de ella e intentó agredirla dentro del recinto.
El facineroso, que pretendía atracarla, le hizo el ‘mataleón’ o, mejor dicho, intentó hacérselo porque ella no solo gritó, sino que se sacudió al tipo a base de empujones contra la pared y a darle codazos durante varios segundos hasta que pudo zafarse de él.
UNA PALIZA DE CAMPEONATO
Y quien pretendió sacarle la lana a esta jugadora de rugby terminó por quedar trasquilado de la tremenda paliza que Laura le propinó.
Un vecino, alertado por el ruido, preguntó que qué sucedía y el atracador quiso irse a vela llena.
Pero la puerta que daba a la calle estaba cerrada con lo que la joven se tomó cumplida revancha y puso ‘fino filipino’ al elemento.
Relata a ABC que:
Le pegué con todo lo que pude: rodillazos en los pies, tres o cuatro puñetazos en la cara y en la cabeza… También le di con las llaves, que las llevaba en la mano, así que le tuve que dejar marcas en el rostro.
Aunque asegura que no podría reconocer al 100% su cara, hace un excelso retrato de quien intentó agredirla:
Medía menos que yo, alrededor de 1,70; no era especialmente fuerte, sino delgado o de complexión normal. Lo que recuerdo es que, además, iba sin mascarilla y vestía una chaqueta tipo ‘bomber’. Creo que era de origen árabe y algunos años más joven que yo.
LA TÉCNICA DEL ‘MATALEÓN’
El ‘mataleón’ o ‘hadaka-jime‘ es una técnica de artes marciales que tiene como principal objetivo la sumisión del oponente.
Para ello el agresor realiza una estrangulación sanguínea al cuello del oponente, cosa que provoca una sensación de pérdida de conciencia total o parcial por la disminución del flujo sanguíneo al cerebro.
Hay que tener en cuenta que la arteria carótida lleva la sangre necesaria al cerebro desde el corazón. El bloqueo de la misma reduce el flujo sanguíneo y el cerebro no recibe suficiente oxígeno, lo que puede derivar en un accidente cerebrovascular.
Aunque es difícil responder a este ataque, hay una serie de pasos que pueden ayudar a la víctima a defenderse.
En primer lugar hay que apretar el nervio radial del agresor y agarrar el brazo que nos asfixia con las dos manos, subiendo la barbilla, para intentar evitar que el atacante nos siga ejerciendo presión.
De este modo se consigue liberar la carótida y se permite el riego sanguíneo. Una vez liberados, la mejor opción es huir lo más rápido posible.