El honorable Sciascia

Paralelismos italo-hispanos de ayer y hoy en la recoleta sala 'El umbral de la primavera'

El honorable Sciascia
El honorable - El umbral de la primavera

Sicilia, 1965. Una metáfora sobre el desgaste moral que le produjo al partido italiano Democracia Cristiana su largo dominio del poder, una pieza de tesis de un gran escritor ‘de izquierdas’, un adelanto lúcido sobre la colusión del poder político y el económico, el clientelismo mafioso, la financiación irregular de los partidos y el deterioro de la democracia parlamentaria que con el cambio de siglo se estaba generalizando. Un montaje discreto pero efectivo, bien contado y bien interpretado en una agradable sala alternativa que merece conocerse. Una fisura teatral interesante entre el teatro subvencionado y el teatro hipercomercializado.

‘L’onorevole’, tratamiento honorífico en Italia para diputados y senadores, narra la historia de un profesor de instituto al que, sin apenas experiencia política, la poderosa DC le promueve a candidato al Parlamento, buscando renovar su imagen, y que resulta elegido, pasando de su modesta y recoleta vida de profesor de instituto que completa sus ingresos con clases particulares, a ser una persona importante que va mejorando rápidamente su estatus y su nivel de vida mediante esa insidiosa corrupción de baja intensidad enquistada en las instituciones públicas. La obra desarrolla su proceso de transformación inexorable desde un moralismo cimentado en sus lecturas de El Quijote y Calderón, hasta la recepción habitual de comisiones camufladas, algo que trastorna a su esposa, encanta a su hija y su yerno, y le lleva a ser nombrado ministro en una escalada profética, puesto que Sciacia conocería después de cerca las tentaciones del poder e intentaría resistirlas antes de abandonar la política.

Al convertirse en “honorable”, es decir, en diputado, Emanuele Frangipane va dejando de ser el profesor tranquilo que daba clases de griego y latín en una pequeña ciudad de la Sicilia occidental. A lo largo de dos lustros no sólo cambia su estilo de vida: los perversos mecanismos del poder también promueven la disgregación de su familia y el rompimiento con su pareja.

Se trata de una producción modesta en lo material, aunque de trabajada puesta en escena y de reparto abundante, quizás su mayor atractivo. Un elenco de diez actores y actrices en escena no se ve todos los días. Didier Otaola hace un notable Emanuele Frangipane y Bernardo Riaza destaca como es monseñor cuya implicación con la política es de lo mejor del texto. Los contactos del poder visible y el poder fáctico protagonizan algunos de los mejores momentos, sin olvidar al especulador que encarna Iván Mínguez en clave de farsa cuando no toca la percusión que anima los numerosos momentos musicales.

Paloma Montero va creciendo de esposa sumisa a esposa rebelde, y su duelo con ese obispo o vicario tan terreno es su estelar momento. Todo el reparto cumple aunque el escenario en directo y tan cercano descubre deficiencias que no curan sino agravan tanto cine y teleseries en sus currículos; y en ese sentido José Carlos Palacios aparece como el más bisoño, en ese mal alumno trasmutado en asesor político del profe diputado que le ha tocado en suerte.

El mexicano Lidio Sánchez Caro dirige con oficio y consigue que todo funcione a pesar de que nada es perfecto. Ni lo que llaman ‘diseño plástico’ -correctos iluminación y vestuario a falta absoluta de escenografía- de María Marcos Patiño, que ya trabajó con él en Lagrada, ni el movimiento escénico de Soumaya El Jaouhari, que altern a los actores sentados entre los espectadores de primera fila, que monta buenos números musicales, pero que incluye coreografías no tan logradas, entre las que el uso y abuso de un balón al inicio, debería suprimirse a nuestro gusto.

Mención aparte merece la abundancia de números musicales a la que ya hemos hecho dos referencias. Es muy de agradecer que una trama muy intelectual sea endulzada con canciones variadas, pero hay números mejores, el baile de la cumbia, y peores, el de Satisfaction de los Rolling Stones, que podría eliminarse sin que se notara. Gloria Exchevarría potencia su pequeño papel en una actuación que demuestra que sabe cantar pero que se mete con calzador.

