La Hora de la Verdad

Miguel Ángel Malavia

Un mismo respeto para las diferentes víctimas del terrorismo

Con motivo de las informaciones especiales (en prensa, radio y TV) que se ocuparon del quinto aniversario del once de marzo más triste, se apreció, una vez más, el diferente modo en que unos y otros medios tratan a las víctimas según sea su significación.

No hay nada nuevo bajo el sol. Algunos, con la Cope, El Mundo y Libertad Digital por bandera, siguen diciendo que están “con las víctimas” y que por eso mismo exigen que se siga buscando “la verdad de lo que ocurrió en el 11-M”. Están en su derecho de pedir lo que quieran, pero que no utilicen a “las víctimas”, en general, como si todas fueran y pensaran igual. Porque mienten. Muchas víctimas, integradas en diferentes colectivos (la AVT y la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M son las principales), sí consideran que aún queda mucho por saber de lo que pasó aquel maldito día en Madrid. Están en su perfecto derecho a ello y a mí me parece fantástico. Pero la realidad indica que la inmensa mayoría de los familiares de las víctimas de los atentados que pretendían derrumbar Atocha pertenecen a la Asociación 11-M Afectados del Terrorismo, presidida por Pilar Manjón. Y este grupo no soporta más “teoría de la conspiración”. Así de claro.

Tuve el inmenso orgullo, junto a varios compañeros de facultad, de cubrir todo el juicio del 11-M con el fin de ayudar a la asociación de Pilar Manjón y elaborar una serie de crónicas semanales (para la publicación en su página web) de lo que día a día pasaba en las sesiones de la Audiencia Nacional, en su sala junto a la Casa de Campo. Creo que es difícil que alguna vez vuelva a participar en algo tan importante y que me pueda implicar tanto emocionalmente. Nunca conté aquí lo que veía en cada detalle de lo que era un acontecimiento histórico (pues era consciente de si estaba allí era exclusivamente para echar una mano a quienes tanto habían sufrido, no para informar valiéndome de esa posición “privilegiada”, en la misma sala de vistas), pero hoy sólo quiero decir que al conocer a la gente, al ponerle cara, te es muy difícil opinar categóricamente ante ciertos temas.

¿Sabían Luis del Pino, Pedro J. Ramírez o Federico Jiménez Losantos qué suponía cuando se hablaba de “desenterrar los cuerpos de las víctimas para analizar los posibles restos de explosivos de sus cuerpos”? ¿Sabían lo que era oír y leer día sí y día también que el juicio en el que habían depositado toda su fe, por el que habían luchado hasta el límite porque tuviera lugar, era una “farsa”? ¿Saben lo que duele ver llorar a quien ha perdido un padre, un marido o un hermano por lo que dice un periodista al que sólo le importa su discurso político y su interés mediático?

Por favor, cuando hablemos de “las víctimas” del 11-M tengamos en cuenta que, desgraciada o afortunadamente, son diferentes y reclaman distintas acciones judiciales. Unas piden que “se siga buscando la verdad” y otras creen “la verdad de la sentencia del único juicio que ha habido”, aunque no están de acuerdo con muchas de las penas impuestas a los acusados, algunos declarados absueltos y otros con condenas menores. No cuesta tanto reflejar la realidad tal cual es. Realidad, repito, que indica que la mayoría de las víctimas pertenecen a la asociación presidida por Pilar Manjón.

Y lo mismo con las víctimas de ETA. Aquí son Mediapro (La Sexta y Público) y el Grupo Prisa (El País, la Ser y Cuatro) los que demonizan a la asociación mayoritaria, la AVT. Sobre todo cuando era presidida por Alcaraz. ¿Por qué? ¿Por pedir que “nunca se dialogue con ETA”? ¿Por haber tachado al Gobierno de Zapatero de “traidor” por hacerlo y negarlo tras la voladura de la T-4? Están en su perfecto derecho de denunciar lo que consideran un insulto. Como están en su derecho las víctimas de ETA que sí han apoyado el diálogo con la banda. Que también existen y sólo defienden lo que consideran justo. Por lo que no merecen que se las silencie o vilipendie desde la otra acera mediática.

No se trata de buenos y malos. No se trata de insistir en cuáles son más numéricamente. Sólo se trata de tratar a todas con respeto. Sólo se trata de contar la verdad tal cual sucede y no hablar de “las víctimas”, sino de “esta” y “esta asociación” piden A o B. Sin dividir y sin apropiación partidista. ¿No es esto el periodismo?

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA

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Autor

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

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