Con un buen cascanueces

La Compañía Nacional de Danza consigue retornar al ballet clásico

Con un buen cascanueces
El Cascanueces - Teatro Real

Mucho se jugaba la Compañía Nacional de Danza y su director José Carlos Martínez con este Cascanueces, prueba absoluta de si el proyecto de volver a lo clásico sin abandonar lo actual había o no funcionado. Ha funcionado, aunque haya costado demasiado tiempo y esfuerzo. Este Cascanueces es bonito y tiene aportaciones. Y con la música en directo y una buena puesta en escena de entrada, es un espectáculo muy notable.
 
‘Tras ocho años de trabajo y el éxito conseguido con Don Quijote, nuestra primera producción clásica desde hace 25 años, la Compañía Nacional de Danza vuelve a poner en escena otro de los grandes títulos del repertorio clásico, El Cascanueces. Basado en el libreto de Marius Petipa, inspirado a su vez en el cuento de E.T.A Hoffmann adaptado por Alejandro Dumas, este cuento para niños y adultos flota entre dos mundos: los sueños y la realidad, lo consciente y lo inconsciente, la infancia y la edad adulta’, dice Martínez.

El ballet original, de unos 85 minutos de duración, se ha partido con un intermedio innecesario y contraproducente, que agrava las diferencias de nivel entre un primer acto deslumbrante, con una ambientación magnífica, y el segundo en el que se abandona el esfuerzo escenográfico y la ilación argumental para dejarse llevar por la sucesión de danzas exóticas del ‘Divertissement’ hacia esa dimensión de concurso exhibicionista y virtuosismo técnico tan manifiestamente añeja del ballet clásico, con continuas retenciones de música y acción para solicitar, para reclamar de los espectadores las consabidas ovaciones. Todo ello va lastrando el espectáculo de forma irreversible y ya cuando llega el final no hay forma de enderezar lo que empezó brillante y termina mate.

La pieza ha sido montada a lo largo de un siglo con variaciones de un montaje a otro, y el de Martínez introduce también algunas que no dañan la coherencia general. En el acto primero, los Stahlbaum celebran la Navidad en su lujosa residencia reuniendo familiares y amigos. Los hermanos Clara y Fritz juegan con sus amiguitos y primos abriendo los regalos que acaban de encontrar bajo el árbol. El Concejal Drosselmeyer, padrino de Clara y hábil prestidigitador, regala a la niña un precioso cascanueces con forma de soldadito de madera que enamora a Clara por completo hasta el punto de que, cuando la fiesta termina y todos se van a dormir, la niña vuelve al salón, a escondidas, para encontrarse con su nuevo compañero. Pero al llegar la medianoche, irrumpe en el salón una cuadrilla de roedores encabezados por su Reina, ante lo cual el Cascanueces cobra vida para, con su ejército de soldaditos, combatir a los ratones y salvar a Clara. Drosselmeyer concede entonces a Clara el regalo de viajar con el Cascanueces y entrar con él en el mágico Reino de las Nieves.

La puesta en escena de esta primera parte es excelente, al nivel de las grandes óperas que se exhiben en este teatro, y convierte el ballet clásico en un espectáculo teatral de primera categoría. Pero la llegada de Clara y el Cascanueces al Reino de los Sueños ya es otra cosa: un escenario vacíocon fondos simples de colores cambiantes y grandes bolas de cristal de las que se cuelgan del árbol navideño, tan estáticas como poco estéticas. Aquí les reciben el Hada de Azúcar y el Príncipe Coqueluche, acompañados por un grupo flores bailarinas; allí conocen a visitantes de España, China, Rusia y Arabia, y participan de la fiesta que se celebra para honrar su visita. El Hada y el Príncipe Coqueluche muestran su elegancia y generosidad con su danza. Drosselmeyer, quien acompaña a la pareja, se mezcla con todos ellos y deja que Clara, en sus sueños, viva la mayor de las fantasías. Cuando despierte le quedará el grato, el asombroso, el inolvidable recuerdo de su aventura con el Cascanueces que ha vuelto a ser un simple muñeco.

La coreografía despliega 48 bailarines y es sin duda un desafío mayor que el Don Quijote de 2015 (ver la reseña de entonces). Puede decirse que un segundo peldaño en el ascenso de la CND hacia el dominio dl ballet clásico, necesitado aún de un tercer peldaño para alcanzar el podio. Pero con notables progresos ya visibles.

Cristina Casa como Clara y Alessandro Riga como Cascanueces, y Haruhi Otani como el Hada y Ángel García Molinero como el Príncipe, demostraron altas dotes. El publicó dió impresión de preferir a los segundos tras caer el telón, pero a nosotros nos gustó mucho Cristina Casa, tan acertada de expresión y ademanes como alejada en su baile de la rigidez canónica que a veces deshumaniza el ballet clásico. Hay que celebrar también el buen nivel del resto del elenco y del cuerpo de baile en sus evoluciones colectivas. Y destacar que no haya solistas invitados y todo quede a cargo de la misma CND. el reparto lo forman íntegramente artistas de la CND.

Virtuosos los desafíos del ‘divertissement’ -Chocolate (danza española), Café (danza árabe), Té (danza china), Bastones de caramelo (danza rusa), Danza de los Mirlitones, y Madre jengibre y los Polichinelas-, sin reparo alguno los valses de las Flores y el final, así como el exigente y proceloso ‘pas à deux’ entre ambos. Clara imitando al Hada para bailar con el Príncipe es quizás el momento más tierno del segundo acto. 