La obra es interesante, aunque sólo sea por lo bien escrita, por algunas de las opiniones y juicios que circulan en ella, y por esa sobriedad en la denuncia, que aunque es un tanto pueril no carga tintas ‘a la española’. Y es pueril porque cuando se gobierna cuarenta años, ya sea la democracia cristiana o el franquismo, en la URSS o en Cuba, el desgaste y la degeneración han sido hasta hoy inevitables. Y, sobre todo, porque con lo que hemos visto y estamos viendo después, la izquierda -felipismo en España, craxismo en Italia- no lo hace mejor cuando le toca, y apañados iríamos con los experimentos de mareas y mareos si se perpetuaran más allá de esta movida legislatura.

L’Onorevole, El diputado (1965) es una de las tres piezas teatrales que escribió Leonardo Sciascia  (1921-1989). Una década después fue elegido en la lista comunista como concejal de la ciudad de Palermo, pero dimitió dos años más tarde decepcionado; Lo intentó de nuevo con el Partido Radical de Marco Panella con el que llegó a eurodiputado y al congreso italiano entre 1979 y 1983), viendo de todo pero ya no escribiendo sobre ello.

De esta pieza recorrió Sicilia una nueva versión en 2015 que luego pasó a la península sin demasiado impacto. Y es que la DC ya no existe (¡el franquismo tampoco!), y aunque hayan dejado poso, han mutado en comportamientos y etiquetas muy diferentes protagonizados a menudo por sus supuestos rivales ideológicos, los cuales merecerían alguna vez también tratamiento dramático de ficción, esos modos y esas ideas tan caducas y autoritarias esgrimidas por nostálgicos del ‘contra franco vivíamos mejor’.

En 2006 la moderadamente separatista Liga Norte presentó en la Camara de los Diputados italiana un proyecto de ley para anular el título de honorable a los representantes políticos, dado que pensaban que les colocaba por encima del resto de los ciudadanos y los convertía en una especie de casta que generaba suspicacias y rencores. No se aprobó y en 2015 ha resucitado el proyecto moderadamente podemita Movimiento 5 Estrellas. Vemos que una petición pública en el mismo sentido fue firmada solamente por 43 personas en todo el país. A día de hoy los honorables italianos siguen prefiriendo conservar el apelativo y a los ciudadanos parece que les importa un bledo.

El no identificar a los actores con los personajes obliga a recurrir a la lupa con la portada de periódico del programa de mano, que no obstante es una bonita idea. En el estreno hubo nervios, pero la producción merece llegar más alto en su futuro recorrido.

Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Interés, 7
Texto, 8
Dirección, 7
Puesta en escena, 7
Interpretación, 7
Producción, 7
Documentación para los medios, 7
Programa de mano, 7

EL UMBRAL DE PRIMAVERA
“El honorable” (El diputado), de Leonardo Sciascia
Todos los jueves de noviembre: 2, 9, 16, 23 y 30, y los jueves 7 y 14 de diciembre, a las 20:30 hrs.

Reparto, por orden de intervención:
Didier Otaola
Nacho León
José Carlos Palacios
Paloma Montero
Sara Castro
Bernardo Riaza
Lucía Cubillo
Isaac Romo
Gloria Echevarrías
Iván Mínguez

Diseño plástico: María Marcos Patiño
Movimiento escénico: Soumaya El Jaouhari
Percusiones: Iván Mínguez
Difusión y prensa: Patricia Marcos
Producción: ARTISTAS Y.
Dirección: Lidio Sánchez Caro

Calle Primavera, 11 –  Metro: Lavapiés
Junto a Párking Público
Información y reservas: 605 849 867
[email protected]
http://elumbraldeprimavera.com/

Teatro miembro de Barrio de Teatros: catorce espacios de Lavapiés, diversos en forma, en espíritu y en contenido, gestionados por equipos o personas con muy diferentes proyectos.
http://www.lavapiesbarriodeteatros.es/.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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