El partido de extrema izquierda presionó a favor de la liberación del asesino, quien atacó a su víctima por la espalda

El apoyo de Podemos no salva a Rodrigo Lanza: Pasará 18 años en prisión por asesinato

El Supremo ha considerado probado que existió alevosía al asesinar a Víctor Laínez, la víctima que llevaba puestos unos tirantes con la bandera de España

Rodrigo Lanza y su víctima
Rodrigo Lanza y su víctima PD

Rodrigo Lanza, conocido como el autor del ‘crimen de los tirantes’, fue condenado a 18 años y medio de prisión por el Tribunal Supremo.

A pesar del apoyo de Podemos al acusado y los ataques de la extrema izquierda contra los jueces, la Justicia considera que es culpable del asesinato a golpes de Víctor Laínez en Zaragoza en diciembre de 2017, tras una discusión iniciada en un bar de la ciudad donde ambos coincidieron.

En una sentencia de 47 folios,  la Sala de lo Penal confirmó la calificación de los hechos como delito de asesinato consumado, al concurrir alevosía, con la atenuante analógica de embriaguez, como hizo un tribunal del jurado de la Audiencia de Zaragoza, y después el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Aragón, en la sentencia recurrida al Supremo.

Los magistrados, sin embargo, han estimado parcialmente el recurso del acusado y han eliminado la agravante de obrar por motivos ideológicos, que habían apreciado el jurado y el TSJ de Aragón.

El Supremo ha concluido que el acusado tuvo ese comportamiento discriminatorio contra la víctima por la ideología al inicio de la acción, cuando comenzó la discusión y le llamó facha y fascista, pero ha subrayado que luego hubo otra conversación entre ambos fuera del local y justo antes de la agresión cuyo contenido se ignora, lo que ha impedido -por el principio ‘in dubio pro reo’- ratificar la motivación ideológica en la actuación lesiva para la vida.

La consecuencia es que la condena se reduce de 20 años –que impuso el TSJ aragonés y el jurado- a 18 años y medio de prisión. El alto tribunal ha considerado proporcionada esa pena debido a la gravedad de los hechos, «teniendo en cuenta la reiteración de golpes y el móvil de la acción, que aunque no incorpore el presupuesto de la discriminación por ideología, si revela una motivación en el curso inicial de la acción que merece, por su abyección, una individualización superadora del mínimo previsto en la norma».

Ánimo de matar y alevosía

El Supremo, en sentencia de la que ha sido ponente el magistrado Andrés Martínez Arrieta, ha desestimado todos los demás motivos del recurso de casación. Así, ha destacado como el tribunal de apelación ha fundamentado de forma racional el ánimo de matar concurrente en el caso «a partir de la contundencia de los golpes y su intensidad».

En su recurso, Lanza sostuvo que en los hechos probados no concurrían ninguna de las modalidades de la alevosía, la proditoria, la súbita o inopinada ni la derivada del aprovechamiento de una situación de desvalimiento.

En el marco de su respuesta, los magistrados han recordado que «la mayor parte de los golpes y patadas se produjeron cuando la víctima estaba semiinconsciente en el suelo», así como que dichos golpes se produjeron en la cabeza de la víctima, extremo que fue advertido por el dueño del establecimiento que dijo al acusado -en plena agresión- «para, para que lo vas a matar».

Así, han destacado que debe respetarse el hecho probado. Este, en síntesis, declara que Lanza «volvió a entrar en el local de forma rápida, acometiendo por la espalda a la víctima, quien no tuvo ocasión de defenderse, golpeándole fuertemente con el puño la parte inferior trasera de la cabeza, y como consecuencia del golpe recibido Laínez dio media vuelta, tambaleándose, y se cayó al suelo desplomado semiinconsciente, y estando en esa situación, Rodrigo Lanza le dio una patada en la cabeza, e inmediatamente se colocó encima siguiendo propinándole puñetazos en la cara y múltiples golpes, tras lo cual, le dio una patada muy fuerte en la cabeza, y se marchó».

Pero Lanza no es un asesino cualquiera sino que antes de que se iniciara todo el procedimiento judicial había recibido el respaldo de Podemos, incluso el responsable de los comunes Jaume Asens había ejercido como defensa en un delito previo, cuando dejó en silla de ruedas a un guardia urbano de Barcelona. Además, el Ayuntamiento de Barcelona, en el que Asens llegó a ser teniente de alcalde, apoyó un documental titulado «Ciudad muerta» que presentaba al agresor como un represaliado por el sistema.

Pero hay más. Rodrigo Lanza se convirtió hasta la brutal agresión mortal a Laínez en una especie de héroe para los partidos más radicales, con Podemos a la cabeza, convencidos de su inocencia hasta el punto de que alguno de sus representantes le defendió con ardor, ayudó a difundir los comunicados de su familia que negaban la agresión letal e, incluso, le invitaron a dar conferencias en lugares públicos del Ayuntamiento de Zaragoza.

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