El Teatro Real acogió en su inauguración de temporada a decenas de personalidades pertenecientes a la política y cultura que allí se batieron en un ‘fashion-duelo’ -sin éxito- con la mujer del jefe del Estado español. Y digo sin éxito, porque bien es sabido que doña Letizia tiene marcada esta fecha en el calendario y piensa muy mucho su ‘puesta en escena’. Sabe que es la estrella de la gala y que nadie hacerle sombra.
Con vestido estilo blazer en color blanco de Lola Li, clutch en negro, brazaletes de Cartier y pendientes en forma de lágrima de la firma suiza De Grisogono, nuestra Reina acertó por completo.
Para los pies, escogió unos Manolo Blahnik con franjas de vinilo y destalonados.
Los zapatos -bastante sencillos y a la venta por 751 euros– hubieran pasado desapercibidos al ojo de los críticos y articulistas si no hubiera sido por un pequeño gran detalle: Carmen Alonso, la mujer del normalmente desatinado Jaime Peñafiel se presenció en el evento con los mismos.
Ironías de la vida. Quién les iba a decir a estas dos mujeres tan dispares que terminarían detentando tal sincronía.
El asunto tiene más gracia si cabe, por el hecho de que el periodista analiza, juzga y examina -sin exorbitante criterio- cada paso de doña Letizia. «Grosera» y «violenta» son solo algunos de los adjetivos que Peñafiel dedicó a la Reina la pasada semana en el ‘Todo Es Mentira’ (Cuatro).