De la Estrella de Sevilla al Viriato de Mérida

Proliferación de teatro clásico e histórico con montajes procedentes de varias comunidades autónomas

De la Estrella de Sevilla al Viriato de Mérida
Viriato - Teatro Bellas Artes

Mientras el Festival Clásico de Mérida traía cinco de sus últimas propuestas, la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) hospedaba en el Teatro de la Comedia un ciclo de cuatro piezas iniciado con ‘Desengaños Amorosos’, basada en obras de María de Zayas, se programó el verano pasado en los festivales de Cáceres y Almagro, con dirección de Ainhoa Amestoy, seguida de ‘El lindo don Diego’ de Agustín Moreto, dirigida por Eva del Palacio, ‘Traidor’ de José Zorrilla, montada por Jesús Peña, y cerrando el ciclo, La Estrella de Sevilla atribuida a Lope de Vega y dirigida por Alfonso Zurro, que la presenta de esta manera:

‘La Estrella de Sevilla es una de las tragedias referenciales de nuestro teatro del Siglo de Oro. Estamos ante una pieza contundente que narra unos supuestos sucesos históricos acaecidos en Sevilla. Nos situamos en el siglo XIII. El Rey Sancho el Bravo llega por primera vez a esta ciudad y queda prendado por la belleza de Estrella Tavera. La desea, y todo su fin es conseguirla cuanto antes, pasando por encima de quien se tercie. Es interesante observar, que aunque la acción se sitúa en el siglo XIII, tiene un claro reflejo en la época en la que se escribió, en torno a 1630. El Rey Felipe IV y su valido Olivares visitaron Sevilla en 1624. Por lo que La Estrella sí tiene una clara intencionalidad política para su momento. Es evidente que traslada una serie de consejos sobre los problemas de una monarquía absolutista y caprichosa. La obra no esconde su posición crítica con el soberano en subterfugios ni barroquismos. Es directa, clara, sin ambigüedades. Estamos ante un planteamiento donde frente al poder absoluto medieval aparece la concepción moderna del ciudadano. Porque los súbditos empiezan a exigir sus derechos ante las arbitrariedades despóticas de sus monarcas. Estrella es la luz, de ahí su nombre, que ha permanecido ciega y oscura sin intuir la verdad durante buena parte de la obra. Pero en el último tramo, brilla incandescente y nos ilumina para que gracias a su luminosidad lleguemos a la anagnórisis (reconocimiento) y a la peripecia final. Pasos necesarios para que esta tragedia nos purifique como individuos y nos prevenga ante sucesos parejos con aquellos a los que hemos asistido’.

Se trata de un montaje que tiene ya cuatro años y en su momento fue muy premiado. Una obra que se atribuía a Lope de Vega hasta que surgieron serias dudas y hoy se la considera un trabajo colectivo en el que fueron participando sucesivas plumas. Ello se refleja en las contradicciones del desenlace y la evolución del personaje principal, ese rey Sancho que comienza malvado y termina generosamente perdonando vidas y desfaciendo entuertos. Versión, dramaturgia, interpretación y reparto resultan aceptables. Curt Allen Wilmer presenta una escenografía tan efectiva y sencilla como todas las suyas, y un vestuario brillante, lo mejor del montaje. Manuel Monteagudo no consigue dar veracidad a ese Sancho IV de Castilla en su radical cambio de comportamiento, y Pablo Gómez-Pando carga con ese hidalgo Sancho Ortiz de las Roelas obligado a tomar decisiones imposibles. Alfonso Zurro dirige la obra con acierto, sin pretender ir más allá de lo debido.

La obra se va programando en las últimas décadas, en 1977 en la inuaguración del Festival de Almagro, en 1998 lo hizo Miguel Narros con la CNTC, y en 2009 repitió la compañía nacional  en una versión de gran nivel y belleza a cargo de su penúltimo director,Eduardo Vasco (ver nuestra reseña de entonces para comentarios más abundantes sobre la misma).

Y de Estrella Tavera a Viriathus, tal como le identifican los historiadores romanos, muerto en 139 a. C., caudillo de las tribus lusitanas que hicieron frente a la expansión del imperio en Hispania, para ocuparnos del último de los cinco montajes que ha traído a Madrid el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, tragedia estrenada en el Festival en 2017 coproducida por Verbo Producciones, escrita por Florián Recio y dirigida por Paco Carrillo: ‘Exponemos a ese Viriato caudillo que acaba siendo asesinado y se convierte, una vez muerto, en mito. Nos interesaba más esta parte de su trayectoria vital porque es el Viriato más relacionado con los problemas del poder’. La obra refleja los últimos años de su vida, a partir de conseguir la paz con Roma y ser reconocido ‘amicus populi romani’ tras perdonarle la vida al general Serviliano y a sus hombres. Comienza para Viriato y su pueblo un período de paz. Pero Cepión, el nuevo cónsul, no está dispuesto a consentir que un bárbaro se enorgullezca de haber obligado a Roma a firmar un tratado. Con la connivencia del Senado, rompe este tratado de paz. Viriato se ha convertido en un símbolo para las tribus enemigas de Roma. Y Cepión pretende demostrar que no hay símbolo lo suficientemente fuerte que Roma no pueda doblegar. Aunque sea por medio de la traición de aquellos que más cerca estaban de él. Será eliminado para que la fuerza del imperio prevalezca.

