La Hora de la Verdad

Miguel Ángel Malavia

Los ángeles tocan el corazón de San Pedro

La segunda jornada de nuestra aventura comenzó a las seis de la mañana. Timbrazo del despertador, aseo rápido, desayuno express… ¡y a San Pedro! Allí, a las ocho y media, teníamos una cita muy especial: en la gruta vaticana, ante los restos de San Pedro y junto a las tumbas de míticos Papas como Juan Pablo I, Juan Pablo II, Pablo VI o Benedicto XV, celebramos la Eucaristía. Presidía la ceremonia, con gran privilegio por nuestra parte, Fernando Filloni, sustituto en la Secretaría de Estado y número 3 en la jerarquía eclesiástica.

En una bella homilía, monseñor Filloni recordó cómo conoció al Padre Ángel tras la guerra de Irak, cuando él era un enviado papal y se encontró con el fundador de Mensajeros de la Paz, “uno de los primeros en mostrar su solidaridad” con el pueblo irakí. Juntos, dijo, desarrollaron varios proyectos “para los niños y los más necesitados”. A continuación, animó a los presentes a, “en este lugar tan especial, renovar la fuerza de la fe junto a Pedro”. Recordando la decidida respuesta del apóstol –“Tú eres el Cristo”- a la pregunta por la que Jesús cuestionó a los discípulos sobre quién decía la gente que era, el número 3 vaticano pidió que “todos nos cuestionemos lo mismo y demos idéntico testimonio”.

Filloni concluyó su alocución pidiendo que “no sólo confesemos la fe, sino que la vivamos”. Para ello puso el ejemplo del amor, «un sentimiento que no hace falta definir si se tiene». «Profesando vuestra fe, hacéis un acto de amor a Cristo», concluyó.

El Padre Ángel (que concelebraba en la Misa), en las peticiones, añadió un plus de emotividad al dirigirse a Filloni en estos términos: «Gracias, gracias, gracias. Habla del amor. El amor también es usted».

Después, los chicos acudieron directos a contemplar la tumba de Juan Pablo II. El resto de la mañana discurrió en una visita guiada por la Basílica y por los Jardines Vaticanos. Un privilegio especial permitió que, acompañados por fray José Luis Martínez, hermano de San Juan de Dios que lleva quince años en Roma, pudiésemos contemplar hasta los espacios más recónditos –Lali, la guía que genialmente nos acompaña, dijo que en sus muchos años de trabajo con grupos, nunca había visto los Jardines de ese modo-. La anécdota de la mañana vino cuando Pedro, uno de los chicos, arrancó un puñado de flores y se las regaló a Bea, su monitora, con la sonrisa más pura que se pueda imaginar… y sin que nadie de seguridad le viera.

Aunque no fue menos especial el instante en que, en plena comida en un ristorante, se presentaron dos acordeonistas interpretando canciones españolísimas como el Porrompompero o el Viva España. Nines, una de las chicas más activas, no dudó en arrancarse por soleares y mostrarnos su arte como cantante y bailarina.

Ahora los ángeles duermen la siesta, en espera de tomar el Colosseo

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

Lo más leído