Un despliegue histórico-artístico sin parangón en mucho tiempo
El Patrimonio Nacional con la ayuda del Banco Santander presenta la exposición “Goya y el Infante don Luis: el exilio y el reino” en el Palacio Real, mientras que la Casa de Alba presenta “El Legado Casa de Alba. Mecenazgo al servicio del Arte” en el nuevo espacio expositivo del Ayuntamiento de Madrid en la plaza de Cibeles. Coinciden ambas inmersiones históricas en mostrar unos antecedentes imponentes de la monarquía española en estos tiempos agitados que parecen una vez más hacer tambalear esta realidad tangible e intangible que llamamos España. Huellas indelebles de un tiempo en el que la realeza y la aristocracia mostraban su poder también acumulando las mejores obras de la creación artística. Ahora podemos verlas los plebeyos en selecciones imponentes ante las que reflexionar no sólo sobre un pasado todavía poco asimilado sino sobre un futuro siempre inquietante.
“Goya y el Infante don Luis: el exilio y el reino” recoge 300 piezas con las que se recrea el entorno de la figura de este Infante, personaje importante aunque poco conocido de la historia de España. Don Luis de Borbón y Farnesio, hermano menor del Rey Carlos III, es un exponente del Siglo de las Luces español. A los diecisiete cuadros de Goya expuestos, se suman las obras de Mariano Salvador Maella, Corrado Giaquinto, Mengs, Madrazo o Tiépolo. La muestra sirve también para reivindicar la obra y talento de un pintor – Luis Paret – esencial para entender la vida del Infante don Luis y que, junto con Goya y Luis Meléndez, son considerados los pintores más importantes de la segunda mitad del siglo XVIII español.
“El Legado Casa de Alba. Mecenazgo al servicio del Arte”, expone las joyas del patrimonio artístico que conserva la Fundación Casa de Alba tanto pictóricas y escultóricas como documentales. La mayor parte se exhiben públicamente por primera vez. Es una de las colecciones más importantes del país e incluye, entre otras piezas, La duquesa de blanco, de Francisco de Goya, y La Virgen de la granada, único cuadro en manos privadas de Fra Angelico. Junto a la galería de retratos de los sucesivos duques, realizados por maestros como Tiziano, Louis-Michel van Loo, Mengs, Goya y Federico de Madrazo, se exhiben documentos tan señalados como la colección de cartas autógrafas de Cristóbal Colón, la más extensa que se conoce, y una primera edición de El Quijote.
La primera está comisariada por Francisco Calvo Serraller, crítico poderoso, catedrático de Historia del Arte en la Complutense y académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. La segunda está a cargo de Pablo Melendo, consultor privado y director de la casa de subastas Sotheby España, cuyas últimas exitosas pujas han sido el cuadro «Fuensanta» de Julio Romero de Torres, vendido por 1,2 M. de Euros, y la venta de «Santa Rufina» de Velázquez por casi 12,5 M. de euros.
LUIS DE BORBÓN
Para comentar la exposición dedicada a la memoria del hermano menor del Rey Carlos III vamos a darle la palabra a su comisario. Quinto hijo varón de Felipe V, la posibilidad de acceso del Infante don Luis al trono español era, en principio, tan remota que fue destinado a la carrera eclesiástica, pero un conjunto de impremeditadas circunstancias –la muerte sin descendencia de tres de los cuatro hermanastros y hermanos que le precedían y el hecho de que los hijos de Carlos III no hubiesen nacido y educado en España, como prevenía que debieran hacerlo la Ley Sálica– le colocaron en el ojo del huracán de la sucesión, sobre todo, al renunciar el Infante don Luis a los 27 años a su flamante destino en la Iglesia española y al demostrar que era muy capaz biológicamente de engendrar hijos. Al final sólo se calmó la inquietud de la Corte al respecto al ser obligado a contraer un desigual matrimonio morganático que anulaba sus aspiraciones y derechos. Su hermano le destinó a un exilio dorado donde transcurrió el resto de su vida refugiado en sus mecenazgos y pasatiempos ilustrados.
