El año próximo tendremos Verdi hasta en la sopa con motivo de su nacimiento hace dos siglos. Este ‘Viva Verdi’ quería ser un contundente aperitivo, una antología de grandes momentos de sus óperas, dramatizada con textos propios y ajenos, un resumen de su vida y obra. Cesta tan amplia dispuso de mimbres escasos, o al menos así parece. El resultado no pasa de aprobado raspado. La segunda parte es bastante mejor que la primera así que aconsejamos no huir en el entreacto.
Seleccionar lo mejor de su obra operística es tarea ímproba que nunca contentará a todos. Cada cual tiene sus preferencias y hay donde elegir. Sus 28 óperas siguen programándose con asiduidad y una docena forman parte regular de los repertorios en todo el mundo. En este ‘concierto dramatizado’ se han elegido tres o cuatro escenas de ocho de ellas –Nabucco, Macbeth, Ernani, Rigoletto, Il Trovatore, Simon Bocccanegra, Aida-, por este orden, con la idea de ceñirse a una biografía idealizada de héroe independentista que no fue, o de crítico social y hasta religioso, que lo fue aún menos. Guiseppe fue un burgués obsesionado por su carrera musical y aunque sus óperas fueron politizadas en la pugna nacionalista, convertir todo ello en el eje de su vida y de su obra es un sinsentido que compromete el resto del proyecto.
Para completar el desaguisado, el creador y director escenifica la sucesión variopinta de escenas operísticas hiladas con textos atrabiliarios, en un espacio único deudor y devoto de la corriente ‘feísta’ que asola los teatros de la ópera de medio mundo. ‘Concebí el espacio como una misteriosa y vasta habitación, en el que todos los sitios son posibles: celda, claustro, gabinete, salón, corte, jardín nocturno. Donde siempre es de noche. Y sus paredes son prietas como la oscuridad nocturna. Una puerta a foro y dos puertas laterales permiten la entrada de los personajes. En los muros además del proverbial Viva Verdi de los patriotas, se encuentran escritas, tachadas, sobrescritas, consignas políticas, lamentos de prisioneros, plegarias: el microcosmos verdiano en la rudimentaria consigna callejera’. Dicho con menos palabras, varios paneles negros corredizos pintarrajeados con tiza blanca. Ya que no vemos suficientes muros pringosos por las calles, vamos a ponerlos también en el teatro, por si acaso acudimos en busca de algún remedio estético.
Para tal ambiente, tales personajes. Los cinco cantantes y la narradora se visten con monos de trabajo o prendas militares, van más bien sucios y pringosos, empuñan ametralladoras y pistolas, y se desnudan a la menor oportunidad, ellas con los pechos al aire y alguna nalga en bandolera, ellos sin pasar de los calzoncillos, que en su caso ya es más que suficiente. Todo el movimiento y la gestualidad es zafio y vulgar. Las sopranos visten a veces de largo pero se tiran tanto por los suelos y se refocilan tan a menudo con sus ‘partenaires’, que el ‘feísmo’ reinante suprime todo el sentimiento elevado -estético o mental- que la música de Verdi pretende transmitir.
Nerea Moreno es la narradora de un texto que salta de la poesía al chiste, de la declamación al exabrupto, de la biografía a la sipnosis. Lidia con párrafos de Leopardi, de Shakespeare, de Víctor Hugo, y además interviene junto a los cantantes recreando escenas que aporta Tambascio desdoblado también en libretista. Con todo ello la actriz bastante hace para llegar al final incólume. Tiene buenos momentos y momentos espantosos tal y como le pasa al espectáculo.
Y llegamos a la música, que naturalmente debía ser lo más importante. Y lo es, siendo todo lo demás disculpa, envoltorio; una pretensión narrativa justificada porque nada hay más aburrido que un recital de canto, pero que no consigue cumplir la tarea. Dos sopranos -Sandra Ferrández y Rebecca Jacobs, el tenor José Francisco Balestrini, el barítono Antonio Torres, y el bajo Bonifacio Carrillo interpretan la sucesión de personajes sin que los saltos de libreto y escenas terminen de estar muy claros. Nos movemos entre Lady Macbeth, Elvira, Leonora o Aida, entre Ernani, el Duque de Mantua, Carlos V, Manrico, Rigoletto o Radames, y no hay más variación de escenario y vestimenta, que una apertura mayor o menor de paneles, alguna silla y quitar o ponerse la camiseta. Cierto, la Jacobs saca un vestido largo y rojo y la Ferrández otro de noche cuando no va envuelta en una toalla ensangrentada. Pero todos se mueven errantes de un personaje a otro.
