La madre, el padre y los tres hijos. Todos al hoyo para ser quemados lentamente en una remota aldea de Kenia.
El brutal vídeo, que circula ahora los canales ‘clandestinos’ de Internet, -y que tiene su tiempo-, da fe de cómo se las gastan en la supersticiosa Kisii Nyamataro, donde una horda de salvajes asesina de la peor manera posible a una pobre familia.
Al grito de «ellos no reconocen a Cristo como su Dios», los asan a fuego lento, y de poco valen los intentos de los desventurados para escaparse de las llamas. Los palos se encargan de ello…
Parece uno de ellos, eso sí, resignado a su suerte, ya que se queda sentado impávido mientras arde.
La angustia de los condenados es indecible. Los acusaban de practicar la brujería, y todo porque tenían en su casa una lechuza que, según sus verdugos, «era una bruja».