Podría no ser tan apacible como esperamos

Longevidad: El doble filo del sueño de la inmortalidad

En viejo cuento popular europeo el protagonista tenía un saco en el que entraba todo aquello a lo que él se lo ordenara. Un día, ordenó a la muerte que se metiera allí y así libró al mundo de la parca. A los pocos años, cientos de achacosos ancianos se concentraron frente a su ventana para que liberara a la muerte y poder descansar.

La ciencia parece que ha tomado buena nota y los mejores investigadores en terapias contra el envejecimiento lo que persiguen no es el número ilimitado de años sino aumentar la esperanza de vida y, en el caso de llegar a los 120 años, lo hagamos en las mejores condiciones físicas posibles.

Con este planteamiento, Pere Puigdomènech en un artículo publicado en El Periódico de Catalunya  diserta sobre la inmortalidad, el límite de la vida y la medicina que nos espera.

Muchos de nosotros quisiéramos vivir muchos años y vivirlos bien. Somos conscientes de que en los últimos años la esperanza de vida ha aumentado. Por se investiga sobre cuánto podríamos vivir y cómo podemos conseguir vivir más años. Las conclusiones no lo dejan muy claro.

En el texto menciona esas investigaciones cuyo objetivo es amentar la esperanza y calidad de vida.

También hay gente que trabaja para curar enfermedades que nos acortan la vida y tenemos el paradigma de la medicina regenerativa, que algún día permitirá reparar tejidos y órganos que no funcionan bien. Sabemos que todo esto alarga la vida y nos preguntamos hasta cuándo. La respuesta de los 120 años es la más frecuente, posiblemente una respuesta aproximada, pero no muy basada en datos fuertes.

Es cierto eso que cuenta del límite exacto de la vida humana porque lo cierto es que los expertos no paran de moverlo hacia arriba, como ha sucedido tras la reciente publicación de un estudio en la revista Science.

Pero como dice Puigdoménech

En cien años la esperanza de vida se ha duplicado y parece que no hay una barrera fijada. De todos modos, no conocemos a mucha gente inmortal.

Lo que sí sabemos es arduo trabajo de investigadores, algunos de ellos españoles, como Juan Carlos Izpisúa y María Blasco que tratan desde hace décadas de encontrar respuestas a esas preguntas que todos nos hacemos. Ambos investigadores explicaron las conclusiones actuales de sus trabajos en la primera edición del Congreso Internacional de Longevidad y Criopreservación.

 

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