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Que nadie se llame a engaño: son más presumidos que un quinto mal hecho.
Puede parecer que no están tan presionados por ellos como las mujeres, pero sí, los hombres también están sujetos a cánones de belleza.
Ya en la antigüedad se consideraba hermoso que los hombres lucieran cuerpos apolíneos musculosos y rostros simétricos, al igual que sucede en la actualidad, pero esto no siempre ha sido así.
Los cánones de belleza, incluso en los hombres donde todo es mucho más constante, han cambiado de forma espectacular en un siglo.
Desde la década de 1920, los hombres debían derrochar elegancia refinada, un aspecto cuidado y una buena imagen, limpia y cuidada, lo era todo. Con los años 30 llegaron los bigotes y la distinción y con los 40’s el volumen en el flequillo al estilo pin-up.
Siguiendo a los 40’s, los 50’s trajeron los tupés y las melenas pobladas cobraban protagonismo. Pero no sería hasta llegados los 60’s, cuando el estilo hippie hizo acto de presencia.
Bigotes, barbas, perillas y melenas serían la tendencia de esa década y de la siguiente.
Ya en los 70’s comienza atisbarse un canon estético fruto de la publicidad: Cabellos rizados y redondeados, pelo en pecho y siluetas rectas y fibradas reinarán hasta el final de los 80’s.
Con los 90’s la moda cambió: fuera barbas, fuera cejas pobladas y ¡hola wavy bangs!
La primera década del nuevo milenio dio lugar a un nuevo prototipo de hombre ideal.
Con barba o sin ella, con tupé o rapado, lo importante era el cuerpo.
Aparece el primer supermodelo, Marcus Schenkenberg, y hombres como Brad Pitt y Mark Wahlberg se convierten en el referente estético.
La exposición del cuerpo que comenzó en los 90, tuvo su boom en los 2000 y, desde entonces, solo ha ido a más.
Nuevo milenio, nuevo hombre
Cuerpos hinchados por el ejercicio, depilados hasta el último centímetro y ungidos en aceite inundaron portadas, pasarelas, pantallas y, cada vez más, las calles.
Un hombre fuerte y robusto, de mirada intensa que con los años dio paso a una cara inocente y sonrisa perfecta. Eso sí, siempre buscando la proporción áurea y unos buenos abdominales.
Mandíbulas marcadas, rasgos prominentes, espaldas anchas y una melena poblada y brillante se han convertido en el máximo exponente de la masculinidad y, cómo no, del ‘hombre perfecto’.
Modelos, actores y futbolistas con barbas y tatuajes encarnan los cánones y Jon Kortajarena, Taylor Lautner, Chris Hemsworth o Jason Momoa son ejemplos de cómo el ideal de belleza clásica ha vuelto. ¿O nunca se fue?…
2020: La nueva masculinidad
Al igual que ha ocurrido con la feminidad, las fronteras de la masculinidad se disipan y, cada vez más, todo vale. Los cánones tradicionales de la masculinidad hetero están dando paso a otro tipo de concepción de lo que un hombre debe ser o parecer.
Hombres delgados, pálidos, con rasgos ‘femeninos’, incluso adolescentes, parecen empezar a llamar la atención de las mujeres.
Barbillas afiladas, ojos almendrados y mucho estilo.
Se impone una silueta ultra skinny que marca una nueva etapa estética para los hombres.
Tom Hiddleston, Timothée Chalamet, Cole Sprouse, Damiano David o Harry Styles encarnan la nueva masculinidad.
Un tipo de hombre más real, despojado de imposiciones masculinas y en el que el cuerpo pasa a un segundo plano, lo importante es la actitud.
El atractivo abandona el cuerpo y pasa a ser un estado, una personalidad, una forma de ser. Un nuevo arquetipo ‘cool’ encarnado en un peinado, un outfit o un maquillaje.
Porque sí, hombres hetero del mundo, ya no tenéis que temer a esta tendencia que aceptamos (y adoramos) en vosotros.
La cantidad de hombres jóvenes que comienzan a delinearse los ojos, pintarse las uñas y teñirse el pelo refleja un cambio y un deseo de manifestar su personalidad, al igual que hacemos las mujeres.
Cada vez está más aceptado deshacerse de estos estereotipos pasando incluso a admirarse y servir de inspiración para otros hombres.
¿Nos encanta?
Nos encanta.
La evolución de estos cánones no ha sido tan acentuada como la de los femeninos, sin embargo, con el paso del tiempo, los medios de comunicación masivos y la ayuda de la publicidad dirigida a los hombres, se ha visto potenciada. Un contenido publicitario y mediático que incita al cuidado facial y corporal mediante tintes, cremas, manicuras, etc.,
ha dado lugar a cambios estéticos y nuevas tendencias que se abren paso en la mentalidad de los hombres, desfasando mitos y prejuicios del pasado.
Hoy en día, la belleza masculina es un sector que cada vez cobra más importancia y aceptación y el canon de belleza por excelencia, no es uno, son muchos.
Modelos escultóricos, ‘fofisanos’ o siluetas ectomorfas, todos pueden ser ‘el hombre perfecto’.
Una cosa está clara: Ahora, lo importante es la actitud.