Los datos de los Mossos detectan un incremento de agresividad en los ladrones, sobre todo en el distrito de Ciutat Vella

Homicidios y robos con violencia se multiplican en la Barcelona de izquierdas de Colau

Desde el 1 de julio se han registrado ocho homicidios, el periodo vacacional más negro sin contar el atentado yihadista del 17-A

Homicidios y robos con violencia se multiplican en la Barcelona de izquierdas de Colau

Los datos son muy claros a la hora de reflejar el fracaso absoluto de las políticas de izquierdas respecto a la seguridad ciudadana. Los ladrones que actúan en Barcelona son cada vez más violentos. Consulados como el japonés o el coreano avisan en sus portales web a los compatriotas que van a visitar la capital catalana de esta «tendencia». Para no convertirse en una víctima, subrayan, ya no basta con vigilar el bolso o el teléfono móvil, porque ahora los delincuentes son agresivos y los atacarán de frente. Por eso, aconsejan, se deben tomar todas las precauciones posibles, como evitar callejones poco iluminados o espacios solitarios. La conversión de los carteristas ‘descuideros’, aquellos que hurtan aprovechando los despistes de los turistas, en ladrones agresores, los que usan la violencia contra sus objetivos, consta en los datos de los Mossos d’Esquadra obtenidos a partir de las denuncias presentadas por los ciudadanos, que reflejan un repunte de los robos violentos. Y, según fuentes consultadas por este diario, la inercia de este verano los situará por encima de los periodos estivales de la última década, según recoge el autor original de este artículo Guillem Sànchez en elperiodico y comparte Manuel Trujillo para Periodista Digital.

Sin necesidad de esperar a que termine el mes de agosto, el delito que sí ha batido ampliamente los registros de los últimos 10 años es el de los homicidios. Desde el 1 de julio se han cometido en Barcelona ocho asesinatos. Una cifra alejada del resto de veranos si se aísla el atentado terrorista del 17-A –entre el atropello masivo de Las Ramblas y el apuñalamiento de Pau Pérez en la zona universitaria se segaron la vida de 15 personas–. Lo habitual es que se perpetren en los meses de julio y agosto una media de dos crímenes mortales. El segundo verano de la década con más muertes fue el del 2015, con cinco.

Durante este periodo estival se han encadenado asimismo rachas de apuñalamientos que apenas cuentan con precedentes. Tal como analizaban los expertos entrevistados por este diario, «cada vez se saca la navaja con más facilidad para resolver un conflicto». Como la semana pasada, saldada con ocho heridos por arma blanca en siete días. La mayoría de estos acuchillamientos, a diferencia de los robos que sufren los turistas, ocurrieron en zonas degradadas y vulnerables de la ciudad, como asentamientos de chabolas o naves industriales ocupadas.

«Le sujetaron por el cuello»  
«Nos habían avisado de que si íbamos a Barcelona teníamos que ir con cuidado», comienza a relatar Ying (nombre falso de una turista china que pide anonimato), que sufrió el lunes por la noche el ataque de dos ladrones apenas unas horas después de aterrizar en la ciudad. Se registraron en su hotel, ubicado en la Gran Via de les Corts Catalanes, y se acercaron a cenar al paseo de Gràcia. Al salir del restaurante regresaron directamente al hotel, un camino de poco más de un centenar de metros. «Creo que los ladrones nos habían seguido hasta el restaurante y esperaron a que acabáramos de cenar. Cuando faltaban pocos metros para llegar al hotel, un hombre joven se acercó a mi novio por la espalda, le agarró del cuello con un brazo y con la otra mano le arrancó el reloj, valorado en 200.000 euros. Después, él y otro joven que le esperaba se fueron corriendo», explica. «Yo creía que bastaba con no perder de vista tus objetos personales, pero tal como nos atacaron, no había nada que nosotros pudiéramos hacer para evitarlo», lamenta.

En el hotel en el que se hospeda Ying no parecieron darle mucha importancia a un ataque que dejó en estado de ‘shock’ a la pareja. Todo cuanto les dijeron era que tenían que ir personalmente a la comisaría a denunciarlo. «Lo hicimos, pero después de más de una hora sin que nadie nos atendiera decidimos irnos. No sé si lo denunciaremos otro día porque no creo que sirva de nada». Ying subraya que el padre de un amigo suyo fue atacado de la misma forma hace un mes en la ciudad catalana. También le sustrajeron el reloj y tampoco él pudo denunciar los hechos en la comisaría porque estaba saturada. «No creo que volvamos a esta ciudad», admite.

Un repunte del 58%
Si se compara el primer semestre de cada año desde el 2011 –el archivo público policial de los Mossos no contiene datos anteriores– hasta el presente año –la última fecha de actualización es del 30 de junio–, el resultado muestra que desde el 2016 los robos con violencia e intimidación han aumentado un 58%. En los primeros seis meses del 2012 hubo más denuncias que en el primer semestre del 2019, pero aquel año la acción agresiva de los ladrones no se disparó en los meses siguientes –julio y agosto– como sí lo ha hecho este verano. Según fuentes policiales consultadas por este diario, en el distrito de Ciutat Vella, el lugar donde se perpetran más robos violentos, la media ha sido de más de 90 delitos de este tipo a la semana, la cifra más alta que se ha registrado en la última década. El verano pasado, el segundo más violento, la media en dicho distrito era de 80 cada semana; en el del 2012, de unos 70.

Ciutat Vella, que incluye barrios como el Raval, el Born, la Barceloneta o el Gòtic, es la zona más frecuentada por los más de 20 millones de turistas que visitan la ciudad anualmente. En este distrito, los hurtos (sustracciones sin violencia) han comenzado a contenerse este año, subrayan fuentes policiales. También ha comenzado a remitir notoriamente la actividad en narcopisos y, con ello, la presencia de heroinómanos en la vía pública. El problema ahora son los ladrones violentos, reconocen. Los Mossos activaron en primavera el plan polièdric, destinado a contener los robos violentos de los niños de la calle –menores tutelados por la Generalitat que rechazaban el sistema de protección infantil y, a menudo, acababan sobreviviendo con la delincuencia–. Sin embargo, matizaron los policías, solo el 12% de los menores extranjeros no acompañados (menas) cometen robos violentos. Y la actividad de esta minoría no basta para explicar el repunte.

El ‘mataleón’, el tirón o el relojero
La transformación de los carteristas en ladrones violentos en la vía pública se ha traducido en la proliferación de prácticas que suponen un serio riesgo para la integridad de las víctimas. La llave del ‘mataleón’ consiste en agarrar por el cuello a la persona que se pretende robar y presionar hasta que pierda el conocimiento interrumpiendo el flujo respiratorio y sanguíneo. Los ‘relojeros’ persiguen en manada a los turistas, les arrancan el reloj, de gama alta, y echan a correr. A menudo derriban y hieren a la víctima, como le sucedió el domingo por la noche al embajador afgano en la Via Laietana. Los ‘cadeneros’ que arrebatan colgantes o bolsos también han dejado un buen número de heridos. Como la anciana de 91 años este fin de semana o la alto cargo coreana que falleció en junio al golpearse la cabeza contra el suelo al sufrir un tirón.

Los Mossos han desplegado dos unidades de antidisturbios de la Brigada Móvil en Ciutat Vella, que refuerzan los efectivos del dispositivo Ubiq, para contener el repunte de los últimos años.

Estadísticas de asesinatos y homicidios en Barcelona

 

Estadisticas de robos en Barcelona

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Autor

Manuel Trujillo

Periodista apasionado por todo lo que le rodea es, informativamente, un todoterreno

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