Antes de convertirse en reina, Letizia Ortiz Rocasolano ejerció como periodista en diferentes medios de comunicación. Hasta pocos meses antes de contraer matrimonio con S.M Felipe VI, se mantuvo como presentadora del Telediario de Televisión Española, pero fue en Lo + Plus –durante diez años- donde alcanzó, junto a Máximo Pradera y Fernando Schwartz, la popularidad en el sector informativo (y fuera de él). El programa de televisión Matinal Cuatro/CNN+ también vio crecer profesionalmente a doña Letizia. Y fue precisamente allí, donde coincidió con Daniel Serrano.
Ahora, más de quince años después, el hermano del cantautor Ismael Serrano ha escrito ‘Cal viva’ -nombre que hace referencia a las palabras que Pablo Iglesias dedicó a Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados cuando dijo que había quienes «tienen las manos manchadas de cal viva», refiriéndose a los socialistas que tuvieron vínculos con el caso GAL-, una novela que se ha presentado el jueves 26 de septiembre de 2019 en el Circulo de Bellas Artes de Madrid y que ha contado con unos padrinos «de lujo» (Pablo Iglesias, Juan Luis Cebríán y Ana García-Siñeriz).
En este libro de ficción tiene su pequeña parcela la que, en su día, fuera compañera del autor: doña Letizia. De la mujer de nuestro Rey, Serrano afirma:
«Mientras la vida de nuestra generación sigue por determinados derroteros, ella permanece al margen, en un universo extraño, ajena a la crisis, la precariedad, las convulsiones de la política, y sin embargo, está constantemente acechada por turbulencias palaciegas».
El autor la esboza por las calles de Malasaña y de bares con sus amigas e, incluso, tomando algo con el Rey en La Bibicleta, una taberna de la Corredera baja de San Pablo:
«Habló como si disparara una metralleta, igual que si no hubieran pasado cien años desde que tomásemos café en la máquina del pasillo», comenta sobre ella otro de los personajes de la obra.
Y puestos a criticar, también juzga y condena a Letizia por convertirse en la esposa de Felipe de Borbón abandonando su faceta como «reportera locuaz que pretendía estar a la altura de sus ambiciones» y, concluye:
«Vaya sí lo hizo».
En el ejemplar, doña Letizia es dibujada verbalmente como «una figura sugerente» con destellos de resentimiento y desazón.