En el primer apartado de la exposición, titulado Conversaciones nocturnas, destaca ‘La familia del Infante don Luis’, obra impresionante de Goya en 1784, cuando, tras sus esponsales con la joven aragonesa doña María Teresa de Vallabriga, el matrimonio y sus hijos vivían ya en el suntuoso destierro del Palacio de Arenas de San Pedro. Este grupo de 14 figuras sorprendido en tertulia nocturna puede generar todo tipo de evocaciones conspirativas en el visitante.
Con el capítulo Igual/desigual, el segundo del recorrido de esta exposición, se abordan las cuitas del Infante don Luis, que se vio impelido a contraer nupcias desiguales desde todos los ángulos, con una mujer de inferior condición y escandalosamente más joven. Se ve obligado a renunciar a su condición –y, por tanto, es castigado al hacerlo–, poniendo en evidencia todos los vicios institucionales del matrimonio por conveniencia o interés, que entonces empezaba a ser denunciado. Desde esta óptica, nada más representativo al respecto que los dos grandes cuadros seleccionados: el de Las parejas reales, de Luis Paret, que refleja una vistosa parada pública entre iguales de la más elevada alcurnia, y el cartón La boda, de Francisco de Goya, que parodia, en un ámbito muy diferente de una burguesía rural, un acuerdo matrimonial entre seres antitéticos, se miren como se miren.
Los dos apartados subsiguientes, los titulados Álbum familiar y Propios y extraños, no nos plantean problemas argumentales, porque el primero consiste en una amplia serie de retratos de los miembros de la familia directa del Infante don Luis, los padres y los hijos, en diferentes momentos de sus respectivas vidas, la mayor parte de ellos, por cierto, pintados por Goya, mientras que el segundo acoge a los satélites que, de una manera u otra, gravitaron sobre los primeros. El quinto y sexto apartado de la exposición están dedicados, de forma monográfica y sucesiva, respectivamente a los pintores Luis Paret y Alcázar (1746-1799) y Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828), pues ambos estuvieron tutelados, cuando más falta les hacía, por el Infante don Luis. Por último, con el título genérico de El gabinete del Infante don Luis, con el que concluye la exposición, se incluyen tres secciones: la primera, Tipos y costumbres, donde se recogen cuadros de personajes y escenas populares españolas, firmados por Francesco Sasso, Lorenzo Tiépolo y Antonio Carnicero; la segunda, Cámara de las maravillas, es un típico cajón de sastre de las muy diversas aficiones del Infante don Luis, que eran científicas, musicales, arquitectónicas y de artes decorativas; y la tercera consiste en una reconstrucción, por fuerza parcial, de lo que fue su magnífica colección de pinturas.
CASA DE ALBA
En cuanto a la segunda gran exposición que comentamos, empecemos constatando que el patrimonio artístico y cultural que ha acumulado la Casa de Alba desde su fundación en el siglo XV es enorme, y la exposición lo refleja en tres apartados. La primera parte se centra en narrar la historia y las hazañas de la Casa de Alba, así como su vinculación a la Corona y la defensa de la política y sociedad española, e incluye la inusual escultura del Gran Duque luchando contra los enemigos de Felipe II representados en la figura de una hydra con las cabezas de Isabel I de Inglaterra, el Papa Paulo IV y el Gran Elector de Sajonia; también el Nobiliario de Indias, fondo documental de extraordinaria importancia de cartas reales expedidas por la Cancillería de Indias concediendo escudos de armas a conquistadores, ciudades e indígenas; o la Virgen del apodado ‘Maestro Inter vírgenes’, de la colección del primer duque; y uniformes de Alfonso XII, Alfonso XIII y Juan Carlos I como Capitán General del Ejército de Tierra.
