Tanto el padre como la acusación popular insisten en que fue plenamente consciente al matar a su hija

La madre de Desirée Leal niega haber intoxicado y asfixiado a la pequeña de siete años

La acusada se presento ante el jurado popular como una mujer que sufría manía persecutoria, delirios y amnesia

La madre de Desirée Leal niega haber intoxicado y asfixiado a la pequeña de siete años
Ana Sandamil PD

Ana Sandamil, madre de Desirée Leal, niega haber intoxicado y asfixiado a la pequeña de siete años el 3 de mayo de 2019.

La pequeña fue encontrada muerta en la habitación que ambas compartían en la casa de la abuela materna en Muimenta (Cospeito, Lugo). En la escena se apreciaban señales de haber sido forzosamente obligada a ingerir el líquido de una botella que contenía trazadona disuelta, fármaco que la madre consumía.

También había manchas de sangre en su boca, en el pijama de ambas e incluso en el suelo. En el análisis forense se descubrieron restos de sangre de la madre bajo las uñas, marcas en el cuello de un intento de estrangulamiento y signos inequívocos de asfixia mecánica (por taponamiento de boca y nariz), que fue la verdadera causa de la muerte.

La mujer de 45 años se sentó ante el juez el 7 de febrero de 2022 y respondió a todas las preguntas con una aparente inestabilidad denotando la sensación de estar ‘ida’.
La presunta asesina de Desirée Leal, que se enfrenta a la pena de prisión permanente revisable, se ha presentado como una enferma bajo el consumo de antidepresivos, obsesionada con que era perseguida y espiada por sus compañeros de un curso ocupacional.
En la primera sesión del Juicio en la Audiencia de Lugo, la única acusada ha declarado que no lo hizo o que al menos no lo recuerda: “Yo no le hice nada a mi hija. No recuerdo haberle hecho nada. ¡Si era lo que más quería!”

«¡Si hasta guardaba mis juguetes de cuando era pequeña para cuando tuviera una hija! No tenía ningún tipo de problema con ella, al contrario… ¡comía de todo, se vestía y se preparaba sola!», dijo la acusada.

Su abogado pide la libre absolución y centra toda la defensa a la inestable salud mental de la acusada, en su defensa alega que cuando asesinó a Desirée padecía “un trastorno muy severo que le anulaba totalmente la capacidad intelectiva y volitiva”. “Fuera de la patología mental no se explica que matase a su hija, que era lo que más quería en este mundo”, ha expuesto el abogado.

Actualmente, posee un cuadro de psicosis o trastorno psicótico que le hace ver cosas y oír sonidos que no existen, tener creencias o pensamientos que no se ajustan a la lógica”, “Vive en una realidad propia que solo existe en su mente», explica su abogado

Cuando mató a su hija, según dicen los informes de los psicólogos forenses, la acusada “distinguía entre el bien y el mal”, ha señalado la fiscal al jurado.

Tanto la fiscal como las acusaciones particular y la popular consideran que el asesinato de la niña fue el desenlace de un ‘macabro plan’, al analizar sus dispositivos electrónicos se encontro que la madre había buscado información sobre un veneno conocido como estricnina

Actuó siendo plenamente consciente de lo que hacía, la madre tenía ideada una forma de matar, haciéndole beber a la menor el líquido en el que había disuelto la trazodona. “Pero falló, y acabó estrangulándola y asfixiándola cara a cara, ha asegurado el abogado que representa al padre de la víctima.

En linea con esto, el letrado de la acusación popular ha negado que la madre de Desirée estuviese afectada por «ninguna patología mental, y si la tenía era moderada y no le impidió entender lo que estaba haciendo». Respecto a la amnesia, por la que manifiesta no recordar lo que pudo realizar aquella noche, los psiquiatras forenses creen que puede estar “simulando”.

Para la acusación, Ana Sandamil “actuó por venganza o con el ánimo de evitar que el padre estuviese más con la niña”, por lo que sería un caso de violencia vicaria.

La imputada “hubiera ido directamente a prisión” en vez de ser ingresada en la unidad psiquiátrica del hospital tras la muerte de Desirée si no hubiera tratado de suicidarse tomandose unas pastillas, ha reprochado el abogado de la acusación popular.

Ella asegura que las tomó para suicidarse tras ser consciente de la muerte de su pequeña y desmiente haber querido vengarse de su expareja: “Desirée quería estar conmigo, estábamos siempre juntas. Con él no quería estar”.

En el juicio, la presunta asesina ha reconocido que en los últimos tiempos tenia miedo de que le pasase algo a la pequeña y no quería que fuese a excursiones escolares, ni a clases de natación, ni a tocar la pandereta como a la niña tanto le apasionaba.

“No se muevan por compasión ni pena, aquella noche nadie tuvo compasión ni pena por Desirée. La sociedad rechaza profundamente este acto. El respeto a la vida del otro es la base ya no solo de la democracia, sino de cualquier civilización”, reclamo la fiscal hacia los jurados.

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