Un bebé se encuentra bajo la tierra. Está todo lleno de polvo y piedras. Inmóvil parece que está durmiendo, pero los trabajadores de una granja de India deducen lo peor: estaría muerto.
En una lucha contra el reloj, intentan devolverle la vida al recién nacido que fue enterrado vivo en la localidad india de Khatima, en Uttarakhand, cerca de la frontera con Nepal.
Como la cabeza del bebé asomaba del suelo, el recién nacido tuvo una oportunidad para evitar morir de asfixia.
El trabajador que encontró al neonato entró en pánico ante la situación y alertó a los vecinos de lo ocurrido y pronto llegó la policía, que fue la encargada de desenterrarle.
Después de esos minutos angustiosos, el bebé fue tapado con una manta para que recuperara el calor corporal y fue trasladado a un hospital en ambulancia. Por suerte, le quedaba un hilo de vida, aunque apenas respiraba.
Tras recibir los primeros auxilios, fue ingresado en el hospital y su condición es estable.
Los medios locales informaron que se ha abierto una investigación para encontrar a la madre y aclarar lo sucedido.