La Guardia Civil no encontró el cuerpo de Marta Calvo dentro del pozo de la localidad valenciana de Senyera.
Los agentes habían reanudado los trabajos con la incorporación del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS), especialistas en este tipo de tareas.
Los buzos y especialistas en montaña han utilizado un dispositivo mecánico de tracción con cuerda y provisto de una cámara para examinar el pozo, determinar su profundidad, la altura del agua y la posible presencia de restos humanos para que, en caso de ser necesario, uno de los especialistas se deslizaran por el pozo para tratar de recuperarlos y mantener a salvo las posibles pruebas que todavía pudiera conservar el cuerpo de la joven valenciana.
Sin embargo, han concluido la exploración sin ningún avance. Una treintena de agentes se habían desplazado a este lugar, que ya rastrearon ayer martes en busca del cuerpo de la joven desaparecida en noviembre de 2019, a raíz de las declaraciones de una mujer que en su momento identificó al acusado cuando estaba por las inmediaciones y “vio algo sospechoso”.
Durante la jornada de ayer, las tareas se centraron en examinar con perros especializados los alrededores de la vivienda abandonada, tapiada por seguridad por el Ayuntamiento hace un año. Los canes marcaron varios puntos calientes en los alrededores, en una acequia y en el arcén de la carretera, puntos cubiertos por matorrales y que no permiten examinarlos con detalle.
Este nuevo impulso a la investigación se produjo después de meses de trabajo de la Guardia Civil, que ha vuelto a revisar las pruebas y los testimonios, lo que les ha permitido dar con la caseta en ruinas en la que trabajan.
De todos, dos han sido los determinantes, el de una testigo que aseguró que cuatro días después de la desaparición de Marta vio el coche a Jorge Ignacio P. J. en la carretera CV-562. Estaba junto a su Volkswagen Passat azul oscuro, con el maletero abierto y con una actitud sospechosa. Además, el GPS de los teléfonos del asesino confeso confirman su presencia en el lugar, lo que hacía pensar que podría haber abandonado allí los restos de Marta.