Florián Recio se ha metido en honduras ideológicas en vez de ceñirse a una escenificación original de sus  peripecias, que quizás habría bastado y sobrado. Y rompe la acción con trillados discursos pacifistas y feministas que escoran el proyecto hasta embarrancarlo. Paco Carrillo le secunda dando presencia continua a ese nefasto personaje que es la llorona Nura, con un montaje muy parco -parecido curiosamente al de La estrella de Sevilla, con tablones en vez de picas- en el que un vestuario demencial termina de poner la nota suspensa. Quizás en el teatro romano de Mérida, de lejos y a medianoche, la obra resultara más llevadera. Subida a un escenario no hay por donde cogerla, salvo por el lado compasivo del domingo de resurrección en el que tuvimos en suerte acudir a verla.

El reparto naufraga en un planteamiento imposible, ni historicista ni distanciador, personajes vestidos de época que hablan y piensan como los espectadores. Fernando Ramos hace un Viriato que nos recordaba continuamente a Andrés Pajares (¡ese corte de pelo!); Manuel Menárguez y David Gutiérrez son unos lugartenientes más tertulianos que guerreros, unos Minuro y Audax de poco empaque. Del resto del elenco no queremos hacer leña. Solo se elevan sobre el desconcierto reinante la prestancia de Ana García como Tóngina y de Juan Carlos Tirado como Cepión.

Con este montaje, la compañía extremeña Verbo Producciones vuelve sobre un tema recurrente que ya expuso en 2015 en El cerco de Numancia: ‘Queremos mostrar la cara de aquellos que resistieron al imperio romano. Roma trajo cosas buenas, pero también la invasión de los pueblos. Y también Viriato, para defenderse, hizo cosas que no favorecieron a los más indefensos. Digamos que el Viriato que nosotros vamos a presentar es sin ninguna duda un Viriato muy humano, muy cercano y un Viriato que se puede comprender mucho desde la visión del siglo XXI’, afirma Fernando Ramos, también productor del montaje. Pero tradicionalmente se ha señalado la conveniencia de no mezclar churras con merinas, episodios y personajes míticos con el runrún de las redes sociales.

Teatro de la Comedia
La estrella de Sevilla
Dirección y dramaturgia: Alfonso Zurro
Del 16 al 19 de abril de 2019

Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Interés, 7
Texto, 8
Dirección, 7
Interpretación, 7
Puesta en escena, 7
Producción, 7
Programa de mano, 7
Documentación a los medios, 7

Reparto:
Estrella Tavera: Rebeca Torres
Rey Don Sancho: Manuel Monteagudo
Busto Tavera: Jose Luis Verguizas
Don Sancho Ortiz: Pablo Gómez-Pando
Don Arias: Antonio Campos
Corifeo/ alcalde: Manuel Rodríguez
Criada: Alicia Moruno

Producción: Juan Motilla y Noelia Diez
Diseño vestuario y escenografía: Curt Allen Wilmer (AAPEE)
Diseño de iluminación: Florencio Ortiz
Diseño de música: Jasio Velasco
Diseño gráfico y fotografía: Luis Castilla
Ayudante vestuario y escenografía: Eva Moreno
Ayudante dirección y regiduría: Pepa Delgado
Técnicos: Carmen Mori, Tito Tenorio, Enrique Galera
Distribución y comunicación: Noelia Diez

CICLO CLÁSICOS EN COMPAÑÍA
-Desengaños Amorosos, Basado en obras de María de Zayas, Dirección: Ainhoa Amestoy, Producción: ESTIVAL PRODUCCIONES, 4-7 ABR
-El lindo don Diego de Agustín Moreto, Dirección: Eva del Palacio, Producción: MORBORIA TEATRO, 10-13 ABR
-Traidor de José Zorrilla, Dirección: Jesús Peña, Producción: TEATRO CORSARIO, 11-14 ABR (Sala Tirso de Molina)
-La Estrella de Sevilla de Lope de Vega, Dirección: Alfonso Zurro, Producción: TEATRO CLÁSICO DE SEVILLA
16-19 ABR (Teatro de la Comedia)

Teatro Bellas Artes
Viriato
Texto Original: Florián Recio
Dirección Y Dramaturgia: Paco Carrillo
Del 17 al 21 de abril
Duración: 80 minutos.

Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Interés, 5
Texto, 6
Dirección, 6
Interpretación, 6
Puesta en escena, 5
Producción, 5
Programa de mano, 6
Documentación a los medios, 7

Reparto:
Fernando Ramos – Viriato
Ana García – Tóngina
Pedro Montero – Olíndico
Manuel Menárguez – Minuro
David Gutiérrez – Audax
Jesús Manchón – Astolpas
Juan Carlos Tirado – Cepión
Paca Velardiez – Nura
José F. Ramos – Corifeo

Ficha artística:
Ayudante De Dirección: Jesús Manchón
Diseño De Vestuario: Maite Álvarez
Espacio Escénico: Paco Carrillo
Diseño Iluminación: Francisco Cordero
Diseño De Maquillaje: Lilian Navarro
Diseño De Atrezzo Y Realización: Francisco Bueno
Composición Musical: laoctava, Centro de Música Creativa
Dirección De Producción: Fernando Ramos
Producción Ejecutiva: Verbo Producciones S.L.

Festival de Mérida en Madrid
Nerón (del 27 al 31 de marzo), La bella Helena (del 3 al 7 de abril), Hipólito (del 10 al 14 de abril) y Viriato (del 17 al 21 de abril), todas en el Teatro Bellas Artes, y en La Latina ‘La loca, loca historia de Ben – Hur’ (del 28 de marzo al 2 de junio).

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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