El capítulo segundo destaca la labor de mecenazgo de la Casa de Alba en la sociedad española, europea y americana a los largo de los siglos pasados. Hay que citar las donaciones al Convento de las Agustinas de Salamanca y al Colegio del Cardenal de Monforte de Lemos. La ingente actividad de mecenazgo y de coleccionismo llevada a cabo por del VII Duque de Berwick y undécimo de Alba, el apoyo a artistas como Alvarez Cubero y Solá, la formación de una colección de arqueología única en España. En este capítulo hay que resaltar la figura del X Conde de Aranda, llevando a su esplendor la a la Real Fábrica de Cerámica y Porcelana de Alcora fundada por su padre. No hay mención a las Majas desnudad y vestida, ni a la amistad, probablemente íntima, que Goya mantuvo con la decimotercera duquesa de Alba María del Pilar Teresa Cayetana de Silva y Álvarez de Toledo, de la cual hizo varios retratos en los cuales el tratamiento pictórico revela gran cariño: debido a muchas similitudes entre la bella duquesa y la mujer representada en Las majas (La maja vestida y, en especial, La maja desnuda) se ha elucubrado con que ella era la retratada, tras un romance con el pintor en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz). Goya retocaría la cabeza para disimular la verdadera personalidad de la protagonista y evitarle un escándalo seguro. La segunda hipótesis es que se trata de Pepita Tudó, amante de Godoy (primer ministro de Carlos IV), y Goya la pintaría primero desnuda, pero, avisado de que Godoy estaba enterado y se dirigía hacia Sanlúcar, pintó a todo correr otra, en este caso vestida, para poder enseñársela a Godoy sin provocar ninguna desconfianza.
El último capítulo englobaría las obras de arte que se han acumulado gracias a las relaciones y costumbres sociales, personales y familiares, de los sucesivos miembros de la Casa de Alba a través del tiempo. El arte y la cultura como parte de la vida cotidiana, recuerdos y regalos, que son ejemplos de una importante y refinada vida social y familiar. En este grupo cobran un especial lugar los regalos de los Emperadores de Francia a sus hermanos los XVI Duques de Alba, así como, la colección de miniaturas y la de uniformes reales vestidos en la Pascua Militar que por un antiquísimo privilegio debían ser donados por el Rey a la Casa.
De la Casa de Alba se podría y se debería hablar largo y tendido. Se remonta a 1434 cuando Juan II de Castilla, confirma a Gutierre de Toledo, obispo de Palencia, la merced de la villa de Alba de Tormes (documento que puede verse en la exposición). El apoyo a la Corona de Castilla y posteriormente de España, generaron nuevas mercedes y títulos, hasta llegar al siglo XXI donde se acumulan en una sola persona 45 títulos nobiliarios con 18 Grandezas de España. Su archivo de documentos es único en el mundo, y la Biblia de la Casa de Alba, del siglo XV, maravillosamente iluminada, puede verse en la exposición.
Fernando Álvarez de Toledo, tercer duque de Alba, fue, sin lugar a dudas, el más destacado militar de su época. En su juventud sirvió a Carlos V, participando en la conquista de Túnez y de Estrasburgo. En el reinado de Felipe II combatió en Italia al Papa Paulo IV. Desde 1567 gobernó Flandes, enfrentándose en una guerra terrible a Luis de Nassau y Guillermo de Orange. La conquista de Portugal constituye el postrer episodio de su brillante carrera.
Luis de Haro, cuarto conde-duque de Olivares, marqués del Carpio y de Eliche, es sin duda el más importante coleccionista de su siglo y reuniría una formidable pinacoteca, acrecentada después por su hijo Gaspar de Guzmán, virrey de Nápoles.
El décimo segundo Duque y su esposa la Duquesa de Huescar ( cuyos retratos por Mengs podemos ver en la exposición) murieron jóvenes y sin descendencia. Algunas obras maestras de la colección pasaron a manos de Godoy, como las Majas, o la “Venus del espejo” de Velázquez y “la Sagrada Familia” de Rafael que con el tiempo saldrían de España. Muchas obras fueron heredadas por sus sirvientes y amigos. En estos atribulados momentos de la invasión francesa se produjo la dispersión de parte de la colección original.
