La modelo intentó acabar con su relación tóxica para contraer matrimonio con Peter Bogdanovich

El escalofriante asesinato de la conejita de Playboy a manos de su marido y proxeneta

Dorothy Stratten acabó involucrada en una peligrosa red de trata por la presión de su pareja

El escalofriante asesinato de la conejita de Playboy a manos de su marido y proxeneta
Dorothy Stratten PD

Dorothy Stratten destacó por ser una de las conejitas de Playboy, donde aprovechó su espectacular físico para atraer a miles de lectores. Justamente, totalmente desnuda, fue como la encontraron las autoridades muertas un 14 de agosto de 1980. A su lado, un hombre también desnudo y también muerto

Dorothy era la playmate de ese año: tapa y foto a doble página de la revista Plaboy, la lujosa tarjeta de presentación del imperio de Hugh Hefner. Él era nada. Nadie. Paul Snider: un proxeneta. Pero también su marido…

Según esos peritajes, apenas Dorothy entró, estalló una violenta discusión. Ella quería el divorcio, pero él sólo lo aceptaba si ella le cedía, de por vida y con documento firmado, la mitad de sus ganancias.

Hubo sexo: de ahí la desnudez de ambos, además de las inequívocas huellas analizadas por los forenses.

Se sospecha que la discusión llegó a nivel volcánico. Paul tomó su escopeta calibre 12… y le voló la cabeza. Una cabeza rubia llamada a dar golpe en Hollywood.

Después, furiosa necrofilia. Y por fin, él también se mató del mismo modo, con el caño en la posición más segura: debajo del mentón.

En el interrogatorio, el detective privado confesó que Paul Snider lo había contratado para que siguiera a Dorothy noche y día.

Más que por celos, porque se le escapaba «mi gallina de los huevos de oro», como la nombraba ante sus marginales amigos…

Otro hombre

En 1978, el director de cine Peter Bogdanovich fue por primera vez a la mansión de Playboy, y vio a Dorothy. –Estoy haciendo un casting para mi nueva película. Llamame… La película era Todos rieron, y la novata Stratten –acortó así su apellido– actuó junto a Audrey Hepburn y Ben Gazzara.

Ya se la había visto en un capítulo de la serie La isla de la fantasía y en otro de Buck Rogers, pero la de Peter era primera categoría.

Director y estrella en ciernes pasaron tres meses en Europa, y no fue flirt: él le propuso casamiento, y una vida juntos en Bel Air. Ella aceptó, pero antes debía pedirle el divorcio a Snider.

La negociación se tornó muy dura: el chulo exigía que Dorothy le pagara el 50 por ciento de sus ganancias, y de por vida. Acordaron reunirse una última vez para discutir esos términos.

Peter, sus amigos y muchas compañeras del club Playboy le rogaron que no fuera. Sabían que Snider tenía otra pareja, y que se comportaba de un modo extraño, inestable, violento a veces. Ella no les creyó: –Es muy agradable, y creo que debo darle algo de dinero. Él me descubrió…

Bogdanovich, en el libro sobre su vida (The killing of de Unicorn), escribió: “No puedo creer que haya existido, que fuera un sueño. No sé si podré amar a alguien como amé a Dorothy”. El crítico-estrella Vincent Canby le dio un espaldarazo: “La señorita Stratten poseía una adorable presencia en la pantalla: podría haberse convertido en una comediante de primer orden”. Hugh Hefner definió: “Hay un clásico clishé: la chica de pueblo que viene a trabajar a Playboy y muere porque quiso vivir muy rápido. Pero eso no ocurrió con Dorothy Stratten. Su marido era un hombre muy enfermo que vio cómo su gallina de los huevos de oro, su conexión con el poder, se desvanecían…, por eso la mató”.

En 1984, Bogdanovich empezó a salir con la hermana menor de Dorothy, Louise Beatriz. Le pagó una escuela privada, clases en una escuela de modelos, la colmó de regalos, y en 1988 se casó con ella. Él tenía 49 años, y ella 20 –la misma edad de Dorothy al morir–. Trece años después, se divorciaron. La vida y la tragedia de la playmate fue llevada al cine en 1983. El film, Star 80, fue dirigido por el genial coreógrafo Bob Fosse, y el rol de Dorothy lo encarnó la no menos bella Mariel Hemingway”.

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