El nivel no es muy alto y puede mejorar con más representaciones. Boni Carrillo estuvo muy irregular y Antonio Torres fue el mejor de la noche. A Balestrini le sustituirá al parecer en algunas funciones otro tenor, Francisco Reis, así como a la pianista Celsa Tamayo lo hará Manuel Burguera. Es el único acompañamiento, sobre él descansa todo el espectáculo, y resulta un trabajo arduo que el día del estreno Celsa Tamayo realizó a la perfección.
Poco queda ya. ‘Viva Verdi’ empieza mal y termina mejor. Un desastroso ‘Va pensiero’ conduce a un ‘Mackbeth’ muy fallido, demasiado difícil para esta velada. Menos mal que llega ‘Rigoletto’ para salvar la primera parte. La segunda nos resultó mejor, bien porque el crítico se guardó el hacha en vista de la desesperada situación, bien porque el elenco superó los nervios del estreno. Todas las voces efectuaron una mejora ostensible. Y resignados a las pintadas como decorado, descubrimos que el conjunto tenía su enjundia. Si algo puede destacarse en la parte técnica, es la iluminación acorde con el feísmo reinante pero eficaz y seria.
Este autotitulado ‘espectáculo de canto’ sufre entre sus nobles pretensiones y sus bastos argumentos. Rezuma un filoitalianismo que no se creen ni los italianos y no sólo pasa de traducción simultánea en las partes cantadas, sino que se permite parrafones en la lengua de Dante realmente fuera de lugar en un escenario español. Sobran las exhibiciones corporales y los sobeteos impúdicos. No es un monumento a la belleza de la ópera verdiana pero puede verse si se respetan las dos horas programadas y no se convierten en casi tres como el día del estreno. Había expectación, pero en el intermedio desertó la mitad del aforo. Los que resistimos, aplaudimos, aunque algunos no nos quedamos al brindis final.
VALORACIÓN DEL ESPECTÁCULO (del 1 al 10)
Interés: 7
Guión: 4
Dirección: 5
Intérpretes: 5
Realización: 5
Producción: 4
Teatro Fernán Gómez
VIVA VERDI
Dirección y Creación de Gustavo Tambascio
Hasta el 16 de septiembre
Producciones Gentiles
Trimar Producciones & Ángel Walter
ACTRIZ
Nerea Moreno
SOPRANOS
Sandra Ferrández
Rebecca Jacobs
TENORES
José Francisco Balestrini
Francisco Reis
BARÍTONO
Antonio Torres
BAJO
Boni Carrillo
PIANISTAS
Celsa Tamayo
Manuel Burgueras
REPERTORIO
PRIMERA PARTE
Va pensiero (Nabucco)
Anch’io dischiuso (Nabucco) Sandra Ferrández
Patria oppressa (Macbeth)
Due vaticini (Macbeth) Antonio Torres, Boni Carrillo
Vieni t’affretta… Or tutti sorgete… (Macbeth) Rebecca Jacobs
Come dal ciel precipita (Macbeth) Boni Carrillo
Pietà, rispetto, amore (Macbeth) Antonio Torres
Ernani involami (Ernani) Rebecca Jacobs
Da quel di che t’ho veduta (Ernani) Antonio Torres, Rebecca Jacobs
Infelice, e tuo credevi (Ernani) Boni Carrillo
Oro, quant’oro (Ernani) José Balestrini, Francisco Reis, Rebecca Jacobs, Boni Carrillo
Cortiggiani, vil razza dannata (Rigoletto) Antonio Torres
Tutte le feste al tempio (Rigoletto) Sandra Ferrández
Si, vendetta, tremenda vendetta (Rigoletto) Boni Carrillo, Antonio Torres, Sandra Ferrández
La donna e mobile (Rigoletto) José Balestrini, Francisco Reis
SEGUNDA PARTE
Abbietta zingara (Il Trovatore) Boni Carrillo
Di quella pira (Il Trovatore) José Balestrini, Francisco Reis
D’amore sull’ali rosee (Il Trovatore) Rebecca Jacobs
Miserere (Il Trovatore) Rebecca Jacobs, José Balestrini, Francisco Reis
E scherzo ed e follia (Un ballo in maschera)
Morro ma prima in grazia (Un ballo in maschera) Sandra Ferrández
Eri tu (Un ballo in maschera) Antonio Torres
O inferno… Sento avvampar nell’anima (Simon Boccanegra) José Balestrini, Francisco Reis
Il lacerato spirto (Simon Boccanegra) Boni Carrillo
Come in quest’ora bruna (Simon Boccanegra) Sandra Ferrández
Fiesco! Simone, i morti ti salutano (Simon Boccanegra) Antonio Torres, Boni Carrillo
Celeste Aida (Aida) José Balestrini, Francisco Reis
Ritorna vincitor (Aida) Rebecca Jacobs
Radamès, Radamès, Radamès! (Aida) Boni Carrillo, Sandra Ferrández
Libiamo, libiamo ne’ lieti calici (La Traviata)