Jacobo Fizt-James Stuart, Duque de Berwick acude en ayuda del pretendiente francés a la Corona Española en la Guerra de Sucesión, el futuro Felipe V. El 25 de abril de 1707 resultó vencedor de la batalla de Almansa, lo que le valió los ducados de Liria y Jérica y la imposición del Toisón de Oro (que describe el cuadro de Ingres). El tercer Duque de Berwick, lo será también de Veragua, por su madre, Catalina Colón de Portugal, descendiente de Cristobal Colón.
Carlos Miguel Fizt-James Stuart y Silva, séptimo duque de Berwick y décimo cuarto duque de Alba, realizará una labor de mecenazgo con los principales escultores españoles. El duque comprendió la importancia de recuperar las obras de arte de la colección, así recibiría 32 cuadros de la antigua colección que acrecentó con importantes compras en Europa como el Fra Angélico de “la Virgen de la Granada”, o el Rubens “Camino al mercado”, obras maestras que salen por primera vez del Palacio de Liria. Terminada la Guerra de Independencia el XIV Duque emprende su particular Grand Tour, llegando a residir varios años en Italia. Su pasión por el arte, en todas sus vertientes, es tan grande que llegó a tener al final de su vida, a parte de las 268 que ya poseía como herencia, 168 lienzos, 5.148 dibujos, 17 tapices, 15 atlas geográficos, 293 libros, etc. Obras maestras de la colección de la Casa de Alba proceden de estos viajes, como el Fra Angelico, el Rubens del Camino al mercado y una extensa y selecta colección de pintura italiana y flamenca.
Así llegaríamos al décimo séptimo duque de Alba, D. Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó, que casa con Doña Rosario de Silva y Gurtubay, marquesa de San Vicente del Barco, en 1918. De este matrimonio nacerá Doña Cayetana actual duquesa de Alba. Dice la muestra que ‘la labor de conservación, estudio, recuperación y ampliación del patrimonio recibido llevada a cabo por la duquesa Cayetana, ha permitido que la Casa Alba sea una referencia de las casas aristocráticas españolas en todo el mundo’. No hay por supuesto mención a su atrabiliaria vida social, porque esa ya es pasto suficiente de la crónica rosa de nuestros días.
En fin, coinciden dos exposiciones similares y diferentes. La primera con un indudable peso institucional. La segunda con vocación redentora de un pilar de la España eterna que aparentemente se tambalea. Independientemente de las reflexiones políticas y filosóficas de cada cual, son oportunidades excepcionales para contemplar un despliegue de obras de arte sin parangón en cualquier otra capital europea y que casi nadie ha podido contemplar en siglos.
Palacio Real
Salas de Exposiciones Temporales
“Goya y el Infante Don Luis: el exilio y el reino”
Hasta el 20 de enero de 2013.
Organiza: Patrimonio Nacional.
Colabora: Fundación Banco Santander.
Comisario: Francisco Calvo Serraller
Comisaria adjunta: Mª. Luisa Martín de Argila
Tarifa: 5 € (exposición)
Más información
Aproximación a la exposición (del 1 al 10)
Interés: 7
Despliegue: 8
Comisariado: 8
Catálogo: 9
Folleto explicativo: 7
Actividades complementarias: n/e
CentroCentro Cibeles
“El Legado Casa de Alba. Mecenazgo al servicio del Arte”
Hasta el 31 de marzo de 2013
Comisario, Pablo Melendo
Actividades complementarias: un ciclo de tres encuentros en el Instituto Cervantes estará dedicado a las relaciones de la Casa de Alba con la pintura, el cine y la historia de España. Habrá también talleres infantiles del Programa “Madrid un Libro Abierto”, teléfono 914801198.
Tarifa Normal: 10 €
Más información
Aproximación a la exposición (del 1 al 10)
Interés: 7
Despliegue: 8
Comisariado: 7
Catálogo: n/v
Folleto explicativo: n/v
Actividades complementarias: 6