Austeridad, sencillez y modestia en una notable producción
Un Shakespeare más cronista y menos sensacionalista que de costumbre; un Shakespeare sorprendente que termina convirtiendo a una mujer extranjera y repudiada en una de las pocas heroínas de todo su teatro; un Shakespeare a mayor gloria de una española, Catalina de Aragón, que nunca se había representado en España; un Shakespeare con el que este verano esta compañía hermanó el Corral de Comedias de Almagro -nuestra histórica sala del Siglo de Oro- con el Globe, el mítico teatro de Londres que ardió hace cuatro siglos precisamente mientras se representaba esta obra. Un Shakespeare en fin notablemente resuelto, sumamente interesante, con no pocos méritos y escasos fallos, con el que los Teatros del Canal se apuntan un éxito inaugurando la temporada madrileña.
(Entrevista con el director y desarrollo de la escena central)
Enrique VIII (‘The Famous History of the Life of King Henry the Eighth’) escrita por William Shakespeare en 1613 en colaboración con John Fletcher y por encargo de la reina Elisabeth, es quizás la última producción dramática del genio, que morirá tres años más tarde a los 46 de edad, quizás de una fiebres tras una de sus habituales borracheras. La versión de José Padilla se permite bastantes alteraciones (véase el resumen del argumento original) pero tiene el mérito de no notarse. Resultado de un encargo para representar a España en un magno certamen celebrado en Londres paralelamente a las últimas Olimpiadas (37 compañías extranjeras en otros tantos idiomas representando la producción dramática shakesperiana), su austeridad inicial ha estado marcada porque en el escenario circular del Globe se representa siempre a Shakespeare desnudo de escenografía e iluminación. Adaptado a los Teatros del Canal, apenas se ha sumado una escenografía elemental a imitación del espacio londinense, y una parca iluminación constante y difusa que resaltan el acierto considerable de un vestuario tremendamente efectivo, dicen que procedente de piezas rescatadas de anteriores producciones, algún préstamo del Teatro Español y reconversiones varias de la cadena Zara.
Esta austeridad de medios (la contribución pública no ha superado el 20% del coste total de la producción que asciende a unos 100.000 euros, y se ha recurrido en experiencia pionera al método de ‘crowdfunding’ -pequeñas ayudas solidarias de muchos simpatizantes externos-) ha marcado la tónica de una producción modesta, sin pretensiones, que al final impone su sinceridad y entrega sobre cualquier otra consideración. Aspirando a un humilde aprobado, consiguen un notable alto; otros que se creen sobresalientes no pasan del suspenso.
La obra resulta casi totalmente inteligible en su compleja trama, y su larga duración sólo se hace sentir en el último cuarto de hora, cuando Shakespeare cae en un par de falsos finales y no sabiendo muy bien como terminar lo hace en clave de auto sacramental profano. El texto, menos sentencioso de lo habitual en este autor, más periodístico diríamos, suena siempre bien y en un tono más cotidiano que solemne, más vulgar que ampuloso. El elenco así, se mantiene cercano al público, y los actores comportándose siempre con sencillez, huyendo de la declamación y adoptando un perfil bajo, consiguen finalmente convencer de que más vale lo bueno en mano, que lo excelente volando. Coreografías y músicas contribuyen a potenciar una producción inteligente.
Es llegado el momento de felicitar al director, que hasta ayer era sólo actor, y que con tan tan sólo una dirección anterior (‘El castigo sin venganza’ de Lope de Vega en 2011) demuestra dotes indudables. Los elementos casan, los movimientos resultan, los tiempos funcionan, la estructura es coherente y el resultado satisfactorio. En la segunda función tras el estreno, la enorme platea estaba prácticamente repleta y el público ni dió el menos síntoma de fatiga ni regateó densos aplausos finales.
