La doble vida de un exconvicto que corría maratones y se presentaba como estudiante

El colombiano Jorge Ignacio Palma descuartizó a la española Marta Calvo y arrojó sus trozos en contenedores

El colombiano Jorge Ignacio Palma descuartizó a la española Marta Calvo y arrojó sus trozos en contenedores
Marta Calvo, la víctima y Jorge, su asesino. PD

Un miserable sin sentimientos, capaz de derrochar falta simpatía y de engañar a propios y extraños.

Jorge Ignacio Palma, el exconvicto colombiano con el que quedó el pasado 6 de noviembre la valenciana Marta Calvo, desaparecida desde entonces, se ha entregado alrededor de las cuatro de la madrugada de este 4 de diciembre de 2019 a la Guardia Civil en el cuartel de la localidad de Carcaixent.

El tipo confesó inicialmente que mató, desmembró a la joven de 25 años y arrojó las partes del cuerpo en diferentes contenedores.

Después ha empezado a decir Marta murió tras mantener relaciones sexuales y se deshizo de su cadáver.

Jorge Ignacio Palma cumplió 38 años el 8 de noviembre, el día siguiente de la desaparición de Marta Calvo.

Jorge Ignacio Palma.

De origen colombiano, tenía antecedentes por tráfico de drogas en Italia, donde cumplió condena. Natural de Ibagué (oeste de Colombia, en el departamento de Tolima), se asentó en España, donde llevó una suerte de doble vida, tras su paso por las cárceles italianas.

En Badajoz le constan multas por conducción temeraria y resistencia a la autoridad. Pero fue la provincia de Valencia, donde había fijado su residencia, donde fue investigado por la Policía Nacional por la muerte en extrañas circunstancias de una meretriz. Fue el pasado mes de abril, en un prostíbulo del barrio de Ruzafa de la capital del Turia.

Marta Calvo.

Jorge Ignacio Palma aparentaba llevar una vida sana. De hecho, llegó a correr con una marca de poco menos de cinco horas el maratón de Valencia en el año 2017.

Había cursado estudios universitarios y se mostraba amable con los dueños de las casas que tenía alquiladas a nombre de su madre en los municipios de l’Olleria y de Manuel, a quienes decía que seguía con su carrera en un centro privado de Valencia.

Jorge Ignacio Palma y una de sus motos.

No tenía oficio conocido y, pese a ello, llevaba un alto nivel de vida y solía viajar por España.

Los investigadores creen que se dedicaba al tráfico de drogas y manejaba varios números de teléfonos.

Marta Calvo.

También mantenía buena relación con su madre, residente en Palma de Mallorca, quien incluso llegó a denunciar su desaparición.

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