Dice el president de los culés, Joan Laporta, que “es muy triste que, con los años que hace que vive en el Estado español, Valdano aún no haya entendido esto”. ¿El qué hay que entender? ¿La constatación de una realidad basada en hechos…? Hace unas semanas Valdano dijo que el Madrid miraba de España hacia fuera y el Barça de Cataluña hacia dentro. ¿Es falso? ¿Es falso que el Real Madrid juega competición europea con la bandera de España en su pecho y el Barcelona lo hace con la senyera catalana? Me parece perfecto utilizar el estandarte autonómico en competición nacional. El Sevilla, por ejemplo, juega la Liga con la bandera andaluza. Pero cuando llega Europa, cuando los clubes representan a sus países, el Sevilla luce la rojigualda… ¿Hace eso el Barça? No, el Barça de Laporta, que es ‘més que un club’, opta por la reivindicación soberanista. Por decir que son un país propio, Cataluña, sin referirse a España. Es libre de hacerlo, pero que lo haga desde la coherencia. Porque, que yo sepa, el presidente del Barcelona es directivo de la Real Federación Española de Fútbol. Repito: española. Porque, que yo sepa, el Barcelona juega la Liga española de Fútbol. Repito: española.
¿Para cuándo, president, el paso coherente y valiente de promover una Liga catalana y abandonar la española? Si nadie les obliga a competir donde no quieren hacerlo… si esto es deporte… si esto es entretenimiento… si aquí no hay ningún Estado opresor que obligue a pegar patadas a un balón de fútbol en los campos de Galicia o Valencia… ¿Para cuándo? ¿Para cuando sea lo que siempre ha querido ser: candidato de ERC a la Generalitat? Está en su mano: pase a la historia y culmine su sueño. Los millones de aficionados al fútbol en España lo sentiríamos. Incluidos los madridistas, que siempre anhelamos las batallas con los culés; con el riesgo de perder, claro. Incluidos los cientos de miles de aficionados a su equipo repartidos por el resto de España que no es Cataluña y con los que jamás tiene un detalle.
Ya aburre la cantinela victimista de siempre. Ya hace mucho que se pasó aquello de que el Barça representaba la libertad mientras el Madrid encarnaba el franquismo. Entonces era un absurdo (¿cuántas Copas del Generalísimo ganó el Barcelona?), pero cuatro décadas más tarde… es sencillamente insostenible. Por mucho que se empeñen en que el Barça representa la idiosincrasia del pueblo Catalán. Puede ser, pero el Barça no es Cataluña, como el Madrid no es España.
Sin embargo, pese a la rutina en que ya se han convertido las diatribas laportistas, que se regodea liderando las manifestaciones independentistas por la Diada y defendiendo paletos referéndums como el de Arenys de Munt, lo que más indigna es su desconocimiento de lo que es Madrid. En dichas declaraciones, el presidente culé espetaba esto a Valdano: “Que compare Cataluña con la Comunidad de Madrid es que no ha entendido nada. Igual no es culpa de Valdano, igual es culpa de los que no quieren que sea así. Cataluña es una nación dentro del Estado español, y la Comunidad de Madrid es una distribución administrativa que marca la Constitución”.
Mire usted, si se excita pensando en los Països Catalans, allá con su imaginación. Pero Madrid, no se confunda, no es un simple conglomerado de edificios institucionales. Madrid no es una masa amorfa, sin alma, poseída por el vacío. Madrid, al igual que Cataluña, cuenta con una historia centenaria, con una tradición y cultura populares que jamás se perderán. Madrid es vida, pese a que no tenga lengua propia –más allá de la hablada por millones de ciudadanos vecinos, tanto en media Europa como en toda América–. Una cosa es que no consideremos que nuestro pequeño territorio es una nación, porque la vemos más allá de nuestras narices, y otra es que los que lo habitamos no lo sintamos como propio. No es costumbre por aquí, tiene razón, pero si para usted el amor a la tierra se demuestra con gritos entusiastas, pues aquí va el mío:
¡Viva la distribución administrativa de Madrid!
MIGUEL ÁNGEL MALAVIA