Lo relataba con escalofriante detalle Marc Marginedas este 5 de julio de 2019 en ‘El Periódico’: «Mijaíl Jachaturyan tenía una campana que en cuanto la hacía sonar, obligaba a una de sus tres hijas, durante el día o incluso bien entrada la noche, a acudir ante su presencia para satisfacer sus deseos inmediatos».
Y añade el periodista que si el resultado de la tarea que el perverso Mikhail Jachaturyan encomendaba Maria, Angelina y Krestina no era de su agrado, las llegaba a rociar con aerosol irritante.
Además, las golpeaba a diario, las violaba regularmente, e incluso en los útimos meses de vida les llegó a exigir practicar el sexo en grupo.
Finalmente, un día de verano del 2018, las tres chavalas asestaron le echaron valor, esperaron a que cayese la noche, fueron al salón donde dormitaba en un sillón el torturador y le asestaron42 puñaladas. Una tras otra.
Tras reconocer los hechos ante la policía y denunciar al mismo tiempo los abusos de los que habían sido objeto durante años, las tres hermanas acaban de ser acusadas de homicidio premeditado por la fiscalía, y afrontan una posible pena de 20 años de prisión las dos mayores y 10 años la menor.
Su caso ha levantado una gran polvareda en Rusia y ha vuelto a poner sobre el tapete la amplitud del problema de la violencia machista en uno de los pocos países que carecen de leyes específicas al respecto y cuyo Parlamento, en el 2017, descriminalizó y redujo las penas en algunos casos determinados. Una petición en internet para que sean retirados los cargos ya ha recabado 200.000 firmas.
Los movimientos feministas y de lucha contra la violencia de género se han movilizado en cuanto se ha dado a conocer la severidad de las acusaciones y de las penas demandadas por la fiscalía.
Piquetes se turnan a diario ante la sede del Comité de Investigación en apoyo de las tres chicas, al tiempo que se intenta organizar una gran manifestación de respaldo en Moscú para el próximo 27 de julio, entre graves amenazas.
Según estimaciones del Ministerio del Interior ruso, alrededor de 600.000 mujeres son víctimas de abusos cada año.
Entre 6.000 y 14.000 mueren anualmente a manos de sus maridos o sus parejas. La comisionada rusa para los Derechos Humanos, Tatyana Mosalkova, ha admitiido reientemente que fue un «error» la aprobación de la ley que rebajaba el castigo a los abusadores hace dos años.
«Necesitamos aprobar una ley que combata los abusos familiares».
Eso ha declarado Mosalkova, quien en el pasado llegó a apoyar la descriminalización parcial del maltrato familiar.