Hiela la sangre. No es posible entender semejante conducta o meterse en su retorcida cabeza.
A Ana María Baños Lozano tuvieron que sacarla los guardias civiles a la fuerza del coche, el mismo en el que llevaba el cadáver de su hijo de siete años, al que había estrangulado.
Ana María fue detenida cuando transportaba el cuerpo inerte y ya frío de la criatura.
Y repetía como una letanía: «Si no es para mi, el niño no es para nadie».
Ocurrió este 20 de diciembre de 2019, en Las Norias de Daza, una pedanía de El Ejido (Almería), pasadas las diez y media de la mañana.
La mujer, que tiene 38 años, llevaba años en una lucha judicial con su exmarido por la custodia del pequeño, a quien había denunciado por malos tratos.
Todos los que la conocen y tenían trato con ella coinciden en que estaba obsesionada y solía decir, cada vez que se hablaba de su hijo que si no era para ella, «no era para nadie”.
La Guardia Civil interceptó a Ana María tras recibir estos una denuncia de la vecina.
La mujer cuenta que vio a Ana María con el niño en brazos y se temió lo peor.
Al ver que había sido descubierta, Ana María intentó escapar pero le fue imposible.
Se negó a abrir las ventanillas del coche y entregarse a las fuerzas de seguridad, pues dentro del vehículo estaba el cuerpo del menor ya sin vida. Todo indica que fue estrangulado.
Los expertos de la Guardia Civil confirman que la criatura falleció por asfixia y tratan de determinar si el crimen se produjo en la casa de Huércal de Almería, donde el niño vivía con su madre de lunes a viernes o si Ana María lo mató en los 40 kilómetros en los que condujo desde ese lugar a El Ejido, donde residía el padre.
La mujer admitió tras ser detenida que había matado a su hijo
Hace ya dos años que Ana María decidió separarse de su marido y esa ruptura puso en marcha una lucha persistente y feroz por la custodia de su hijo.
La mujer había denunciado en varias ocasiones a su expareja por supuestos malos tratos y esto acabó provocando que fuese ella quien se quedase con la custodia del menor.
De esta manera, era el padre quien, los jueves por la tarde, se llevaba al menor a su casa.
“Un jueves a la semana mi hermano recogía a Sergio en el colegio, a las dos de la tarde, y se lo devolvía a su madre, el viernes, a las nueve de la mañana, y a la semana siguiente, volvía a recogerlo el jueves, a las dos de la tarde, a la salida del colegio, y se lo quedaba hasta el lunes siguiente, a las nueve de la mañana, y así iba rotando todas las semanas”, ha detallado a El Español el hermano del padre de la víctima sobre la periodicidad de las visitas fijadas judicialmente.
El pasado 4 de diciembre se celebró una vista por esta custodia y la sentencia favoreció al padre. Las denuncias por malos tratos fueron archivadas y el hombre volvió a reclamar la custodia del menor.
Ana María no obtuvo ninguna modificación en el régimen de visitas, de manera que el niño seguía viviendo con ella en la casa y el padre tuvo que buscarse un piso de alquiler.
Él la denunció por acoso y difamación. El tío del menor fallecido insiste en que Sergio no quería irse nunca con su madre «porque le tenía miedo”.
“Nos hemos dirigido al Servicio de Protección del Menor, a los Servicios Sociales de Huércal de Almería, a la Guardia Civil y al Colegio La Jarilla: ¿Por qué toda esa gente no ha hecho nada?”.