Los carabineros arrestaron a las pocas horas al responsable del enésimo caso de violencia de género en Italia, gracias a dos testigos. Uno de ellos afirmo haber visto a una joven correr hacia un furgón blanco, mientras un hombre la perseguía con los pantalones bajados. Según han contado dos amigas al «Corriere», la joven había pedido 3.000 euros a Antonio Borgia, sin ánimo de chantajearlo, sino porque estaba en el paro y tenía necesidad de curas médicas porque el embarazo procedía con dificultades. Ana María había confiado a sus amigas que estaba encinta, pero no les reveló la identidad del empresario. Éste le había prometido que el dinero se lo daría al día siguiente. Nada le hacía suponer a la joven el calvario al que sería sometida cuando se encontraron a primeras horas de la mañana.
La asesinó cruelmente a cuchilladas y bastonazos. Así fue la horrible muerte de Ana María Lacramiora Di Piazza, mientras gritaba a su verdugo: «¿Pero qué haces? ¡Deja el cuchillo! Esperamos un hijo, yo te amo». Son escalofriantes los detalles del asesinato ocurrido en Partinico, municipio de 31.000 habitantes en la provincia de Palermo (Sicilia). Ha confesado el crimen Antonio Borgia, empresario de la construcción, de 51 años, casado, que mantenía una relación con la joven desde hace un año.
Antonio Borgia la subió en su furgón blanco y la llevó fuera del pueblo, cerca de unas obras de su empresa constructora, para mantener una relación sexual. Después comenzaron una discusión. Antonio Borja sacó un cuchillo, hiriéndola en el vientre, mientras ella le gritaba que esperaba un hijo y lo amaba. La joven trató de huir, pero él la subió en el furgón, asegurando a la víctima que la llevaría al hospital. En el trayecto la acuchilló nuevamente y la golpeó con un bastón. Luego escondió su cuerpo en el campo, lavó la sangre del coche y continuó con su jornada laboral. Después de comer, Antonio Borgia se duchó y se fue a la barbería, pero los carabineros contaban ya con todos los datos del crimen horrendo y lo detuvieron, según recoge ABC y comparte Iván Rastik para Periodista Digital.
Ana María Lacramiora era de origen rumano y había sido adoptada por una familia de Giardinello, pequeño pueblo de 2.200 habitantes de la provincia de Palermo. Estaba en el paro, después de haber trabajado hace meses en servicio de limpieza. Termina así trágicamente la vida de Ana María y de su bebé no nacido. Quienes la conocían la describen como una joven alegre y muy sencilla que amaba cantar.
En Italia la violencia de género alcanza cifras dramáticas. En el año 2018 se produjo un récord: fueron asesinadas 142 mujeres, un aumento del 6,3% en relación con el año anterior. En los diez primeros meses de este año se registraron 94 asesinatos de mujeres.