En total, 14 actores interpretan 18 personajes en los que se han condensado los 40 a los que dio vida Shakespeare en una obra bien diferente de sus títulos más famosos, escrita de encargo, condicionada por la cercanía de los acontecimientos y la importancia histórica del episodio, en la que sin embargo el personaje de la mala derrotada adquiere una dimensión que supera a la de los buenos vencedores, aquel rey Eduardo VIII capaz de crearse una religión nueva a su medida y aquella reina Ana Bolena que sólo tenía juventud y belleza para imponerse a mujer tan madura, tenaz y consecuente como fue Catalina, la hija del rey Fernando.
Elena González borda el papel de la aragonesa en la primera parte aunque resulta al final demasiado melodrámatica, trastornada y en camisón, descalza reina moribunda, fantasma discordante en el friso final triunfante de la monaquía de los Tudor ingleses que recuerda a Juana la Loca. El Enrique VIII de Fernando Gil aparenta desvaímiento al inicio pero termina captando el punto del personaje, sin histrionismos pero con los correctos matices de arrogancia, que pareciendo banales serán capitales en la historia inglesa. Junto a ellos, Ana Bolena resulta un personaje menor y sin matices con el que cumple Sara Moraleda. Muy destacable Jesús Fuente en el cardenal Wolsey y definitivo para dar peso a la producción el buen hacer en los demás personajes, tales como el Gardiner de Alejandro Saá, el Campello de Julio Hidalgo, la Beatriz de Alejandra Mayo, el Cranmer de Jesús Teyssiere.
La Fundación Siglo de Oro es reconversión de la compañía Rakatá, que especializada en teatro clásico había ya puesto en escena Fuenteovejuna (2009), El perro del hortelano (2007), Desde Toledo a Madrid (2006), La isla (2004) y El efermo imaginario (2003). Su trayectoria está muy influida por el director británico Laurence Boswell, un especialista británico en las obras del Siglo de Oro, que en 2005 en el Teatro Español protagonizó un memorable acontecimiento con la puesta en escena de cuatro obras de Shakespeare. Tras su éxito, los promotores de Rakatá se pusieron a su disposición y él les respondió que tendría que ser con la obra que él quisiera, con un elenco que él eligiera y con doce semanas para ensayos. Dijeron a todo que sí y ese fue el germen de ‘El perro del hortelano’ en el Teatro Albéniz en 2007. Le pidieron que repitiera y la elegida fue un «Fuenteovejuna» en mayo de 2009 en estos mismos Teatros del Canal. En febrero pasado nos ofrecieron un Doctor Faustus de Christopher Marlowe, bastante discutible.
Reseña de El castigo sin venganza
VALORACIÓN DEL ESPECTÁCULO (del 1 al 10)
Interés: 7
Texto: 8
Versión: 7
Dirección: 7
Interpretación: 7
Escenografía: 7
Realización: 7
Producción: 7
TEATROS DEL CANAL
Enrique VIII, de William Shakespeare
Fundación Siglo de Oro
Del 28 de agosto al 23 de septiembre
Dirección Ernesto Arias
Producción ejecutiva José Antonio Escudero
Adjunto de la dirección Rafael Labín
Versión José Padilla
Coordinadora de vestuario Susana Moreno
Diseñador de iluminación Rafael Labín
Diseñadora de maquillaje y peluquería Leticia Rojas
Composición musical Juan Manuel Artero
Coreógrafa Patricia Ruz
Reparto
Enrique VIII Fernando Gil
Catalina de Aragón Elena González
Wolsey Jesús Fuente
Northfolk Rodrigo Arribas
Gardiner Alejandro Saá
Chambelan Daniel Moreno
Sands / Intendente Oscar de la Fuente
Beatriz Alejandra Mayo
Souffolk Bruno Ciordia
Campello/ Buckingham Julio Hidalgo
Cranmer Jesús Teyssiere
Ana Bolena Sara Moraleda
Figurante 1 Asier Tartás Landera
Figurante 2 Diego Santos
Horario: De miércoles a sábados, 20.30h.; domingos, 18.30h.
Precios: 24€.