Es imposible asistir indiferente a una representación de ‘Macbeth’. Esta historia universal de ambición y de culpa contiene algunas de las frases inmortales de William Shakespeare, a las que encontramos de pronto nuevos significados y honduras. La versión que nos propone Helena Pimenta, nueva directora de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC), triunfa en la yuxtaposición de teatro y vídeos, realizada con tal perfección que, a menudo, se confunden ambas dimensiones, como en la aparición en escena, tras el telón de malla que sirve de refugio a este juego de realidades, del malogrado hijo de Macduff.
El comienzo de la obra es también impactante, por la belleza con la que se superpone la imagen de vídeo con la del escenario material, por desgracia demasiado escueto. Pero si esta producción de Urteatroa aprueba en ese aspecto técnico de fundir realidad física con imágenes virtuales, fracasa, en cambio, en el aspecto esencial de la obra: la recreación de la historia gracias al trabajo de los actores. Por desgracia, y pese a algunos momentos brillantes, el Macbeth de Jose Tomé (que está a cargo también de la escenografía y dirección audiovisuales) adolece de indefinición, de falta de garra. Tomé dice frases tremendas, a veces, en un tono bajo sin fuerza, como en la magistral parrafada final, poco antes de que Macduff, hirviendo de deseos de venganza lo atraviese con su espada.
Si, la vida puede ser muy bien, como recalca el protagonista de la inmortal pieza de Shakespeare, el relato sin sentido de un loco, lleno de ruido y violencia. Pero el Macbeth de Tomé no consigue comunicarnos el tormento interno del que mata para alzarse con la corona de Escocia, y se mantiene en el trono, acosado por las profecías nefastas, que pretende eludir asesinando a todos los personajes que las pueblan.
Tampoco Pepa Pedroche está a la altura que exige el personaje de Lady Macbeth. Ni en los momentos de ciega ambición ni en la final bajada a los infiernos de los remordimientos y la locura. Aún así, su personaje resulta más medido y creíble que el de Lady Macduff de Anabel Maurín, convertida en una exagerada plañidera en la única escena importante que le corresponde en este drama.
Notable, en cambio, pese a algunas veleidades de la directora de este montaje, el trabajo de Belén de Santiago, en el papel de Malcom, convertido en un curioso gentleman y el de Óscar Sánchez Zafra en el doble papel de Duncan y de Macduff. Javier Hernández-Simón, como Banquo y médico, y Tito Asorey como Ross, y asesino, resultan también convincentes.
Quizás lo más novedoso de la dirección de Pimenta sea la utilización de fragmentos de la ópera ‘Macbeth’ de Giuseppe Verdi para dar magnificencia a este montaje que se representa en la sala Verde de los Teatros del Canal. Gracias al coro de Voces Graves de Madrid, que actúa en persona y en vídeo, en un osado y bien logrado montaje de ambas dimensiones, el espectador se beneficia de esta explosión de belleza musical. El único problema es que las exquisitas notas verdianas quitan algo de dramatismo a la pieza. La ópera, ya se sabe, es el arte de la impostura por excelencia al servicio de la absoluta belleza estética y musical.
MACBETH
Teatros del Canal
30 de noviembre -18 de diciembre 2011
Autor: William Shakespeare
Versión y dirección: Helena Pimenta
Música: Giuseppe Verdi
Producción Urteatroa
Macbeth: Jose Tomé
Lady Macbeth: Pepa Pedroche
Duncan/ Macduff: Óscar Sánchez Zafra
Banquo/médico: Javier Hernández-Simón
Ross/ asesino: Tito Asorey
Malcom: Belén de Santiago
Lady Macduff/ enfermera: Anabel Maurín
Escenografía y Dirección Audiovisuales JOSE TOMÉ
Diseño Audiovisuales EMILIO VALENZUELA
EDUARDO MORENO
Iluminación FELIPE RAMOS
Vestuario ALEJANDRO ANDÚJAR
Dirección musical IÑAKI SALVADOR
Dirección coro JUAN PABLO DE JUAN
Interpretación coral CORO DE VOCES GRAVES DE MADRID