La Audiencia le impone dicha pena tras el veredicto de culpabilidad emitido por un jurado popular

Un ecuatoriano mata a golpes a su madre en Sevilla y pasará 11 años en prisión

El sujeto, que practicaba boxeo, golpeó a la víctimas hasta dejarla inconsciente y posteriormente la atacó con un trozo de cristal

Un ecuatoriano mata a golpes a su madre en Sevilla y pasará 11 años en prisión
Detención de la Policía PD

La Audiencia Provincial de Sevilla condenó a once años de cárcel al joven ecuatoriano de asesinar en noviembre de 2018 a su madre, de 49 años de edad, en la vivienda donde ambos convivían en Alcalá de Guadaíra (Sevilla).

En la sentencia, contra la que cabe interponer recurso de apelación, la Audiencia condena al acusado como autor de un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento, con la agravante de parentesco y la “atenuante analógica muy cualificada de tener mermadas sus capacidades volitivas e intelectivas” como consecuencia del “trastorno ansioso depresivo” que padecía en el momento de los hechos.

La sentencia recuerda que el jurado consideró probado que los hechos tuvieron lugar cuando el acusado, al salir de su habitación, se encontró con su madre “y se inició entre ambos una discusión” en el salón del domicilio familiar, donde el condenado “le agredió y dio una serie de empujones”.

De este modo, y según el veredicto del jurado, cuando la víctima se dirigió hacia su dormitorio, el condenado, que llevaba cinco años practicando boxeo, “la siguió y comenzó a propinarle una serie persistente de golpes con los puños” en el rostro y en el cuerpo, principalmente en la cabeza, hasta que la víctima cayó al suelo, donde el encausado “continuó golpeándole con varias patadas en la cabeza”, tratando la víctima de poner sus brazos delante para defenderse.

Estando la víctima tendida en el suelo, “ya inconsciente y sin posibilidad de defensa alguna”, el acusado cogió un trozo de cristal de un espejo que salió fracturado durante la discusión y “le produjo una serie de incisiones en el abdomen y el tórax”.

“Una vez finalizada la brutal agresión”, el encausado se fue al salón y se sentó en el sofá, de forma que “no comunicó lo sucedido a nadie sino transcurridas más de tres horas”.

El condenado, H.W.V., había alegado durante la segunda sesión del juicio, celebrada el pasado día 28 de septiembre, que no recordaba la agresión perpetrada y que en aquellos momentos estaba “bastante deprimido”, había consumido cocaína y marihuana, sufría “mucha angustia, miedo y pánico” y no sentía que fuera él mismo ni que la otra persona fuese su madre.

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