‘Creo que “El cascanueces” era el título ideal para seguir con la línea que empezamos con “Don Quijote”, porque nos permite mostrar el trabajo y la evolución de la compañía a lo largo de estos ocho años; su versatilidad, la capacidad de transmitir emoción que tienen los bailarines’, explicaba Martínez antes del estreno, quien con esta coreografía y dirección artística consigue reafirmar una valía puesta en estos años en entredicho. Manuel Coves le acompaña como hizo ya en Don Quijote como director musical y consigue logar esa conjunción plena de música y movimiento en la que esta pieza es maestra indiscutible en la historia del ballet, ese ‘contar’ fielmente la música con el cuerpo que tan difícil resulta a la danza contemporánea, donde a menudo las coreografías y las partituras viajan por senderos que se entrecruzan.

Otro gran acierto de este Cascanueces es su puesta en escena, o para ser rigurosos, el montaje del primer acto a cargo de Mónica Boromello, una de las grandes escenógrafas del momento que ayer vencía el inusitado desafío de estrenar dos montajes con 48 horas de diferencia en la misma ciudad, en sus mejores cosos, y con parecido acierto (el otro es ‘Los cuerpos perdidos en el teatro Español –ver nuestra reseña-). Extraordinario trabajo el de Iñaki Cobos, que con su centenar de figurines bate el récord de la CND en este terreno. Destacados Olga García en la iluminación y Manu Vera como asesor para los números de magia, que salen perfectos. 

Tres dobles parejas se alternarán en la interpretación de los papeles protagonistas. Los días 3, 6 y 10 (17.00 horas) Clara y Cascanueces serán bailados por Cristina Casa y Alessandro Riga y Haruhi Otani y Ángel García Molinero darán vida al Hada de Azúcar y al Príncipe. El día 4 defenderán sus respectivos roles Giulia Paris y Yanier Gómez Noda junto a Cristina Casa y Alessandro Riga. Y los días 8 y 10 (21.00 horas) la responsabilidad caerá sobre Lucie Barthélémy y Anthony Pina y Giada Rossi y Yanier Gómez Noda.

El cascanueces fue estrenado en el Teatro Mariinsky de San Petersburgo en 1892,  con coreografía original de Lev Ivanov y libreto de Marius Petipa, basándose en la adaptación que Alejandro Dumas hizo del cuento clásico de Ernst Theodor Amadeus Hoffmann, El cascanueces y el rey de los ratones. Su partitura es posiblemente una de las más conocidas de Chaikovski, quien ya era un compositor consagrado cuando se estrenó el ballet. Contiene algunas de las melodías más memorables del repertorio romántico, y la Suite El cascanueces, concebida con ocho números del ballet para ser interpretada en concierto es una de las mejores músicas creadas para la danza.

Esta pieza clásica pudo verse en España en 1986, en tiempos de María de Ávila como directora del Ballet Nacional de España (BNE) y del Ballet Nacional Clásico (la actual CND). Al parecer lo bailó en Madrid el mismo José Carlos Martínez en La Vaguada en 1996. Y en 2016 el Ballet de Cámara de Madrid ofreció su versión en el teatro Nuevo Apolo de la mano de los coreógrafos Iker Gómez y Manuel Garzón junto a los diseños de Agatha Ruiz de la Prada. Poco y regular.

José Carlos Martínez está a punto de despedirse: ‘No, no hay ninguna posibilidad para que yo siga como director, porque está establecido por el Ministerio de Cultura que el contrato es por cinco años, con una prórroga máxima de tres. Se hizo así precisamente para que no fuese la compañía de un director. Me voy habiendo respetado el objetivo por el que me contrataron e, incluso, pienso que superándolo. Lo necesario, ahora, es hacer muy bien la transición’. ¿Quién será su sucesor? ¿Volverá Nacho Duato y la CND dará otro bandazo? ¿Retornará de Londres, tras los grandes méritos acumulados en los últimos años, Tamara Rojo?

Interés: 7
Coreografía: 7
Puesta en escena: 7
Ejecución: 7
Programa de mano: 5
Documentación a los medios: 5

Compañía Nacional de Danza
Teatro Real
EL CASCANUECES
Ballet en dos actos
Música: Piotr Ilich Chaikovski (1840-1893)
Coreografía y Dirección Escénica: José Carlos Martínez
Director de Orquesta: Manuel Coves
Días 3, 4, 6, 8 y 10 de noviembre, este último con dos sesiones.

BAILARINES PRINCIPALES
Clara – Cristina Casa
Cascanueces – Alessandro Riga
Drosselmeyer – Ion Agirretxe
Hada de azúcar – Haruhi Otani
Príncipe – Ángel García Molinero

EQUIPO ARTÍSTICO
Escenografía: Mónica Boromello
Figurines: Iñaki Cobos
Iluminación: Olga García Sánchez
Directora Coro de niños: Ana González
Coreografía adicional (Danza española del II acto): Antonio Pérez Rodríguez
Dirección magia: Manu Vera
Caracterización, maquillaje y pelucas: Lou Valérie Dubuis
 
Orquesta Titular del Teatro Real (Orquesta Sinfónica de Madrid)
Con la participación del Coro de Pequeños Cantores de la ORCAM y de los alumnos de la Escuela de Ballet de África Guzmán
Duración: 1 h y 30 min (sin incluir descanso)

-El cascanueces de la Compañía Nacional de Danza será el gran protagonista de la Gran Gala Anual del Teatro Real el 6 de noviembre, cuya recaudación estará destinada al Aula Social del Teatro Real

-Estreno absoluto en El Baluarte, el pasado 26 de octubre. Tras su estreno en Pamplona, visita Madrid (Teatro Real) 3-10 nov; El Escorial (Auditorio) 8 dic; Sant Cugat del Vallés (Auditori) 14-15 dic; Murcia (Auditorio y Centro de Congresos Víctor Villegas) 20-22 dic.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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