El caso que ha conmocionado a la sociedad asturiana y española en las últimas semanas sigue revelando nuevos detalles. Los tres menores rescatados de la ya conocida como «casa de los horrores» de Oviedo se encuentran «físicamente perfectos» según ha confirmado la consejera de Derechos Sociales y Bienestar del Principado de Asturias, Marta del Arco. Sin embargo, su situación familiar es desoladora: ningún pariente se ha puesto en contacto con las autoridades para hacerse cargo de ellos tras el ingreso en prisión de sus progenitores.
Los dos gemelos de 8 años y su hermano mayor de 10 permanecieron encerrados durante casi cuatro años en un chalet de la zona rural de Fitoria, en condiciones que han horrorizado a los investigadores. Tras ser rescatados el pasado 29 de abril, los niños fueron trasladados a un centro de acogida donde actualmente se encuentran bajo la tutela de la administración autonómica.
Un rescate que llegó tras años de aislamiento
La pesadilla de estos tres menores comenzó en 2021, coincidiendo con la pandemia de COVID-19. Sus padres, un ciudadano alemán de 53 años y una mujer de 48 con doble nacionalidad alemana y estadounidense, decidieron aislarlos completamente del mundo exterior, impidiéndoles cualquier contacto social y manteniéndolos en condiciones insalubres.
La intervención policial se produjo gracias a la denuncia de una vecina que, aunque escuchaba voces infantiles en la vivienda, nunca veía a los niños salir al exterior. Tras varios días de vigilancia, agentes de la Policía Local de Oviedo accedieron a la vivienda el pasado lunes 29 de abril, encontrándose una escena estremecedora.
Los menores llevaban mascarillas triples, usaban pañales a pesar de su edad y vivían rodeados de basura y excrementos. Las ventanas permanecían cerradas, sin ventilación, y la casa estaba repleta de medicamentos acumulados. Los niños, que solo hablan inglés, mostraron temor ante la presencia de los agentes y se aferraban a su madre, evidenciando su falta de contacto con otras personas.
Estado físico sorprendentemente bueno
A pesar de las terribles condiciones de vida, los primeros reconocimientos médicos han revelado que los tres hermanos se encuentran «físicamente perfectos», según ha informado la consejera Marta del Arco. «No tienen ningún tipo de problema físico. Están tranquilos y se les ve muy bien», ha declarado tras el reconocimiento integral al que han sido sometidos los menores.
Sin embargo, las autoridades han decidido posponer la evaluación psicológica en profundidad. «Es prioritario que primero se sientan seguros en su nuevo entorno vital», ha explicado Del Arco. «Próximamente habrá una valoración psicológica en profundidad, pero de momento necesitan calma y ganar confianza en las personas que les rodean».
Los especialistas consideran fundamental este periodo de adaptación antes de profundizar en las posibles secuelas psicológicas derivadas de su prolongado aislamiento. La falta de estimulación social, afectiva y cognitiva durante cuatro años críticos para su desarrollo podría haber dejado marcas significativas en su personalidad y capacidades.
Sin familiares que se interesen por ellos
Uno de los aspectos más preocupantes del caso es la absoluta ausencia de familiares que hayan mostrado interés por la situación de los niños. Según ha confirmado la Consejería de Derechos Sociales, «ningún familiar se ha puesto en contacto» con las autoridades para interesarse por el estado de los menores o solicitar su custodia.
Esta circunstancia complica aún más el futuro de los tres hermanos, que permanecerán bajo la tutela del Principado de Asturias mientras se determina cuál será su destino definitivo. Los servicios sociales trabajan ahora en proporcionarles un entorno seguro y estable que les permita recuperarse del trauma vivido.
Padres en prisión provisional
Mientras tanto, los progenitores permanecen en prisión provisional sin fianza en el Centro Penitenciario de Asturias, tras pasar a disposición del Juzgado de Instrucción número 3 de Oviedo. La juez ha acordado la suspensión de la patria potestad y de la guarda y custodia, que han sido asumidas por la administración autonómica.
La investigación sigue abierta para determinar los motivos que llevaron a esta pareja a someter a sus hijos a semejante aislamiento. Una de las hipótesis que manejan los investigadores es que el encierro podría estar relacionado con un temor extremo a la pandemia, dada la presencia constante de mascarillas y la gran cantidad de medicamentos encontrados en la vivienda. No obstante, también se estudia la posibilidad de que los progenitores sufrieran algún trastorno mental.
Un proceso de adaptación gradual
Los especialistas que atienden a los tres menores han diseñado un plan de adaptación gradual que prioriza establecer vínculos de confianza con su nuevo entorno. El hecho de que los niños solo hablen inglés supone un desafío adicional para su integración, por lo que se está trabajando con personal especializado que pueda comunicarse con ellos en su idioma.
«Ahora mismo lo que estamos intentando es que ganen confianza en el entorno», ha explicado la consejera. Los menores se encuentran «interrelacionándose con el entorno más cercano de una manera bien» en el centro de acogida de Oviedo donde residen temporalmente.
El caso ha generado una profunda conmoción en la sociedad asturiana, especialmente entre los vecinos de la zona donde se ubicaba la vivienda. «Estamos consternados y hundidos», ha declarado uno de ellos, expresando el sentimiento general de impotencia por no haber detectado antes la situación de los menores.
Las autoridades han destacado la importancia de la denuncia ciudadana que permitió descubrir este caso, subrayando que la detección temprana de situaciones de maltrato infantil es fundamental para proteger a los menores vulnerables. «Después de todos los esfuerzos realizados para visibilizar la violencia contra la infancia, tanto por acción como por omisión, se ha podido identificar el maltrato de estos niños y ofrecerles las experiencias de vida que merecen, como el resto de menores de nuestro país», ha señalado Marta del Arco.