La Hora de la Verdad

Miguel Ángel Malavia

Nerón vive en China y Diocleciano en la India

¿Quién ha dicho que Nerón ha muerto? ¿Cómo que Diocleciano ya no está entre los vivos? Si todo el mundo sabe que Nerón vive en China y Diocleciano en la India… ¿No ve la gente los telediarios ni lee los periódicos (a pesar de que ciertas noticias, como éstas, no ocupen el espacio que deberían tener)? Los que fueran azotes del cristianismo hoy muestran aún más odio al Crucificado y aplastan a sus discípulos del siglo XXI.

En una dantesca matanza, los católicos están siendo arrasados en la India. Monjas violadas, misioneros descuartizados, iglesias quemadas… ¿Y qué pasa aquí? Nada, absolutamente nada. Una protocolaria condena de las respectivas autoridades… y ya está. El mundo no se está escandalizando, mira para otro lado. Por supuesto que todos los días hay guerras, pero llama excesivamente la atención que el que un obispo sea multado por exceso de velocidad salga en las portadas de todos los diarios y aquí, ahora, mientras se está masacrando a los católicos en otro país aquí nadie se rasgue las vestiduras.

¿Y lo de China? Ya se han acabado los Juegos y ya vuelven a no importar el Tíbet, los cientos de miles de presos políticos y la situación nauseabunda de la Iglesia allí. ¿A nadie importa que los católicos estén allí bajo las catacumbas? ¿Cerramos los ojos otros cincuenta años ante el latrocinio realizado sobre una Iglesia clandestina? ¿Cuántos saben que el mismísimo día de la clausura de los Juegos fue arrestado un obispo chino mientras celebraba la eucaristía? ¿Recordamos a los obispos de los que no hemos vuelto a tener noticias, a los que seguramente han muerto después de años de ignominia en las cárceles chinas?

¿Y los católicos? ¿Qué hacemos los católicos? Hoy, en la misa de mi parroquia, a la hora de las peticiones, se ha pedido hasta por los turistas que han venido a España este verano. ¡¿Y los mártires?! ¿Los olvidamos ya? ¿Nos hemos enterado al menos del horror? El Papa ha pedido por el fin de la injusticia y la brutalidad. Pero no es suficiente. ¡Salgamos a la calle! ¡Seamos dos millones los que tomemos Colón! ¿No nos hemos manifestado por la familia? Pues ha llegado la hora de mostrar pasión arrebatadora a la hora de clamar por nuestra gente. No basta con sacar un comunicado. ¡Hay que gritar, rugir! ¡No podemos quedarnos de brazos cruzados! Están muriendo a machetazos misioneros que dieron su vida por servir a los más necesitados. ¿Y ahora nosotros les respondemos así? ¡No, no y no!

Movilicemos a los medios, a los gobiernos de todo el mundo, a los organismos internacionales, a quien sea. ¡Ya está bien de quedarse callados! ¡Podemos poner la otra mejilla las veces que haga falta… pero no dejar de clamar justicia!

¡Católicos del mundo, unios! Si no lo hacemos es que ya ni siquiera merecemos llamarnos seguidores de Cristo.

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA

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Autor

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

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