Juntos y juntas, naturalmente

Viajábamos hacia la suave disolución de nuestras aristas, nos feminizábamos por simpatía, por curiosidad, por el amor a las mujeres que había sido uno de los motores de nuestra vida, la igualdad no era ya sólo un deber democrático, sino una elección sentimental por la que también nos liberábamos de las exigencias de una ‘hombría’ que habíamos recibido tantas veces con angustia. La transformación del “macho hispánico” era tan evidente como la de la misma España a lo largo de los últimos treinta años. Todo iba bien, por su propio pie, evolucionando desde esa interiorización de una masculinidad sobre todo más feliz, cuando se nos apareció Zapatero al frente de la parte más tontucia de la izquierda, que ya es casi toda. Acompañado, curiosamente, de aquellos de nuestra propia generación que en los días del Caudillo vivían modélicamente integrados, rezando o calladicos, ejerciendo sus papeles de novios tradicionales camino de la Sacristía.

La verdadera igualdad, la libertad, en fin, vendría cuando a nadie se le considerara por hombre o mujer, o por sus querencias sexuales. Cuando ya sólo fuéramos personas, individuos que no responden ni han de ser juzgados más que por sí mismos y se niegan a estar determinados por condición alguna. Esa era la utopía: un mundo de seres humanos libres para elegir su destino. La utopía liberal, of course, un modelo de sociedad y de vida al que es mucho más posible aproximarse con regímenes democráticos de derechas liberales –lo que entonces no sabíamos y hoy no encontramos-, que desde gobiernos de izquierda cuya supervivencia se fundamenta en azuzar el estúpido gregarismo que todos llevamos dentro como refugio frente a la soledad.

Es sobre esa necesidad de pertenecer, de colectivo –fíjense en cómo en el lenguaje progre aparece reiterativamente “el colectivo”-, sobre la que Zapatero ha edificado su imperio sectario: la devolución a la izquierda –hundida tras la caída del muro y la revelación de sus crímenes- de un orgullo de secta alrededor de todo aquello que pueda suponer la escisión entre buenos y malos, entre los que poseen la gracia del nuevo dios laico –acaban de inventar el bautizo laico, ya te jiñas-, y los errados, ovejas negras que aducen el derecho a su individualidad frente al comunitarismo totalitario.

Estamos, con ZP, ante el movimiento más reaccionario de nuestra reciente historia democrática: el que, para su perpetuación en el poder, persigue el regreso a todos los confictos que habíamos superado o estábamos en camino de superar. No importa. Esconder la gravísima crisis económica a la que hemos de enfrentarnos en los próximos años, insistir en el sueño de ser el país riquísimo que no podemos ser sin producir tecnología ni contar con materias primas, no hará mella en el zapaterismo porque es ya una religión y ofrece consuelo a los instalados y sus sindicatos: somos los elegidos, dice ZP, si estás con nosotros es porque eres solidario y generoso, puedes estar forrado y asistir impasible desde tu despacho de diseño al aumento de los parados y la desesperación de los humildes, pero si eres progre y pides aumento del gasto público, mientras evades impuestos, estarás perdonado y entrarás en el cielo de los justos.

Y sin embargo, esa misma manipulación del lenguaje que es su esencia, termina a veces por volverse contra el Gobierno de Rodríguez y sus camuflajes. La ministra Bibiana Aído, ese ‘fistro’, auténtica metáfora gubernamental, resumen y emblema de la utilización de las mujeres como decorado de esta ambiciosa operación reaccionaria que recupera el sexo como discriminación, expelió el otro día lo siguiente con motivo de la recepción de no sé qué antorcha del Milenio, en reconocimiento de los muchos méritos del zapaterismo, que ya engaña hasta en Europa. Y dijo Bibi que la igualdad y el desarrollo iban de la mano y tal y cual y que debíamos de trabajar “juntos y juntas” por esos objetivos, etc.

En su afán por destruir el lenguaje, por volverlo cargante para usarlo como distracción, la miembra no cayó en la cuenta de que “juntos y juntas” no es el desglose de juntos, sino su contrario, es decir, que los que estábamos juntos, hombres y mujeres, para llegar a ser simples personas y personos, ciudadanos libres, sin más, ahora volvemos a estar segregados, determinados por nuestro sexo, recluidos otra vez en el gueto sexual, integrantes a la fuerza, en el caso de los varones heterosexuales, de un ‘colectivo’ réprobo, de perversos machotes cuyo único futuro es la exclusión del nuevo paraíso en el que la masculinidad, condenada al infierno de las culpas históricas, no tiene cabida.

Los hombres con los hombres, juntos; las mujeres con las mujeres, juntas. Aquello de “los chicos con las chicas deben estar”, de la canción de Los Bravos, vuelve a ser un imposible. De hecho ya se ha iniciado, al parecer, una red de bibliotecas sólo para mujeres. No les falta más que volver a separar el horario de las piscinas.

No sé si será por un efecto rebote frente a esa pueril culpabilización colectiva, o por la natural resistencia de los seres humanos libres a que les impongan cómo vivir, por lo que comienzo a detectar el renacimiento de una cierta conciencia de masculinidad, de un ‘re-conocimiento’ de los rasgos propios por parte de muchos hombres, precisamente de muchos de los que más habían luchado por esa igualdad. Algo que de momento no pasa del territorio de los chistes, creciente (como el de que habrá que hacerse musulmanes para sobrevivir), o de la vuelta a costumbres y aficiones durante muchos años silentes. Toda la vida luchando contra tus santos cojones hasta que te los tocan demasiado, especialidad de este PSOE, y saltas.

El caso es que, como en casi todo lo emprendido por el zapaterismo, por ignorancia, estupidez o maldad, lo único que están consiguiendo es dañar aquello que dicen defender. Eso sí, es su modo de conquistar y mantener una clientela: la promesa de la revancha sectaria, la explotación del resentimiento de los peores y las peoras. Retrocedemos hacia la caverna. Juntos y juntas, naturalmente.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído