MUNDO CRUEL

El padre mata al violador de su hija tras invitarlo a cenar, lo decapita y se va a comisaría con la cabeza

Las imágenes están ahí, espeluznantes, y la duda, la única, es la motivación.

Inicialmente, en las redes, se afirmó que habían sido la fría venganza de un marido ofendido por la violación de su esposa.

Después se hablo de la hija.

En el relato que hizo Geeta Pandey, en BBC Mundo a finales de 2014, se elude la decapitación y el paseo sangriento como si correspondieran a otro incidente similar, pero se pone el énfasis en la tortura despiadada que precedió a su muerte.

Corría el último viernes de octubre y el padre de 36 años pidió a su esposa que se fuera a dormir con sus seis hijos, mientras él conversaba con el inquilino del primer piso.

Ella no sospechó nada inusual, pero lo que ocurrió esa noche puso su mundo al revés.

En la pequeña habitación, el padre -de acuerdo al relato que ofreció a la policía- amarró y amordazó al inquilino, calentó una espátula de acero en la estufa y le quemó los genitales. Después le cortó la cabeza y salió con ella hacia la comisaria.

El padre decapitador.

El padre afirmó estar feliz de entregarse a la policía, pues creía que su víctima -el violador de su hija de 13 años- merecía tal tortura y la ‘ejecución’.

La niña había había contado que se encontraba sola en casa cuando el vecino la obligó a entrar a su cuarto, ató sus manos y la violó.

Luego la amenazó con matar a su padre si le contaba a alguien lo ocurrido.

Y después, hace pocos días, comenzó a vomitar. Cuando su padre la llevó al doctor, se enteraron de que estaba embarazada.

«Primero mi padre se molestó mucho conmigo. Le confesé que había sido el inquilino y él respondió que le enseñaría una lección».

Traición

La familia vive en al noreste de Delhi, en un laberinto de calles estrechas y pequeñas casas.

Los desagües abiertos, llenos de una suciedad espesa color carbón, bordean las carreteras y hay que ser cuidadoso para no pisar sobre el excremento.

El padre, que gana unos pocos cientos de rupias vendiendo hamburguesas en la calle, era conocido por ser un dulce hombre de familia. Nadie se esperaba esto.

«No tenía ni la menor idea. No sabía que mi hija había sido violada y que ahora estaba embarazada»

Eso comenta la madre sin poder contener las lágrimas.

El inquilino de 45 años era muy conocido por la familia y había estado viviendo en una de las habitaciones de la casa durante los últimos cinco años. Pagaba unos US$8 de renta mensual.

Fue el sábado, por la maána, cuando el padre acudió a la estación policial para confesar su crimen.

«Lucía muy nervioso. Dijo que había cometido un error, que había matado a alguien».

«Aseguró que cuando se enfrentaron, el inquilino se burló de él. Se trata de un grave caso de provocación».

Las violaciones son un foco de atención en India desde diciembre de 2012, cuando una estudiante de 23 años murió en un autobús de Delhi tras ser violada por una pandilla.

La indignación mundial obligó a India a aprobar y endurecer sus leyes, incluyendo la pena de muerte para delitos graves. Sin embargo, a dos años del hecho, los atacantes de la estudiante aún esperan por ser castigados.

Aunque se les ordenó la pena de muerte, su apelación aún está pendiente en la Corte Suprema.

Muchos indios resienten la lentitud del sistema judicial, debido a que los juicios pueden durar años. Cada día se reportan en el país una media de 93 violaciones.

En este contexto, el homicidio ha generado simpatía por el padre. Muchos aseguran que hubiesen hecho lo mismo.

Muchos lo describieron como «un héroe» que «hizo lo que tenía que hacer».

Otros expresaron la esperanza de que escape al castigo severo.

«Cualquier padre haría eso… ¿Para qué ir a la policía y a las cortes? Piden todo tipo de evidencia. En nuestro país, la justicia toma mucho tiempo. Debería hacerse justicia en dos meses, pero aquí los juicios toman seis, siete años».

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