Solitario columpio

Teatro de máscaras para reflejar existencias infelices con agridulce sonrisa

Solitario columpio
Solitudes - Centro Cultural de la Villa

Tras reponer en este mismo escenario su primera y exitosa obra, con la que llevan siete años dando la vuelta al mundo, esta pequeña compañía cuyo nombre significa columpio en vasco, ofrece su segunda entrega, muy parecida a la anterior en temática y concepto, añadiendo personajes, y con un trasfondo aún más triste. Estas ‘Solitudes’ (en francés soledades, aislamientos) son un retrato atroz de la ancianidad terminal acompañado de una visión certera del resto del recorrido, jóvenes estúpidos y adultos egoistas, crueles y desgraciados. No deja títere con cabeza, espanto sin máscara, pero lo hace con una engañosa dulzura que permite al público mirar para otro lado, aplaudir y olvidarse.

‘Solitudes’ nos parece aún mejor que la anterior ‘André y Dorine’ (ver nuestra reseña), otra vuelta de tuerca, más compleja y mejor contada. La dirección de Iñaki Rikarte consigue una dramartugia impecable de una historia compleja que alterna dos escenarios y nueve personajes en perfecta secuencia. Una pareja de ancianos arrastra sus últimos días en el destartalado salón de su casa con sólo un estímulo, la diaria partida de cartas. Un electricista bien sinvergüenza les deja mal arreglada una avería, y la mujer muere electrocutada. Del desolado viudo se hace cargo un hijo tan insensible como cualquier hijo de vecino, acompañado de una nieta tan colgada del móvil como tantas nietas. En paralelo, una prostituta callejera se busca compañera y el proxeneta que las explota se ceba en un jovenzuelo marginal que por allí anida. Un sudaca trae una pizza, un señor malhumorado pasa leyendo el peródico. El ambiente casero del viudo se entremezcla con el ambiente callejero cercano y así, anciano solitario y prostituta en ciernes terminarán intentando lo imposible, salir adelante y hacerse compañía mutuamente, entre la incomprensión de sus ambientes y la aparición de una mosca inteligente.

Se podría contar de varias maneras alternativas y se podría describir escenas memorablemente desdoladas, tremendas, contadas con esa naturalidad de las tragedias cotidianas que ya ni sorprenden, ese viaje al malecón a arrojar las cenizas de la muerta, esos consuelos de la tele y el móvil, esos paseos para que el perro defeque, esos escarceos sexuales tan míseros, ese cuidar descuidando al anciano que se derrumba por momentos, esas soledades inmensas que lo pueblan todo de infinita tristeza y desesperación resignada.

Una producción cuidada, en la que no se han regateado ensayos para que todo funcione a la perfección, en la que la música juega un notable papel, y en la que el malecón es soberbio y el salón demasiado feo. Un montaje en el que los tres artistas se multiplican incensantes, siempre acertados, siempre convincentes.

Reir para no llorar es una fórmula para sobrevivir patentada durante siglos en este valle de lágrimas, y estos Kulunka se cuidan muy mucho de explicarnos su fórmula, como han conseguido siendo jóvenes conocer tan a fondo la vejez, como se las arreglan para ser tan morbosos sin que se les note, para provocar sonrisas heladas, carcajadas sombrías, lloros congelados. Tienen un lenguaje sin palabras, de gestos depurados hasta el tuétano, de leves movimientos que sueltan discursos y de máscaras inmóviles que se expresan como el mejor de los actores. Siguen debiendo mucho de su inspiración al grupo alemán de la Familia Flö, pero recorriendo circuitos diferentes, hay sitio para todos en este mundo del espectáculo tan global como todos, donde se puede dar vueltas y vueltas de festival en festival y seguir cada función ofreciendo una vital ración agridulce, un espejo en el que lo cóncavo disimula lo convexo, una valiosa reflexión de sonrisas para contener tantas lágrimas.

Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Interés, 8
Trama, 8
Puesta en escena, 8
Interpretación, 9
Producción, 8
Documentación para los medios, 5
Programa de mano, 6

Fernán Gómez. CC de la Villa
Sala Guirau
SOLITUDES
Del 13 al 29 de octubre de 2017
Dirección de Iñaki Rikarte

Reparto: José Dault, Garbiñe Insausti, Edu Cárcamo
 
Música original y diseño de sonido – Luis Miguel Cobo
Diseño y construcción de máscaras – Garbiñe Insausti
Diseño de escenografía y vestuario – Ikerne Giménez
Ayte. de dirección  – Rolando San Martín
Ayte. de escenografía  –  Almudena Martín Pérez
Construcción de escenografía  – Mambo Decorados
Diseño de iluminación  –  Carlos Samaniego Producción     
Kulunka Teatro – Distribución nacional   
Proversus – Distribución internacional   
Kulunka Teatro Prensa – María Díaz.

De martes a sábado: 20 h – domingos y festivos: 19 h
Entrada general: 20 euros
Duración: 80 min. 

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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