La Hora de la Verdad

Miguel Ángel Malavia

Zapatero gris oscuro (II)

Completo mi percepción de lo que, a mi juicio, ha sido el liderazgo de Zapatero en la última década en España con una conclusión muy clara: como presidente del Gobierno, ha sido el peor de la democracia. Una afirmación rotunda que, sin embargo, no me hace caer en el monocorde negro. Ha tenido muchos errores. Y también muchos aciertos.

Entre los aspectos más positivos, sin ninguna duda, el principal ha sido su apuesta por un nuevo modo de concebir la política. Con (sus) principios. Con (su) ideología. Sólo así se explica su salida convocando primarias; que su primera decisión fuera sacar a las tropas de Irak (algo que se puede discutir, pero que implicaba el cumplimiento de la palabra dada), o que ante las que eran sus primeras elecciones generales, en 2004, anunciara que sólo aceptaría conformar Gobierno si sacaba “al menos un voto más que el PP” (contradiciendo lo que ha hecho su partido en muchas autonomías, como en Galicia, Cataluña o Baleares).

En este sentido, las leyes contra la violencia de género, la de Igualdad o la de Dependencia, injustamente criticadas, han supuesto una clara intención de poner en la práctica derechos civiles. En cuanto a otras más polémicas, se pude criticar la carga revanchista y arcaica que pudiera tener la Ley de Memoria Histórica, pero veo muy justo que quienes tengan el cadáver de un familiar arrastrado en una cuneta, puedan enterrarlo. Y dignificarlo. Y llorarlo. Y quererlo en un punto concreto. Respecto a la del Matrimonio Homosexual, aunque veo que debía haber habido mayor consenso en la cuestión de la adopción o en la de si se llamaba o no matrimonio (aunque desde que se llama así el civil y no hay mayores pegas, poco más hay que decir), creo que ha obedecido al reconocimiento de una realidad: hay ciudadanos homosexuales y tienen derecho a firmar un contrato ante el Estado que garantice su situación. Muy diferente es la del Aborto: entiendo el argumento que dice que se da “libertad de elección a la madre”, pero pienso que lo que alberga en su seno es una vida y a ella, indefensa, no se la cuestiona por su opinión. Por lo tanto, es muy injusta. Va contra el más débil

Por cierto, muchos católicos han visto en estas dos últimas leyes (que, como la del Divorcio Exprés, afectan a toda la sociedad y no son específicamente eclesiales) un Gobierno “anticlerical”, retrotrayéndonos a «la persecución religiosa de la II República y la Guerra Civil”. Es injusto comparar situaciones. Ha habido muchos puntos de fricción (fundamentalmente en Educación), pero hoy las relaciones son de relativa normalidad y colaboración, como ha demostrado el acuerdo para la asignación a la Iglesia en la declaración de la Renta. Hay grupos y personas cercanas al (o en el) Gobierno marcadas por su odio a la Iglesia, pero “Zapatero pasará y la Iglesia no pasará”. Más o menos, todo sigue igual.

Otra “piedra de toque” ha sido la de su visión nacional. Me gusta el Zapatero que habla de crear una “España plural”, siéndolo así en cuanto más se potencie la capacidad de las autonomías. Pero creo que ha sido un irresponsable. Un país no puede serlo si no tiene criterios sólidos y globales en materias como Educación o Sanidad. Un país no puede serlo si se gobierna en autonomías con nacionalistas y se es más nacionalista que estos. El Estatuto de Cataluña, como el principal ejemplo de estos años, ha generado más desigualdades entre los españoles. Y no ha dejado contentos ni a gran parte de los catalanes más nacionalistas. Su juego de artificio con la definición de “nación” creará muchos problemas en el futuro. Ha abierto una brecha peligrosa.

Tema ETA. En esencia, creo que hecho lo mismo que el PP. En los inicios, apostó por el diálogo. Fracasó y optó por la mano dura. Con gran acierto: ETA está asfixiada, peor que nunca. Por muchas vueltas que se le dé, Aznar no sólo dialogó, sino que negoció. Hubo política. ¿O es que ya hemos olvidado la alusión al “movimiento de liberación nacional vasco” o el acercamiento de presos? Formalmente, Zapatero ha ido menos lejos. Aunque, como a Aznar, la publicación de las actas internas de ETA le han dejado en un muy mal lugar: se ha demostrado que mintió a los españoles. Como siempre ocurre, por otro lado, en un proceso de este tipo. Los gobernantes se valen de que los ciudadanos no conocen lo que se cuece en las cloacas de caminos de diálogo (o constatación, que dicen ellos) que buscan poner fin a situaciones de terrorismo. O en la propia diplomacia. Salvo que llegue un WikiLeaks y te deje con el culo al aire.

Respecto a la política exterior, por mucho que se diga que este Gobierno haya sido “amigo de los tiranos” Chávez o Castro, a la hora de la verdad, no veo en qué se ha traducido esa supuesta relación. España ha sido una comparsa europea, sin ningún papel protagonista verdadero. Con Aznar, gustaran o no sus amistades con Bush o Blair, España jugó un papel de primera línea en muchos frentes. Sobre todo en el europeo, donde éramos una pieza a tener en cuenta en el proceso de desarrollo de la Unión Europea. Zapatero no fue importante ni cuando fue presidente de turno de la UE. Su mérito más significativo fue la Alianza de las Civilizaciones (a mí sí me gusta ese principio del tan denostado “talante”), que impulsó junto a Turquía, pero hasta ahora ha quedado en una simple declaración de intenciones. Eso sí, en las guerras (porque son guerras) en las que nos ha metido, lo ha hecho cumpliendo todas las garantías de consenso de la comunidad internacional, sin aprovecharse de resoluciones de la ONU incompletas.

Concluyo con la economía. Un tema del que no conozca apenas nada. Pero sí me da para tener una intuición: Zapatero ha terminado haciendo justo lo que no quería hacer. Sus políticas sociales se han quedado en fuegos artificiales. Cuando llegó el tijeretazo, el primer jarrón que quitó de la estantería fue el de la igualdad. Deja una sociedad mucho más desequilibrada. Critica el capitalismo exacerbado, pero él lo dejó hacer en sus inicios. Y ahora lo aplica como receta. Para más INRI, impuesta desde fuera. Y encima fue ciego: tachó de “antipatriotas” a los que decían que había crisis. Hasta que él dijo la palabra en un programa. Ahí empezó la crisis en España. Sólo para Zapatero.

Salvo milagro de última hora, dejará un país peor que cuando llegó en muchas cosas y sólo mejor en algunas menos. Por eso, comparando con el Suárez tejedor de la democracia (y luego del desgobierno); el interino Calvo Sotelo que aportó tranquilidad en medio del caos; el Felipe González renovador, modernizador y, al final, marcado por la corrupción y el GAL, o el Aznar del milagro económico y la soberbia de la mayoría absoluta, Zapatero queda como el presidente que arruinó a un país y nos empequeñeció a los ojos del mundo.

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA

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Autor

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

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