Le acuchillaron en el cuello y le pegaron dos balazos, a quemarropa, pero se van de rositas.
El compañero de la víctima, el también guardia civil Juan Manuel González, de 26 años, recibió dos cuchilladas y sobrevivió.
A Juan Carlos Sanz Cancelas, un guardia civil de 25 años que estaba destinado en San Sebastián, le disparó con su propia arma reglamentaria uno de los facinerosos. En la cara. Murió en el acto
Fue en el barrio madrileño de Carabanchel.
La reyerta comenzó, cuando los dos agentes se disponían a salir del local en el que habían estado tomando unas copas.
Al comprobar que un vehículo aparcado les impedía el paso, volvieron al bar para avisar a los propietarios del coche.
Salieron del local cinco individuos, que iniciaron una discusión con los guardias civiles.
Uno de los maleantes arrebató la pistola a Juan Carlos y le disparó en el rostro.
Pero resulta que si un asesino logra esconderse durante 20 años, su crimen quedará impune.
Los padres del agente hasta ofrecieron una recompensa en dinero -3 millones de pesetas de la época- quien diera pistas que condujeran a la detención y condena de los asesinos de su hijo, pero todo fue en vano.
Los cuatro homicidas huyeron en un todoterreno sin dejar rastro.
El caso fue investigado por la Guardia Civil y la Policía Nacional durante años, sin resultado.
Hasta hace poco.
Dos de los cuatro agresores han admitido recientemente ante la policía que participaron en la pelea en la que Juan Carlos fue asesinado.
La investigación ha localizado incluso el vehículo en el que se fugaron, pero el juez rechaza reabrir el caso, que se cierra sin culpables
